La eterna lucha interna del bien y el mal, o simplemente la teatralidad de un…
Alice Cooper- «Detroit Stories» (2021)
earMUSIC, 2021
Su voz y actitud como una marca registrada. Una identidad y personalidad fácilmente reconocible. Y es que el nuevo álbum de Alice Cooper, Detroit Stories, es todo lo que esperábamos de él. Sin riesgos ni experimentaciones, más bien una seguridad en repetir lo que mejor sabe hacer. Estamos frente a un rock limpio y estándar; de una calidad y producción nítida.
Es sorprendente que a sus 73 años Alice Cooper pueda seguir brindándonos obras de esta calidad. Más allá de los maquillajes en la producción, notamos que la calidad vocal sigue ahí. Una muestra de profesionalismo encomiable y que va más allá de los atributos propios de esta leyenda del rock, puesto que la calidad en los músicos que lo acompañan crean una cremosidad sonora agradable y de factura impecable. Un hard rock carismático, lleno de matices y capas sonoras que representan un desafío contemplativo para los oídos más atentos y melómanos.
Un primer single publicado hacia noviembre del año pasado nos daba una pincelada de la dirección de este nuevo álbum. Un homenaje a The Velvet Underground y su canción “Rock & Roll”, publicada a principios de los setentas, tiempos en los que Alice Cooper y Lou Reed comenzaron a coincidir en conversaciones e intercambios musicales y una incipiente amistad. La versión “Rock & Roll” de Cooper es más lenta y de atmósfera más densa que la original. Una tensión en los sonidos que subvierten la obra original, transformándolo en una solución química/sonora propia de Alice.
En este álbum se reconoce rápidamente un sonido setentero clásico, sin mayores pretensiones, pero de muy buena calidad. La presencia de “$1000 High Heel Shoes” como canción nos refleja esta idea. De atmósfera cálida y un final de canción en fade out nos deja la sensación de un Alice Cooper en una posición resuelta y una actitud simple, dirigida solo para pasarlo bien.
Aun así, la idea anterior contrasta cuando en la medianía del álbum nos encontramos con “I Hate You”. Una canción de dos minutos y medio, directa, pesada y cuyo ánimo equilibra la vibra anímica general del álbum. Un tema que junto a “Shut Up and Rock”, y “Go Man Go” le agregan al álbum el condimento y la dosis necesaria de riffs pesados para equilibrar en cierta medida un disco realmente largo en su duración. Una apuesta arriesgada para los tiempos que corren, para la dictadura de los “me gusta” en redes sociales y los singles publicados de tanto en tanto para mantener al público ansioso cautivo.
Ahora bien, destaca por sí sola la presencia de “Our Love Will Change The World”. Canción de supuesto mensaje esperanzador, pero que a través de las palabras y las melodías presentadas no es más que una irónica crítica y golpe al mentón a todas nuestras contradicciones y malas prácticas como humanidad. Un duro, ácido y honesto mensaje en una canción que se nos presenta con piel de oveja.
“Social Debris” es otro ápice destacable en este álbum. Una obra donde desborda el carisma tanto en sonidos como en la actitud de Alice Cooper. Una canción que según las mismas palabras del artista, es un homenaje no tan solo a su propia banda, sino que también a sus fans y al callejero ambiente de Detroit a mediados del siglo pasado. Ciudad que lo acogió y que pudo digerir los inicios de un artista con una puesta en escena perturbadora. Idea que Alice también quiso plasmar en “Detroit City 2021”, canción que bien podría aglutinar los sonidos del álbum debido a la teatralidad musical que se nos presenta, silencios que nos mantienen expectantes y solos de guitarra bailables.
Otro punto aparte que merece su propia mención es la setentera “Drunk And In Love”. Blues en su estado más puro. Una apuesta segura para los más nostálgicos y para aquellos que deseamos haber nacido en otra década. Y un punto alto a destacar sin dudas es el trabajo vocal. Aspecto sumamente cuidado a lo largo de todo el álbum. Aspecto que se complementa de forma orgánica con el resto de instrumentos, ya que a pesar de lo extenso que puede parecernos el álbum, es una obra muy cuidada en cuanto al brillo y armonía musical. Un sonido fiel a lo más puro del rock & roll, evocándonos imágenes del baúl de los setenta y sin pretensiones rebuscadas o maneras complicadas de hacer música. Alice Cooper no arriesga en esta pasada, sino más bien se preocupó de rocanrolear a la vieja usanza y entregarnos una dosis contundente de un sonido cálido y estándar.
Un disco de extensa duración donde Alice Cooper y compañía no se guardan nada. Como si una gran cantidad de material se hubiese fraguado a través de los años desde Paranormal (2017) e incluso dando la impresión de que quedaron algunas canciones fuera de esta entrega reciente. Un álbum que homenajea a la temprana escena callejera del Detroit de los setenta, pero que también transita entre un rock lúdico, bailable y pegajoso hacia canciones que abrazan sin pudor lo más clásico de aquello que llamamos rock.
Por Cristopher Andrade