Chelsea Grin en Club Blondie: Necesarios breakdowns
El cuarteto norteamericano de deathcore arrasó en su tercera visita a nuestro país
Fotografías por Jerrol Salas
En una nueva visita a este recóndito rincón del planeta, se presentó el grupo actualmente liderado por el bajista David Flinn ante un modesto pero frenético público, sumando al conjunto de eventos extremos del año un nuevo capítulo que rememorar. Ante la lamentable cancelación del festival CL.Rock que los tenía en su parrilla, y un rápido acomodo en la gira para no perder su agendada visita; los norteamericanos finalmente hicieron un recorrido por toda su discografía en un breve show de 50 minutos, pero con la potencia característica que ha vuelto al grupo un referente del deathcore internacional. La guitarra de 8 cuerdas y los breakdowns no se hicieron esperar: la tónica de la noche era llegar al suelo sin descanso con los headbangins más intensos que el público pudiese otorgar.
Invitados especiales en esta ocasión fueron los noruegos Swansong, grupo joven finlandés con una breve trayectoria que los mantiene en ascenso promocionando su disco debut «Awakening» publicado el año pasado. La vocalista Jemiina hizo gala de su potente voz gutural en un show de 25 minutos de duración, en donde presentaron algunas piezas importantes de su reciente catálogo como «Maiden of Death», «Frost of Winter» y «Furiosa». Esta última dedicada -según sus propias palabras- a todas las «mamasitas» presentes en el Club Blondie, a su modo como algo para seguir revindicando la presencia de mujeres dentro de los estilos más extremos de música.
A las 21.00 en punto Chelsea Grin sale a escena, con un Tom Barber ya completamente integrado a sus filas y con un inmediato fuego puesto a lo más intenso de su discografía. Clásicos no faltaron, ya que de su breve setlist canciones de su disco debut «Desolation of Eden» fue el más citado en la noche. Se percibía el cuidado del sonido y de la potencia en general, que estuvo a la altura siempre de la precisión que el estilo demanda sin perder peso ni tampoco energía. El nuevo baterista Josh Miller mostró todo su talento y el guitarrista Stephen Rutishauser hizo vibrar sus guitarras de rango extendido con demoledoras distorsiones.
«Hostage», «The ignis», «Bleeding Sun», «My Damnation», «Dead Rose» y «Cheyne Stokes», por nombrar algunas, mantuvieron el mosh pit y los saltos del público durante todo momento, no dando tregua ni muchas pausas entre canciones. La banda estaba complacida, quienes además se dedicaron a firmar autografos entre canciones y saludar al público al final del show. «Sonnet of the Wretched», «Sing of the Grave» y «Recreant» fueron los puntos más altos del show, dejando a su término al público con gusto a poco, pero a su vez satisfechos con necesarios breakdowns de un género que desde mediados del 2000 – y con todas sus vicisitudes- se resiste a perder vigencia.