Warner Music UK, 2021 Cuando Royal Blood lanzó su álbum debut en 2014, la prensa los elevó…
Cleopatrick- «Bummer» (2021)
28:47, 2021
Los dúos rockeros mas de algo han dejado en la historia en las últimas décadas: desde el combo garage revival totalmente abrasivo de Jack/Meg White en los fabulosos White Stripes, pasando por esa gran etapa de los de Akron, Ohio, The Black Keys a la inventiva neo/alternativa rockera de los ingleses de Royal Blood o yendo un poco más radical con Zeal & Ardor desde su vereda blues espiritual con metal que han demostrado que de las extrañas fusiones salen grandes cosas. Todos han aportado entregas y discos más que interesantes. ¿Podriamos hablar que Cleopatrick lo hará y quedará con su nombre marcado a fuego en esta historia de grandes dúos? Ian Fraser y Luke Gruntz al parecer quieren recobrar todos los valores del rock como un asunto orgánico y estridente, muy punk cuando quieren, sin quitar las melodías; esa es la misión de los canadienses que parece ser celebrada en este primer LP, que precede a una seguidilla de sencillos y dos interesantes EP’s («The Boys», 2018 y «14», 2016) lanzados en los últimos años donde ya avisaban presencia y que confirma que ahora la cosa va en serio. Con acento en el ruido, la pasión y entrega.
Con todos los temas estilizados en mayúscula (tónica que se ha estado dando cada vez más en la música) VICTORIA PARK comienza con mucha confusión, ya que los riffs distorsionados de la banda chocan entre sí y producen algo de punk maníaco y es una constante que podemos escuchar en muchos trazos del disco, pero lo interesante es que a veces se desdoblan un poco, hay una actitud, una dirección hacía la catarsis, pero también los rapeos y la escuela de MC’s que proyectan hacen que este disco al mismo tiempo sea un buen disco de rap cuando se lo propone. Lo maravilloso es que suena a un rap sucio y garagiento y a veces muy ensordecedor dentro de la propuesta. Muy disonante.
«Queremos que nuestra música se sienta tan grande como el hip-hop en el club: grandes subwoofers y tambores y voces fuertes desde el principio», enfatizaba Gruntz en un comunicado de prensa. “Pero líricamente, queremos cantar canciones con las que todos en la multitud se sientan cómodos cantando. Hay una fórmula [histórica] para la música rock en la que la gente canta sobre drogas, alcohol y sexo, y es tan jodidamente falso».
THE DRAKE, brilla por una guitarra y una canción que deja en claro que la banda, el vocalista / guitarrista Luke Gruntz y el baterista Ian Fraser, no están interesados en la sutileza. FAMILY VAN, aunque sigue siendo increíblemente optimista, se siente un poco más pensada y no tan directa, pero a medida que las canciones aplastantemente ruidosas siguen saliendo, notamos que hay dejos de melodía de sonar amigable, como en GOOD GRIEF, pero no, a veces el caos se une cómodamente al molde del paquete de canciones y en WHY JULY tenemos otro gran caso donde la intensidad te puede llegar a volar la cabeza.
NO SWEAT es tan genial que es casi indiferente, hasta que el coro estalla en el característico fuzz lo-fi y la distorsión angustiosa de la banda. El gancho en la pista final, GREAT LAKES, repite la fórmula una última vez, construyendo intensidad y atmósfera que se arrastra hasta que inevitablemente se rompe, antes de que la banda haga una salida abrupta, porque lo que si les encanta es generar tensión y momentos desconcertantes.
BUMMER es un disco que se esfuerza por recobrar la vitalidad y la fuerza del rock crudo y lo logra sin sonar forzado, es cosa de ver algunos de sus videos tocando ahí, en el escenario reducido, minimalista, en la cancha, en clubes chicos estrechos con su público o en sesiones donde demuestran su ímpetu instrumental, verdadero y animal. Por otra parte, el dúo recobra con buenas melodías y estridencia a ratos esa ala más rockera que pudieron haber dejado sus símiles Royal Blood en sus primeros discos y eso es algo que de todas maneras se agradece y reconforta.
Por Patricio Avendaño R.