Distancia: La fuerza del caos y la claridad de lo irracional

Distancia: La fuerza del caos y la claridad de lo irracional

Fotos por Cristián Calderón.

Distancia es un nombre que está marcado a fuego en la historia de la escena local. Formados a finales de los noventa, la banda es parte de una generación que replanteó los discursos y las formas del movimiento hardcore punk, aventurándose en explorar nuevos recursos sonoros que fuesen frescos, directos y en mayor sintonía con sus tiempos. Su música es visceral y refleja plenamente el mensaje que le acompaña. Sus letras son existenciales, abrasivas y nihilistas, siendo un profundo ejercicio de observación crítica a la especie humana, su comportamiento, sus sombras y su historia. Frente a esta auténtica capacidad para despertar emociones intensas, es que el retorno de Distancia se vislumbraba como una manera catártica de cerrar el año.

La antesala de este reencuentro estuvo acompañada por dos grandes proyectos. Cumpliendo con el horario esperado, Punto de Inflexión presentó parte de un catálogo que hace eco y  sintoniza con la propuesta de los anfitriones. En un show potente y cohesionado, el cuarteto abrió con su clásico “La razón de la violencia” e incluyó en el setlist otros cortes como “Dios no ha muerto (porque nunca existió)”, “Destino” o “Contranatura”. Mientras que por otro lado, Miserere entregó un show certero y poderoso. La banda argentina se encuentra en una pequeña gira por el país, donde han demostrado la gran calidad de su repertorio. Con una efectiva conexión con el público y un sonido que recoge tanto del beatdown como del death metal, los de Buenos Aires removieron al público y animaron el pit.

Respondiendo a las expectativas y las ansias acumuladas, lo de Distancia fue una verdadera performance de rabia, donde el compromiso, el entusiasmo y las ganas de estar ahí se hicieron evidentes tanto sobre como bajo el escenario. La  banda interpretó íntegramente su catálogo, ofreciendo un repaso en orden cronológico por todo el repertorio, siendo una ocasión para que aquellos antiguos fanáticos revivieran recuerdos pasados, mientras que quienes les veían por primera vez, experimentaran en carne la furia de las canciones.

La emoción de los músicos por concretar esta vuelta a los escenarios fue igualmente recibida por el cariño del público, quienes acompañaron cada grito y se comprometieron con cada canción. Lo que logra Distancia es bastante especial. Los tópicos y cuestionamientos son similares a los que desarrolla cualquier agrupación de punk, sin embargo, no cualquiera convoca de tal manera y transforma el odio en una herramienta de conexión. Un sentimiento colectivo que muta en euforia y una manera muy especial de alegría. Así se demostró en grandes e intensos momentos, como el recitado visceral en el preámbulo de “La honestidad del cancerbero” o el cierre explosivo con “Rituales nihilistas en la hora del desayuno”, que mostró a una banda exhausta en agradecimiento por toda la entrega en un show irrepetible.

Son diez años los que pasaron desde la última presentación en vivo de Distancia. El tiempo ha pasado para todos quienes estuvieron presentes este 28 de diciembre en Espacio del Ángel, o incluso muchos eran pequeños o desconocían a la banda por aquel entonces. Pero hay algo cierto, la visceralidad de sus canciones se mantiene intacta. Las reflexiones, directamente misántropas, logran desatar un caos incontenible, primitivo y que combustiona el espíritu. Una experiencia auténtica que nos remueve brevemente de la fría realidad.

Javier Perez

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