Opeth – «The Last Will and Testament»: Una dosis justa y necesaria de drama
La catorceaba placa de los suecos se consagra como un imprescindible del 2024
Mikael Akerfeldt, en sus caprichosas y asertivas vueltas musicales, quiso en esta ocasión volver a retomar varios elementos dejados de lado dentro del histórico repertorio que tiene a Opeth en el nicho de los artistas de progresivo más distintivos de la actualidad. Una historia conceptual basada en el linaje y los problemas de herencia -tomada de la aclamada serie Sucession (2018-2023)-, el retorno de los guturales más algunas participaciones extras de lujo, traen como resultado «The Last Will And Testament», un relato sonoro y cinematográfico con interesantes texturas que busca mostrar al quinteto sueco como un libro abierto. Hay que advertir, obviamente, que quienes buscan los icónicos pasajes más crudos del viejo Opeth o de Bloodbath no lo encontrarán aquí. El disco suena como lo que viene haciendo el grupo desde el lanzamiento de «Heritage» el 2011, con los recursos mencionados anteriormente en la dosis justa.
El álbum consta de 8 canciones, de las cuales las primeras 7 están divididas como párrafos del testamento de un patriarca de familia que en el lecho de muerte revela varios secretos familiares importantes en el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial. Falsos herederos, triángulos amorosos, problemas de sangre y enfermedad, son algunos de los temas que son tocados en la narrativa del disco, que cuenta en algunos segmentos con la participación de Ian Anderson como flautista y narrador. La ejecución instrumental es en general impecable, y la inclusión del baterista Waltteri Väyrinen se siente natural en todo momento. El disco parte inmediatamente arriba con el «párrafo 1», enérgico y con varios matices: la historia arranca con un resentido patriarca dirigiéndose a sus sucesores, a quienes desprecia por su comportamiento.
En el «párrafo 2» el vocalista Joey Tempest de Europe participa como invitado en un segmento relevante de la historia: la llegada de una niña enferma con poliomielitis, hija ilegítima de la criada con el patriarca que es criada por la madre del hogar como si fuese suya, sin saber nunca sobre este secreto. Desde aquí los arreglos de cuerdas y de teclados destacan el desempeño de Joakim Svalberg en la paleta de matices del relato. El «párrafo 3» sigue en ascenso con la tensión que las primeras dos canciones han ido alimentando, y las consecuencias que tiene la ambición y el ascenso por los bienes de la familia por parte de la criada. Martin Méndez destaca en esta canción con un sonido de bajo que guia todo el clamor de una potente decepción amorosa.
El «párrafo 4» es posiblemente la canción más tétrica del disco, que hace también una importante develación a la trama: los gemelos criados como los supuestos hijos herederos del jefe de familia nunca lo fueron. La madre no podía concevir con él, por lo que fue a probar suerte con un «don nadie» para fingir mantener el legado. El resentimiento se percibe en esta pieza, acompañado de pasajes de flautas de Anderson que apoyan la asimilación de este nuevo turbulento secreto hecho luz. El «párrafo 5» se ha ganado el lugar de los fanáticos como un favorito del album, debido principalmente a que es la canción con más recursos y cambios de matices a ofrecer. Segmentos pesados y ritmos orientales como los de la clásica «Closure» se muestran haciendo gala además del desplante vocal de Akerfeldt. Aquí la hija es reconocida como la única heredera legítima de las riquezas.
El «Párrafo 6″ busca instalar una redención en el patriarca dejando instrucciones a su única heredera: eliminar el mal y la contaminación de su linaje. Musicalmente es un tránsito al climax de la historia, un intento de cerrar la tensión mantenida hasta ahora con nuevos aires y proyecciones, siendo un tema que posiblemente funcione bien en vivo. El «Párrafo 7» intenta no dejar desamparados a los gemelos devastados por no poseer la sangre del cabeza de familia: hay herencias que no son solo materiales, sino también emocionales. Con sobriedad y dureza, el marco sonoro de este último texto viene a concluir la lectura del testamento, haciendo la última voluntad del patriarca el cierre de estas oscuras confesiones. Pero el disco no termina aquí: «A Story never told» es una emotiva balada, cuyos pasajes vuelcan por completo el iluso control que creía tener nuestro protagonista: la hija ya viviendo en las comodidades y las riquezas, también nunca fue una cosanguínea, ya que el patriarca no solamente poseía esterilidad con su desdichada esposa. Acompañado por los también protagonistas de esta dramática historia, las guitarras de Mikael y Fedrik Akkeson, llevan al ocaso del conservadurismo de la familia con intensos solos de guitarra, siendo que el linaje y los conflictos de intereses siempre fueron en última instancia la mentira de la trama. Hay tradiciones y visiones patriarcales que deben caer, y sin duda una dosis justa y necesaria de drama permite cambiar las cosas.