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Rammstein-«Zeit» (2022)
Universal Music, 2022
2022 nos ha dejado algunos grandes discos (o al menos con mucha inspiración y síntomas de catarsis) en lo que va ya casi su primera mitad. El porqué está claro: recién el mundo comienza a asomar de una pandemia que nos tuvo restringidos física y emocionalmente. El caso de Rammstein es uno más de una larga lista, y aunque siempre pensemos que «sabemos a lo que vamos» con un álbum de los alemanes, «Zeit» tiene sus connotaciones especiales debido a la época en que fue creado. («Nos dirigimos hacia el final / Sin prisas, solo avanzando / El infinito llama a la orilla») dice solo el tema principal.
Inevitablemente el álbum aún presenta la vibra de metal industrial característica y potente, pero también es en gran medida un reflejo de las reflexiones del grupo en este peróodo de tiempo. De hecho, Zeit en alemán significa «tiempo», y Till Lindemann emite una reflexión catártica sobre el período de la pandemia, utilizando el concepto como un corredor a lo largo del álbum para vincular cómo el aislamiento nos afecta mental, emocional y físicamente.
Los momentos dramáticos aparecen en varias partes. Las guitarras y esos riffs característicos del metal industrial que tan bien ayudaron a forjar a través de su historia también. Como así también inspiradas y aletargadas secuencias en que Till Lindemann afloja y enriquece el álbum gracias a su portentosa voz. Incluso en la tristeza, el drama no es algo que Rammstein evite, y seguramente nos lo recordarán desde el principio con «Armee Der Tristan» («Ejército de lo lúgubre»), con un synth pop ochentero y un riff simple pero resoplando siempre marchando con las letras de Lindemann que disfrutan solemnemente de la apatía ir al frente, en combate con la idea de tambalearse por la vida. Tal espectáculo oscuro se vuelve aún más depresivo con la introducción de la canción que da título al álbum, que va desde un piano lento hasta un tono de himno de rock hasta que vuelve a su cauce nuevamente. Poner estas dos canciones al principio no es para nada azaroso. Es el sentimiento principal de esta nueva producción.
Pero Rammstein ciertamente sabe cómo llevar un estado de ánimo a otro, como lo hacen en «Schwarz», que sirve como una oda a la noche, y como una hermosa presencia femenina que sostiene muchas cosas cerca de su pecho y, probablemente para sorpresa de nadie, no es la única referencia de senos en el disco. «Dicke Titten» (que llegó con un lúdico video) es el otro tema donde el divertimento y la parodia hacen mella en un álbum que tiende a contrastar, pero nunca del todo. Hay un cariz de refugio en él, más que de regocijo. Mientras que «OK» con su ritmo juguetón condena el sexo sin protección: literalmente significa “Ohne Kondom” o “Sin condón”, latigazos electrónicos junto con riffs bien moldeados engalanan «Giftig». Rammstein también aborda la tensión y la incomodidad del tipo de dinámica familiar abusiva e incestuosa de la poderosa balada de «Meine Trönen», por su lado «Zick Zack» despliega ritmos disco entre los riffs pesados para su crítica irónica de la cirugía plástica y la obsesión de las celebridades con la eterna juventud. «Adieu», completa el sentimentalismo de todo al tocar el último adiós de la muerte, mientras un piano frío suena hasta el final.
Los alemanes nos dejan su marca nuevamente, su firma. Si bien el disco homónimo fue un gran regreso, con canciones que aún resuenan fuerte, las circunstancias que moldearon este disco hablan de un momento, de muchas reflexiones que tienen también que ver de cómo los germanos lidian con el hecho consumado y sentido puro del envejecimiento. Aún así Rammstein en «Zeit» vuelven a dejar su sólido sello, algo que nadie les podrá quitar, seguramente, hasta el final de su carrera.