Under the Influence, o cómo se hizo el eterno Keith Richards
Justo cuando se confirmó la venida a Chile de los Rolling Stones, queremos comentar el último documental sobre uno de sus guitarristas: el «inmortal» Keith Richards. Netflix y el oscarizado Morgan Neville nos muestran entrevistas e imágenes genuinas sobre las raíces que formaron a este genio del rock, pero que en la repasada final dejan un sabor en boca a chiste repetido.
¿Ya se ha dicho todo sobre Keith Richards? ¿Ya lo hemos visto tantas veces y hemos sabido tanto de él que ya ninguna propuesta es sorprendente? Veinte años después de sus primeros dos álbumes, Richards compartió con Netflix los sonidos y las influencias que lo han convertido en uno de los músicos más respetados de la historia del rock. La mejor campaña de promoción para su nuevo disco fue lanzarlo el mismo día que este documental se estrenó en Netflix, y vaya que fue buen punto pues la gente iba a comentar más la cinta que el propio álbum. «Crosseyed Heart» es el nuevo trabajo solista del guitarrista, y en «Under the Influence» se hace un recorrido por la creación de su música en este disco, mostrando sus habilidades como compositor, guitarrista y artista pero haciendo paradas importantes en la vida misma, en la reflexión de haber llegado hasta este punto de la vida.
En este documental no hay un juicio a su obra musical, la propuesta de Netflix sobre Keith Richards empieza y termina con el tema de la vejez. El inicio y la conclusión de este film, dirigido por Morgan Neville, es lograr plasmar algunas palabras del ícono sobre el hecho de envejecer, junto con ayudar a responder la gran pregunta: ¿Cómo lo hizo para llegar a esta edad con lucidez, con creatividad y energía, habiendo sido parte de la trinchera avasalladora de aquel fenómeno musical llamado Rolling Stones?
Visualmente, el film exagera con el plano recurrente de espaldas, caminando en un campo o en una calle de la ciudad. Ese plano se interpreta como un deseo del guitarrista de seguir adelante, dejando atrás los excesos propios de la vida del rockero, excesos que ni por un minuto son protagonistas del guion. Deja claro que su vida es el rock and roll (lo diferencia del rock) y el blues; su casa es el estudio de grabación y el escenario, no los hoteles destruidos o la droga. El mito del Keith Richards desbordado puede ser real, pero eso queda fuera de este documental, para eso está su autobiografía (“Life”); el documental se torna interesante y llamativo cuando se enfoca en las influencias que lo marcaron musicalmente y habla de Muddy Waters, Chuck Berry, Buddy Holly, Mozart, el reggae y, aunque no se crea, Mick Jagger; también se muestran las ciudades que lo nutrieron, en una estructura muy parecida a la que vimos en la serie «Sonic Highways» del líder de Foo Fighters. Existen imágenes de grabaciones con los Rolling Stones pero la banda no es el motivo de este trabajo, lo que es una gran idea pues ya hay un par de documentales sobre la banda inglesa, y algunos bastante malos, como el de Martin Scorsese por ejemplo.
Si usted es un fan devoto de los Stones y quiere ver detalles de la relación de Keith con sus compañeros de banda «Under the Influence» no es la opción, aunque nos deja con muchas ganas cuando menciona que sí estuvo a punto de «estallar la tercera guerra mundial», entre ellos en los años ’85 y ’89.
Morgan Neville, director de «A 20 pasos de la fama», ya es experto en lograr comunicarse con un artista hasta mostrarlo en su intimidad; en su detalle. Este es un verdadero retrato del guitarrista, que con su inevitable carisma (al contrario que el biopic de Hank Williams) le da fuerza al cauce narrativo mientras el director va pintando el lienzo del personaje, enfatizando de a poco a la persona. Además, la relación de la película con la música es poderosa, reveladora.
El testimonio de su amigo Tom Waits, los encuentros con viejos camaradas y sus propias reflexiones sobre cómo ha llegado hasta dónde está no son más sobresalientes que algunos pasajes de archivo, los que son un verdadero deleite para la vista y los oídos: el metraje inédito de la grabación de «Street Fighting Man» (similar a la película que Godard filmó con los Stones) o los momentos en que Richards compartió escenario con sus ídolos Chuck Berry (y la tensa discusión que tuvieron), Muddy Waters o Howlin’ Wolf son los mejores momentos, los más logrados y los que generan una verdadera emoción.
«Under the Influence» podría convertirse en un hito dentro de los «rockumentales» pero hay que tenerle paciencia; hay mucha narración y poco rocanroleo; sí deja muy buenas frases como: “la imagen que uno lleva no desaparece, es como una bola con una cadena atada al pie”, reflexiona en algún momento con cierta amargura.
Parece inevitable querer ver imágenes de ese Keith desenfrenado, atrapado por su destino de estrella de rock, pero la película decepciona a los espectadores si lo que quieren ver son historias de orgías; acá Netflix nos muestra a la vieja estrella que hoy sigue con los laureles más vivos que nunca, junto a sus amigos de la vida, iniciando pronto una nueva gira mundial, como si el tiempo no se detuviera para ellos. Dejando de lado a la «estrella» y enfocándose en el «viejo» que aún tiene ganas de tocar y crear «Under the Influence» es una buena expresión narrativa, tiene tonos de homenaje, con una fantástica colección de imágenes sesenteras y setenteras y agilidad propia.
Hay que ser muy creativo visualmente para entregar una propuesta sobre una figura como ésta, porque en varios pasajes quedó la sensación de que todo esto ya lo sabíamos o ya lo habíamos visto antes, claro que sí! a estas alturas la historia del viejo Keith ya está contada.