Segunda parte de esta magna y nostálgica selección. Acá, los 12 discos que complementan nuestra…
25 discazos que cumplen 25 años: Los mejores discos de 1996 (Primera Parte)
Como toda la década de los 90, 1996 sería esencial en el desarrollo de la música popular, y más aún en cuanto a rock y metal. Eran años de furor del rock alternativo, que iba in crescendo cada vez más, y del metal que tuvo bastante qué decir con sólidos lanzamientos que afianzaron carreras. Y si bien la fiebre del grunge estaba amainando debido a la muerte de Cobain y la sobreexposición del estilo, algunos de sus protagonistas vieron evolucionar sus sonidos con interesantes lanzamientos.
Sin orden de mayor a menor, ni de tops, en una difícil tarea de selección destacamos 25 álbumes de aquel incombustible 1996, que discográficamente fue uno de los años más sólidos de la década.
Va en dos tandas, la primera de 13 y la segunda de 12 discos. Acá la primera:
Una de las obras clave del metal alternativo de los noventa. Tool sobrepasaba lo autoimpuesto con creces, con un disco pesadísimo y experimental, con matices progresivos poco antes vistos y un concepto rico en estructura, con mucha crítica social y política, muy inmersa en su país y en el estado de California, principalmente. Visualmente, llegó con una extraordinaria ilusión oscura, casi extraterrestre y con sendas propuestas audiovisuales para ‘Stinkfist’ y ‘Aenima’, que nos mostraban un paso adelante en cuanto a la factura de videoclips. Una obra maestra desde muchas perspectivas.
El fenómeno de ‘Loser’ quedaba un tanto atrás algunos meses ya salido este disco. Beck demostró que dejó de ser el chico del «one hit wonder» para mostrarnos una placa llena de ingenio, donde el hip-hop, el soul, el folk y la electrónica, se conjugaron de una sabia manera para dejarnos grandes cosas como ‘Where It’s At’, ‘The New Pollution’ o ‘Devil’s Haircut’. Un Grammy por álbum del año se llevó, y bastante merecido.
1996 marcaba una gran época para Los Tres, luego de haber lanzado el esencial La Espada y la pared. En una época donde la cadena MTV se lucía con sus grandes programas y con las bandas a realizar los desenchufados, no pudo haber acertado mejor al invitar a los de Concepción, que dejaron un registro histórico, lleno de buenas versiones, cuecas inolvidables y momentos para atesorar. Quizás, es el gran disco unplugged chileno de todos los tiempos y gran orgullo nacional.
Like Gods on the Sun
My Dying Bride
Los ingleses doom metal, My Dying Bride, sacaron un disco devastador ese año. Y desde todo punto de vista: letras desgarradoras, donde el sufrimiento depresivo y la rabia se unían junto a bellísimas melodías; y riffs poderosísimos. Un esencial del doom mundial y de la banda de Staffordshire.
Down on the Upside
Soundgarden
Qué tremenda placa de Soundgarden. Como si no nos hubiesen dejado discos maravillosos como Badmotorfinger o Superunknown, los de Seattle nos entregaron una placa contundente, llena de los matices con que sabían enamorar. Mucho power, vetas experimentales y baladas increíbles como ‘Burden in My Hand’ y ‘Blow Up the Outside World’, las furiosas ‘Ty Cobb’ y ‘No Attention’, y muchas más. Fueron grandiosos 16 tracks y, lamentablemente, fue el disco de su primera despedida.
El metal gótico, el doom y el pop nunca convivieron mejor que con esta gran joya de TON. Como era la tendencia, la muerte corría como cuchillo abriendo heridas durante todo el disco. Grandiosas canciones e inolvidables clásicos salieron de acá, como ‘My Girlfriend’s Girlfriend’, ‘Love You to Death’ y el tremendo cover de Neil Young, ‘Cinnamon Girl’. Una oscura y vampírica belleza de álbum.
The Great Southern Trendkill
Pantera
Pantera ya había demostrado lo gigantescos que eran, y este disco llegó en el epítome de su arrolladora carrera. Quizás no marcó tanto como los increíbles Vulgar Display of Power o Cowboys from Hell, pero de todas maneras, contó con la potencia abrumadora de la banda y los divinos riffs y solos de guitarra de Dimebag Darrell. ‘Floods’ y ‘Suicide Note’ fueron temas increíbles, sin contar el single ‘Drag the Waters’ o la inmensa y explosiva canción que titula al disco. La mordida de la serpiente del metal sureña atacaba otra vez.
Pese a que este álbum estuvo marcado por la tragedia (la muerte de su vocalista y guitarrista, Bradley Nowell), terminó convirtiéndose en uno de los mejores del año. Y de la banda. Una cantidad de ritmo y sangre fueron puestos en él, como homenaje a su ex-compañero. Dubstep, reggae, ska y mucha pasión playera hicieron grande a este discazo noventero.
Evil Empire
Rage Against the Machine
La segunda bomba cargada de letras de rechazo rotundo al imperialismo estadounidense, actitud incendiaria, revolución y mucha sangre. Eran años de defensa al pueblo mexicano y sobre todo hacia el conflicto zapatista, que se concentró en temazos devastadores como los singles ‘People of the Sun’ y ‘Bulls on Parade’, y otras grandiosas canciones llenas de furia como ‘Vietnow’, ‘Tire Me’, ‘The Year of tha Boomerang’ y más.
El cuestionado Load, en su momento, impactó debido al cambio de look y giro musical de Metallica, pero ha sabido envejecer bien. Muy buenas canciones -bastante inspiradas- salieron de él, como ‘Until It Sleeps’, ‘Hero of the Day’, ‘Mama Said’, como también riffs contundentes como ‘King Nothing’ o ‘2×4’. Vino acompañado de un buen arte visual, una cara nueva, demasiado cuestionada, a decir verdad, en desmedro de lo que pudieron ofrecer musicalmente.
Después de dos grandes discos como su grandilocuente debut Ten y el gran Vs., Pearl Jam tenía más por mostrar. La banda ícono grunge empezaba a bajar los decibeles en pos de mostrar una propuesta más novedosa. Acá, las influencias clásicas jugaron a favor más que nunca, en algo que iba a decantar en sus discos venideros.
¿Quién mató a Gaete?
Mauricio Redolés
Es un clásico de la música criolla y uno de los más grandes de Chile. La fórmula que ocupó Mauricio Redolés de folclor, poesía popular, mucha protesta, espíritu punk rock y una cosa hasta teatral, hizo de éste uno de los más singulares de nuestro país. Es sorprendente la cantidad de estilos que mezcló acá el maestro, dejando un par de clásicos inolvidables como ‘Eh, rica’ y ‘¿Quién mató a Gaete?’, aunque el disco es mucho más que eso.
Grunge para sibaritas. El último disco de Screaming Trees es una despedida del porte de su trayectoria. El resumen de todo su camino, con la mejor lucidez posible y el espíritu desdeñoso del siempre intratable Mark Lanegan. Con la guitarra como máximo protagonista, el disco exuda garra noventera. ‘Halo of Ashes’, ‘All I Know’ y ‘Witness’ son ejemplos de ello. Un factor clave es la inclusión del hijo prodigo del stoner, Josh Homme, que le dio más potencia a la banda, al igual que el apoyo de Mike McCready en ‘Dying Days’. Dust es la única conclusión posible para un grupo subvalorado que, sin duda, hay que seguir reivindicando.