20 discazos que cumplen 20 años: nuestros discos favoritos de 1994 (Primera Parte)
Un Año totalmente decidor en cuanto a discos de rock se refiere, uno más de los productivos 90’s a decir verdad, donde se concentraron grandes lanzamientos que seguían marcando pauta al recambio generacional de todo un sonido. Ya bastante lejos había quedado la era del glam y el gobierno del hard rock en las listas, gestándose así una monarquía prácticamente absoluta del rock alternativo, el “grunge” u otros estilos que se conjugaban y fusionaban de forma muy interesante. Sin embargo, fue el mismo año en que murió Kurt Cobain, y junto con él se empezaban a apagar las luces de todo un movimiento. Fue la época dorada de muchas bandas imprescindibles al momento de hacer recuentos de importancia, y que gozaban de sus mejores momentos, y que además a este año le debieron el pináculo de su carrera.
Acá van nuestros diez primeros favoritos de una lista de 20, no quisimos enumerarlos a modo de ranking, ya que tanto para nosotros mismos como para ustedes podría haber resultado injusto o poco democrático. Simplemente diez discazos que envejecen cada vez mejor:
El “Ill Communication” de los Beastie Boys es una obra cumbre de lo que puede significar la diversidad, lleno de ritmo y matices que se ampliaban desde el funk, al soul, al bossa-nova, el hardcore punk y por supuesto al hip-hop. Los de NYC se anotaron con lo que es hoy en día para muchos su mejor lanzamiento. El boom mediático del video de «Sabotage» en MTV fue todo un hito, pero eso era una pequeña parte de lo que este gran disco derrochador de música y genialidades ofrecía. Caso claro que a Mike D, Ad-Rock y MCA les podías pasar cualquier instrumento y te hacían maravillas.
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Kyuss con el “Welcome to Sky valley” reconfirmaba su poderío y un sonido único, aunque sin Nick Oliveri y con Scott Reeder en sus filas, la banda nos desplomó prácticamente con gemas del tal magna factura como ‘Gardenia’ o ‘»Supa Scoopa and Mighty Scoop». El vozarrón de John García en mejor forma que nunca, y un fiato como banda enorme, volviéndose a consolidar y para mantener un trono que hasta el día de hoy no ha sido superado en el género del stoner rock.
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Y si de stoner hablamos, no olvidamos que esta gran estirpe musical la tomaron de muy buena forma los Corrosion of Conformity, en una remozada versión que además mezclaba el rock sureño americano y sus influencias sabbathicas. Ya la vara les había quedado bastante alta desde el “Blind” de 1991, un disco que dejaba sus raíces crossover para abrazar radicalmente lo doom y groove, pero lo que lograron con “Deliverance” ya fue para palabras mayores. Bellezas instrumentales y riffs asesinos, que se movían lentos pero potentísimos. Una joya y un imprescindible de su era junto a Pepper Keenan en las voces.
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Nine Inch Nails y su genio creador Trent Reznor no sólo se despacharon un disco que innovaba brutalmente con la electrónica y el rock hermanando estilos, algo que se jactaba de un sonido apabullante, visionario y muy influyente para lo que vendría después, sino que también estaba todo este concepto que basaba temáticas filosóficas a través del ser humano enfrentado a las distintas vivencias y malestares del sistema, creando así de “Downward Spiral», una sordida historia, pero facturada de cruentas realidades y rollos internos, una metamorfosis de un personaje que termina de la peor forma su historia. Más que una obra musical extrema y desafiante, una verdadera obra de arte en muchos aspectos.
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Este año lo hemos celebrado hasta el cansancio, “Superunknown” fue el disco que graduó a los de Seattle, un disco para nada mezquino, con 17 canciones de las cuales no hay ninguna sobrante, baladas zeppelianas, actitud punk, y un nivel de lírica y composición único, para muchos sigue siendo como el gran momento histórico de Soundgarden, sino, es cosa de preguntarle al propio Chris Cornell cuál es su favorito.
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El debut de Oasis no fue tan prolijo como su disco sucesor, pero sí poseía esa rabia y actitud que los caracterizó toda su carrera. A groso modo “dejaron la cagada” con su primer single ‘Supersonic’, del cual soberbiamente los hermanos Gallagher lo definen como la canción que cambió la historia del brit rock para siempre, en un momento en que el rock inglés de verdad necesitaba aires de cambio. Fue una revolución sónica que no demoró en enamorar por estos lados. Lleno de canciones “himno” y con unas guitarras que nos bombardeaban modernamente pero también a la vieja usanza.
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Era cosa de darle play al primer track “Strenght Beyond Strenght” para comprender que Pantera no quería arrancar con un hit precisamente en este disco. Si su antecesor era un vulgar combo de poder, este también te agarraba a patadas, quizá el último grande en toda su dimensión, donde el Dios de la guitarra Dimebag Darrell, la intempestiva forma de darle a las cajas de Vinnie Paul y la testosterona implacable de Phil Anselmo en la voz los encumbraron al trono del metal noventero. Una maravilla que suena más potente y fresca que cualquier invento de fusión metalera que suene por estos días.
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Su primer single nos dejó atrapados, no se podía creer cuando por las radios sonaba esta canción que tenía dulzura y terror al mismo tiempo, era ‘Sour Times’ la misteriosa voz de Beth Gibbons que nos susurraba dentro de unos matices trip hop, un peculiar estilo que estaba viendo a sus precursores adentrándose ( para regocijo de muchos) en el mainstream. Era «Dummy», un disco para volar, para irte fuera de tierra un rato y para volver a repetir muchas veces durante todos estos años. La experiencia Portishead.
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Durante este año y hace un par de días los vimos tocándolo completo y porque saben de qué se trata: un discazo lleno de canciones con melodías inigualables, con un montón de buenas ideas, con velocidad y sentimiento. El “Smash” de The OffSpring, un fiel y sagrado defensor del punk californiano que por esos años ya había dado bastante que hablar. Un disco fecundado de forma tan potente que quedó enmarcado en la memoria de los fieles al sonido más acido de Dexter Holland y compañía, muy independiente de lo que lograron hacer después.
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Hablábamos de Cobain y fue 1994 donde celebró su funeral en vida. Con una escenografía llena de lirios y lacrimarios de cristales, Cobain profetizaba sus últimos días en vivo y esta vez en una presentación que seguramente ya ideaba que iba a dar que hablar, fue un momento único para todos nosotros, demostrando cómo se podía adjudicar versiones de canciones populares de Lead Belly o David Bowie y compartiendo escena con sus amigos de Meat Puppets, palabras sobran al recordar uno de los momentos más emotivos de la historia de los desenchufados.
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