2×1: “Ain’t It Fun” Dead Boys vs. Guns N’ Roses
Tras los avasalladores dos volúmenes de los Use Your Illusion (1991), y su consiguiente gira mundial a estadios llenos, Guns N’ Roses se encerró para hacer lo que fue The Spaghetti Incident? (1993) —una colección exclusiva de covers orientados al punk. Contrario a lo que se cree, no se debió a la falta de ideas tras la renuncia del guitarrista rítmico Izzy Stradlin —el principal motor compositivo; puesto que era una antigua idea que rondaba en la banda. El single promocional que adelantó el disco fue Ain’t It Fun, original de los estadounidenses Dead Boys.
La injerencia de aquella canción viene de la mano de una de las principales influencias de Guns, en especial Axl: Michael Monroe, voz de los por entonces disueltos Hanoi Rocks —un emblema glam del norte de Europa. Para comienzos de los 90’s, ambos cantantes eran amigos; de hecho ya había sido invitado para encargarse de la armónica y saxofón en Bad Obsession. El finlandés, que igualmente tiene un desarrollado gusto por el punk —como ha mostrado en su carrera solista; tuvo una reciente entrevista con RockSverige: “Axl me dijo que había escuchado a Dead Boys; le dejé una cinta, y la íbamos escuchando en el automóvil por Hollywood. Cuando sonó Ain’t It Fun dijo: ‘¡Oye, esta la conozco, tenemos que hacer un dúo cantándola! Vamos a hacer un disco de covers’. Llamó a Slash, y le dijo que le comentara al grupo que esa canción iba a entrar”.
Los aludidos, oriundos de Cleveland pero asentados en Nueva York, fueron parte de la primera ola de punk rock a este lado del Atlántico a mediados de los 70’s. Una vez llegados a la Gran Manzana, entablaron amistad con prominentes nombres de la escena local; como Joey Ramone, o Johnny Thunders de los New York Dolls. Número fijo del mítico club CBGB, llamaron de inmediato la atención por la clase de conciertos que daban, que llegaban a lo visceral; destacando por sobre todo el líder y vocalista Stiv Bators, que era habitual verlo auto infringiéndose lesiones sobre el escenario —y que más adelante fue compañero de departamento del mismo Michael Monroe. Pese a ello, tuvieron una corta carrera que apenas alcanzó tres años —junto a una fugaz reunión a fines de los 80’s; su discografía sólo alcanzó dos entregas. Ain’t It Fun fue la encargada de cerrar el último trabajo —We Have Come for Your Children (1978). La muerte de la figura tras el micrófono, en 1990, terminó por sepultarlos —consiguiendo poca atención las reformulaciones del siglo XXI.
Termina siendo clara la intensión de trasfondo: re-versionar uno de los mejores legados que dejó su amigo. “Cuando la grabamos, le pregunté a Axl si podía poner en los créditos ‘A la memoria de Stiv Bators’. Me dijo que por supuesto”, recuerda el hombre que figura como cantante invitado, añadiendo que: “El punto es que nunca desee dinero [de las regalías]. Por aquel entonces tenía un mánager que era una basura, así que ni quise hablarlo con él; para que no la jodiera y los chicos de Guns N’ Roses cambiasen de opinión. Yo sólo quería que el tema entrase en el disco, que apareciese la dedicatoria y que escribieran bien mi nombre”. A fin de cuentas Monroe sólo tiene palabras de elogios para el resultado final: “Quedó mágica, el espíritu de Stiv está allí; sin duda”.