2×1: «If You Want Me to Stay» Sly & The Family Stone vs. Red Hot Chili Peppers
No hay que ser muy sabio o melómano para dejar claro que los Chili Peppers se han ganado un sitial de honor en la historia del rock’n’roll. No hace mucho los vimos ser galardonados en la cuestionada ceremonia del Rock’n’ Roll Hall of Fame, con un muy emotivo discurso de Flea por sobre todas las cosas, y tampoco hay que desconocer que gran parte de estos triunfos han sido debido a que la banda reconoce hoy quizá más que nunca su época oscura, llena de adicciones letales por parte de sus músicos, las cuales llegaron hasta a acabar con la vida de uno de sus más grandes guitarristas: el sólido Hillel Slovak.
‘Otherside’, ‘Under the Bridge’ son canciones que dan cuenta de aquello, pero también hubo una belleza en esa era de los Funky Monks que fue todo un aprendizaje y evolución de la escuela de los maestros del funk, y no es raro que la banda nutriera sus primeros discos de influencias de Sly & the Family Stone o Parliament. Justamente el tema ‘If You Want Me to Stay’, por ejemplo, que se nutría de esa cepa pura de extracto del funk más arraigado en las raíces negras. Sly Stone fue amo y señor de esta canción que dio vida en 1973 y que un poco más de una década más tarde los Chili Peppers nos la revivirían con notables resultados. La afro funky versión original, del “Fresh”, álbum imprescindible de los funketas masters de San Francisco.
Y claro, fue quizá más que ningún otro, el disco que recapturó la matriz por excelencia de las raíces funk de la banda californiana, que el “Freaky Styley” (1986), el nombre nos lo decía casi todo: y más aún con la unión con George Clinton, el padre del funk que decidió hacerse cargo de las perillas de tal clásico de la banda de Flea, Kiedis y demases. Una época dura y feliz. Cuenta la historia del libro autobiográfico “Scar Tissue” que antes de alquilar una casa propia, los miembros del grupo se quedaron en la casa de Clinton en el pueblo de Brooklyn, a una hora de distancia de Detroit, durante una semana. La banda estaba emocionada de vivir con Clinton y grabar este disco, pero tan pronto como Kiedis mudó, él comenzó a experimentar abstinencia de la heroína severa, lo cual lo dejó de verdad mal, muy enfermo. Él trató de compensar su deseo por la heroína usando cocaína en su lugar, lo cual le dejó nefastos resultados. El «remedio» siendo peor que la enfermedad.
Junto a Clinton la tónica de las sesiones se dieron utilizando cocaína a destajos juntos, cuando llegó el momento de Kiedis para grabar su voz, decidió abstenerse de consumo de cocaína durante dos semanas, una experiencia que él comparó a «decidir ser célibe cuando se está viviendo en un burdel», dado que ese estudio de Clinton era una verdadera orgía, llena de fiesta, pero que aun así, el trabajo del padre del funk era sumamente profesional al mismo tiempo.
En esas circunstancias se grabó tamaño cover. Es raro pensarlo, la química de la droga, logró una química única musicalmente hablando, en uno de los álbumes favoritos de la fanaticada old school de esta banda que tiene todo para decir que ha sido una de los grandes aportes de la historia del rock. Acá su notable versión: mucho estilo, funk, groove, y la mano del Dios del Olimpo del funk metida para hacer de ella uno de los mejores covers de los Chili Peppers, que raramente han dado pasos en falso cuando de reversionar se trata.
Por Patricio Avendaño R.