“5150”: la transición melódica de Van Halen
Warner Bros., 1986
Alcanzaron la cima con el lanzamiento del disco 1984, pero tras la respectiva gira promocional estallaron las fricciones entre David Lee Roth y Eddie Van Halen. La banda más grande del mundo, por ese entonces, quedó sin vocalista. Pero por un hecho fortuito, a través del mecánico del guitarrista, llegó la recomendación de otro cliente de su taller: Sammy Hagar, ex-Montrose y con una respetable carrera solista. Y tan rápido se reunieron, tan rápido escribieron nuevo material.
Así, el 24 de marzo de 1986 llegó a estanterías el séptimo larga duración del catálogo: 5150 —código de la policía de California para describir que un loco anda suelto; algunas personas señalando que era un mensaje encubierto para el anterior cantante. Grabado en el estudio personal de Eddie, con el mismo nombre de esta entrega, fue producido por los propios Van Halen, Donn Landee y Mick Jones —guitarrista de Foreigner, en excelente posición por los lanzamientos de 4 (1981) y Agent Provocateur (1984); ya contando a su haber con el mega éxito I Want to Know What Love Is.
Este último, junto al nuevo integrante, alguna incidencia habrá tenido en el producto final. Porque pasamos de una agrupación de rock pesado, gancherísimo, a otra que pareciera ser por completo diferente —pero que de todas formas mantenía el gancho. Se transformaron, sin vergüenza, en unos Foreigner; o cualquier otro insigne de la movida AOR.
Porque tras el paso de la desenfrenada Good Enough, y su reconocible apertura con el “Hello, baby!” de Hagar, entramos a terreno endulzado con Why Can’t This Be Love —single punta de lanza que adelantó la placa. Power ballad de talla mayor, con un inicio en sintetizador que se volvió marca de fábrica. Importante es señalar, que junto con las texturas, ganaron un importante plus instrumental en vivo; dados casos como este, en que Eddie se podía desentender tras el teclado, mientras que Sammy se encargaba de las seis cuerdas —opción descartada con Lee Roth, más allá de su guitarra acústica en Ice Cream Man.
Tras una pasada más dura con Get Up, con Alex Van Halen a mil por hora en la batería, se retoma la vibra melódica con Dreams —con una letra que es optimismo puro. Se le asoció a la cultura de Top Gun —puesta en cartelera dos meses después; debido a un videoclip, que luego circuló, con tomas de demostraciones aéreas de los Blue Angels —calzando perfecto con pasajes como “Alcanza el cielo, nena, sólo extiende tus alas”. Summer Nights, lo primero hecho por esta encarnación, se roba el protagonismo por los agudos de Michael Anthony en los coros; y la siempre afilada guitarra. La misma que transforma en un verdadero hit a Best of Both Worlds; uno de los mejores, y más rockeros, puntos altos de este trabajo.
Love Walks In, la lenta ufológica, con una letra abocada a vida fuera de nuestro planeta —aunque se le añade, como doble lectura, las nuevas miras de audiencia que buscaba la banda con esta faceta. Pero con Sammy, afirmando en entrevista, haber tenido contactos extraterrestres; el tema debiese ser tomado de manera textual. La canción homónima e Inside, medios tiempos de pesos ligeros, son las encargadas de cerrar.
A pesar de que se trató de un cambio drástico, siguió la tradición multi platino de llegar a la primera posición del ranking US Billboard 200. Pero a los apodados Van Hagar les apremiaba probarse a sí mismos en el escenario; por ende apenas todo quedó listo, no demoraron en iniciar el tour mundial —he ahí la razón de que no se hiciera ningún clip. El muy bien pulido 5150 demostró lo que vale, sólido como el Atlas de la portada, con una formación que llegaba para quedarse. Tal como lo hizo saber la cortina de presentación, del video de Live Without a Net (1987): tachando el nombre de la ciudad donde fue filmado, New Haven, dejándolo en New Halen. Ni siquiera se salvó el clásico logo durante esta etapa, aquel “VH” que pasó de rígido a circular.