Adiós Malcolm Young: Para todos los que nos gusta el rock, ¡te saludamos!
Cuántas historias tiene AC/DC, contadas y por contar. Este fin de semana un gran pedazo de esas historias y el hombre que las vivió se nos fue para siempre y vaya que sí nos duele. Cuando pensamos a buenas y a primeras en AC/DC se nos viene inevitablemente el diablito a la cabeza, la figura de Angus haciendo el paso del patito y tocando la guitarra como un demonio. Mover la patita. La maestría vocal y la rudeza de Brian Johnson y esa boina icónica característica. La prestancia y actitud de delincuente callejero de Bon Scott en su primera etapa.
Pero para que todo este concepto se creara, el del infierno burdo, el del riff enamoradizo y rocanrolero en su extracto más puro, el de estas historias de calle, alcohol, bohemia y actitud, todo el concepto y para que la banda tuviera una causa y consecuencia, fue Malcolm una columna vertebral, el que no acaparó las luces, pero sí el que estuvo detrás de todo. Y desde sus cimientos. Desde esa utópica mirada y esperanza de convertirse en algo más que una banda de la calle y bares de mala muerte, hasta llenar estadios y hacer los más legendarios shows de la historia. Fue un hombre de mucho rock en su néctar máximo, que solo una enfermedad tan terrible como la demencia senil lo separó (solo musicalmente) de la banda.
Se dice que siempre debe haber un «miembro silencioso» en una banda, en el comunicado de Brian Johnson quedaba claro: «Él ha dejado un legado que no creo que muchos puedan igualar. Nunca le gustó la fama, era demasiado humilde para eso» y vaya que en la banda había espacio para que cada integrante se dejará corromper por el dinero, la fama y el glamour. Malcolm se abstuvo por el bien y la estabilidad de la banda convirtiéndose en el centro de todo sin mayor pantalla en nada. Miremos la discografía de AC/DC. Sus créditos están en prácticamente todas las canciones, más de doscientas alrededor de 17 grandes discos de estudio. Contando las de «Rock or Bust» incluso, su último disco de 2014 y editado un poco antes de su enfermedad.
Malcolm sí era el más centrado en las entrevistas, el que cuidaba de mejor forma a construir la biografía de la banda a través de innumerables videos y documentales. Libros y artículos importantísimos que nos cuentan estas adorables historias están en base a sus declaraciones, como cuando en 2003 habló a Billboard, en medio de su inducción al R&R Hall of Fame, sobre la ambición de como obreros y gente de clase trabajadora aspiraban a vivir de la música con su hermano Angus (pobre hombre, por cierto, perdiendo a sus dos hermanos de la vida en menos de un mes), o sobre la admiración de su hermano George quien fue el primer Young en hacer de su vida algo por el rock ‘n roll en los seminales Easy Beats, sin embargo, la determinación de Malcolm a llevar el rock a otro nivel fue lo que sobrepasó todo status.
Dicen que cuando dejas o no puedes hacer lo que amas es cuando tu vida ya se acaba. Quizá así lo pensó Malcolm dentro de toda esa confusión que tuvo en su cabeza en sus últimos años. Hace un par de semanas había perdido a su hermano George y seguramente la pena terminó por hacer lo suyo. Pero vivió su vida. Hizo lo que quiso y como decimos acá «la hizo». Lo que siempre admiramos de Malcolm es su vida plena, que hizo leyenda construyendo una historia de rock tremenda sin figurar en los medios y de paso haciendo felices a millones de fans en todo el mundo. Malcolm—insisto—nunca brilló ante las cámaras, sus actuaciones y el talento en la guitarra rítmica y sus riffs (importantísimos en la historia de la banda) siempre estuvieron en segundo plano, pero para lo que es AC/DC tal como lo que es hoy, fue sin duda el más importante y legendario. Reconocer y agradecer eso por siempre, vale mucho la pena y es materia obligada. Hasta siempre Malcolm y como dice su gran canción: “para todos los que nos gusta el rock», te saludaremos y recordaremos siempre.
Por Patricio Avendaño R.