Alcest – «Les Chants de l’Aurore»: De tonos cobrizos y calidez infalible
Nuclear Blast Records (2024)
Desde el impacto que Alcest generó con álbumes como «Souvenirs d’un autre monde» o «Écailles de Lune»; la controversia evidenciada con el lanzamiento de «Shelter» por su sonido más shoegaze/alternativo, y la «vuelta a las raíces» con «Kodama» y «Spiritual Instinct», que ningún movimiento de los franceses pasa desapercibido. Una trayectoria que se acerca a los 20 años ininterrumpidos de carrera, y una posición privilegiada dentro de la denominada escena blackgaze, hacen que el proyecto conformado por Neige y Winterhalter capte la atención de sus fans y crítica especializada alrededor del mundo con sus álbumes.
Las expectativas eran altas no solo por tratarse de un nuevo disco para el proyecto, y ser el segundo publicado a través de Nuclear Blast Records (uno de los sellos más grandes del metal actual), sino que tambien por palabras del mismo Neige, lider compositivo del dúo. En declaraciones del artista durante el periodo de grabación del álbum, el músico mencionó que estaba emocionado por esta nueva etapa y por tener la posibilidad de poder regresar al sonido que siempre esperó para su proyecto, ya que según él, la última placa «Spiritual Instict» se había alejado un poco de lo que él esperaba para la banda. Y podría decirse que sí: «Les Chants de l’Aurore» entrega esa sensación de los inicios de la banda en términos sonoros, pero, compositivamente, no se aleja mucho de lo que ha venido entregando el dúo desde hace algunos años.
A modo de adelanto, meses antes de la publicación del álbum, Neige mencionó que algunos elementos «novedosos» se sumarían al arsenal etéreo al que Alcest nos tiene acostumbrados. La inclusión de un piano y de una viola da gamba añadirían nuevos tonos a la paleta sonora de la banda. También, las capas de sonido en clave ambient tendrán un rol protagónico en este trabajo, haciéndose notar desde el inicio de este con «Komorebi» (término japonés que se usa para referirse a la luz que se filtra a través de las hojas de un árbol), un track optimista que pasa desde una bienvenida calma y amplia, a una batería rápida que se atreve a mezclar blast beats con la voz dulce de Neige que se funde entre guitarras distorsionadas muy al estilo propio de la banda.
Luego pasamos a lo que fue el primer single del álbum. «L’Envol» puede que sea la canción mejor lograda del disco y por varias razones. Muestra un fraseo con un estilo relativamente nuevo para Neige, incluye detalles de producción que hacen que la canción enganche pero sin perder peso (como los sonidos de la naturaleza, los juegos de Winterhalter con el ride de su batería o los breves momentos de guitarras acústicas) y sus distintas secciones hacen que no se pierda la atención, aparte de contar con una melodía central reiterativa.
«Améthyste» tiene un aire a «Kodama» bastante notorio donde la fórmula de la banda logra dar con una canción disfrutable para los fans de siempre. Guitarras shoegaze, riffs black metal, arreglos melódicos cautivantes y guturales son parte de la identidad de Alcest y aquí queda demostrado. El disco continúa con el segundo single publicado antes del lanzamiento oficial, con «Flamme Jumelle», otro punto alto de este trabajo donde las guitarras más armoniosas se vuelven protagonistas. Aquí se genera un fenómeno que probalemente le pasa la cuenta a bastantes bandas, y tiene que ver con el abuso de algunos recursos típicos que los caracterizan. No se entiende del todo por qué algunos guturales aparecen en secciones que perfectamente podrían haber quedado libres, ya que suman fuerza, pero también descolocan y no cuentan con mucha sustancia (algo parecido a lo que ocurre con la canción «Sapphire» de su álbum antecesor, por ejemplo).
Al igual que con «L’Envol», el track anterior cuenta con un videoclip que podría ser de los mejores trabajos audiovisuales de los franceses a la fecha. El aspecto gráfico es una cualidad altísima en este trabajo, ya que el universo que generan estos videos, la carátula del álbum y las tonalidades de las fotos, hacen que la música se unifique y que sea más sencillo el posicionarse ante un escenario visual mientras se escuchan las canciones.
«Reminiscence» calma los ánimos con un emotivo piano que se extiende a lo largo de toda la canción, junto a la voz de Neige. La pieza logra evocar una sensación de cercanía e intimidad, logrando el cometido del dúo, quienes registraron parte del álbum en Lorraine, Francia, rodeados de familiares y amigos de los músicos. «L’Enfant de la Lune (月の子)» mezcla un sutil juego de percusiones electrónicas, un relato en japonés y sintetizadores con la batería potente de Winterhalter que, a ratos, varía en su intensidad para dar espacios más tranquilos durante la canción donde, además las melodías vocales de Neige conducen y lideran la dirección que toma el track.
Para finalizar, llega «L’Adieu», donde una guitarra tranquila y etérea con una figura reiterativa entrega la sensación de cierre, acompañada de la voz de Neige que parece perderse entre reverberaciones. Un término que ya es clásico en los álbumes de los franceses.
Siempre es bienvenido un nuevo trabajo de Alcest, pero puede que ese ímpetu y curiosidad que la banda tuvo en «Shelter» por explorar nuevas direcciones y enfoques, sea necesario para que la banda avance y se despegue de esta «vuelta a las raíces» constante que viven desde el lanzamiento de «Kodama» en 2016. «Les Chants de l’Aurore» está lejos de ser un disco frío, ya que tiene buenos momentos y un concepto concreto (que, convengamos, a veces cae en lo meloso), pero sería muy positivo el ver que los franceses rompen su propio statu quo para probar algo nuevo.