Ya sabíamos de antemano que la banda neoyorkina The Strokes estaba trabajando en su quinto…
All Them Witches y el guiño a sus raíces: «Nothing as the Ideal»
New West Records, 2020
Cuando las bandas ya pasan al nivel del sexto álbum en un período más o menos corto de tiempo es porque claramente ya hay una cosa mucho más seria andando, algo que incluso podría ir más allá de una carrera musical o la persecución del éxito—un estilo de vida. Ya han pasado ocho años desde que la banda oriunda de Nashville, Tennessee, llegara para quedarse y entregarnos una lectura del stoner y la sicodelia basada en guitarras quizá no tan innovadora ni viniendo a redescubrir el estilo, pero sí que nos ha dejado álbumes más que interesantes de ese sonido desértico que está hecho para agudizarnos los sentidos.
Si empezamos a revisar críticas, claramente hay mucho más cariño por lo de sus primeros años (Lightning at the Door de 2013, por ejemplo) y su reciente entrega de 2018 no fue una de las predilectas de sus fans, incluso ya venían de capa caída un poco, aunque de los últimos discos siempre hay tres o cuatro tracks que nos dejan cosas para apreciar y que sobresalen: el trato al stoner sicodélico a veces muy abrasivo, otras veces reposado, en otros ratos muy pegado, o en otros sobrio o muy lisérgico. Lo grande de la banda es que se apega un poco a las raíces del estilo, aportando ingredientes modernos de su cosecha, cosa que los han mantenido vigentes. Su nueva entrega, de alguna manera, es una reignición, porque hay muchos tracks que nos dan una señal de que la banda ha despertado nuevamente, creativamente hablando, aunque dista bastante de ser un disco perfecto.
Precedido por un prometedor nuevo single lanzado en noviembre del año pasado «1×1″ (que no fue parte del disco) el álbum fue grabado en Abbey Road Studios en los propios Studio Two, (sí, los mismos de álbumes emblemáticos de The Beatles y Pink Floyd) y producido por Mikey Allred.»Lo que sorprendentemente pasó fue en realidad lo fácil que fue como llamarlos y ver que lo tenían disponible, y luego tener el dinero para pagarlo, ¡fue una locura!» dice el guitarrista Rob McLeod, a Spin hasta algo perturbado por su buena suerte de poder lograr la hazaña de entrar a aquel estudio y conseguirlo, aunque la realidad de verlo fue bastante disímil a la que todos piensan. «Olvídate de la visión romántica de la legendaria portada del álbum Fab Four. Tan pronto como entramos, todas esas cosas turísticas simplemente desaparecieron”, continúa McLeod. “Es un estudio funky, vintage, sucio, simplemente rancio y a la vez súper asombroso. Fue un placer trabajar con el personal allí, y la habitación en la que estábamos era Studio Two, que era la habitación de los Beatles».
‘The Children of Coyote Woman’ fue el primer y único video dirigido por el baterista Robby Staebler y protagonizado por él mismo junto al skater profesional Evan Smith, para una canción que trae secuelas, cuya narrativa se basó en gran medida en el personaje de «Coyote Woman». Esto se demostró en las dos pistas que tenía el mencionado «clásico» ‘Lightning at the Door’, llamadas “The Marriage of Coyote Woman” y “The Death of Coyote Woman”, lo cual nos da indicios de la intencionalidad de volver a esa raíz de sonido. La pista tranquila y atmosférica que es «The Children of Coyote Woman» sirve como una continuación en la narrativa, y las «riñas» de los niños tras la muerte de su madre. Como resultado, definitivamente es notable el aspecto narrativo de este álbum y que continúen con aquella historia.
«Saturnine & Iron Jaw» es un track muy decente para arrancar todo, y donde quizá es el ejemplo que son más certeros son los tracks cortos en este álbum, a exceptuar por la sutileza emanada de «See You Next Fall’ y sus atrapantes crescendos que se guardan al final o como el árido y dinámico “Enemy of My Enemy”, así como la fría y heavy “41”. Y quizá lo que pesa en demasía es que hay mucho ambiente y atmósferas, temas o secciones instrumentales sin mucho por entregar como ‘Everest’ (siempre se agradecen las acústicas en un disco de Stoner pero acá no funcionan igual que ‘Mano de Mono’ o ‘Without Wings’, por ejemplo, del gran «Deliverance» de Corrosion of Conformity) o los excesivos tiempos de ‘Rats in Ruin’, sin lograr condensar bien la justificación del «alargue».
Como resultado, aunque es una mejora notable con respecto al ATW que veníamos escuchando, «Nothing as the Ideal» sigue apareciendo como un álbum que podría haberse alargado de una manera más emocionante o épica como lo han hecho antes, pero no deja de ser un paso o indicio que puedan retomar correctamente el rumbo para algo igual o mejor que lo facturado, considerando la banda aun sigue siendo muy joven.
Por Patricio Avendaño R.