Luego de los adelantos que hemos tenido las últimas semanas, se veía venir que Foo…
Back and Forth, documental sobre Foo Fighters: por quién truenan los tambores
Cuesta encontrar documentales que deparen sorpresas, y uno de ellos es Back and Forth, editado en 2011, cuando Foo Fighters lanzaba su exitoso Wasting Light. Revisarlo hoy es concluir que esta pieza audiovisual retira el telón y deja ver un escenario más complejo de lo que nos hubiésemos imaginado sobre los inicios de una de las bandas más vigentes del rock, y nos narra los momentos más relevantes de la formación que lidera Dave Grohl.
El film hace un exhaustivo repaso de la historia de la banda, la que arranca en los días en que Grohl militaba en Nirvana; aquí se analiza el encuentro sorpresivo con la muerte y como el baterista tuvo que decidir si se unía a la banda de Tom Petty o intentaba un proyecto personal. Así, el metraje nos lleva por el primer concierto con Eddie Vedder y Mike Watt, en 1995, a la producción del álbum debut, a la casi separación cuando Grohl se presentó como miembro de QOTSA, a la incorporación de Pat Smear, a Wasting Light… y mucho más. Si bien todas las situaciones tienen su por qué, hay tres que resultan particularmente significativas en el visionado. Una, es el momento de la muerte de Kurt Cobain; otra, es el conflicto, en la creación de The Colour And The Shape, entre William Goldsmith y Dave Grohl y el cómo esta salida de músicos, generalmente provocadas por actitudes de Dave, permitieron el ingreso de Taylor Hawkins. Para la grabación de The Colour And The Shape, el sustituto fue Hawkins, quien era conocido por tocar la batería para Alanis Morissette. Y aunque Foo Fighters aún era un grupo con poco rodaje, aceptó tocar en la gira que venía.
La llegada de Hawkins a la banda, en 1997, más que para resolver una necesidad puntual, fue una proeza personal. Cuando supo que Foo Fighters buscaba baterista, casi se ofreció, sabiendo de antemano los riesgos que implicaba tomar el lugar de quien, hasta hacía poco tiempo, había comandado las baquetas de la banda que había dado vuelta al planeta rock. “Estaba un poco nervioso al principio, pero lo superé (…) Nadie puede tocar mejor que Dave Grohl”, confesaba por esos años en una entrevista a OC Weekly.
El vínculo entre ambos, que con los años se trianguló con el del público en los conciertos, fue una de las causas del éxito de Foo Fighters y el reflejo más evidente de su talento en la batería. En Back and Forth se muestran las imágenes que nos permiten concluir que Hawkins logró descifrar las ideas que Grohl tenía en la cabeza cuando pensaba en la batería, pero además, se muestra como éste le fue dejando espacio para proponer. El documental también relata, y de manera bastante dramática, las escenas de la sobredosis de Taylor el año 2001. Ahí estuvo a punto de morir y queda claro que su adicción le afectó de sobremanera. La muerte ya le había pasado muy cerca hace dos décadas, estando en coma casi dos semanas.
“Cada uno tiene su propio camino y el mío lo llevé demasiado lejos”, dijo al medio Kerrang!., agregando que “creí en el mito de mierda de vivir duro, rápido y morir joven”.
Todo ello se va entrelazando en Back And Forth, con la narración del proceso de grabación de Wasting Light, desarrollando un doble hilo argumental que va confluyendo hacia el final, dando la impresión de que, a pesar de los errores cometidos, todo se resolvió de la mejor manera posible. Lo que hoy conocemos como Foo Fighters, la banda que puede hacer sold out dos noches seguidas en Wembley, cuando al rock cada vez le cuesta más seguir vigente, es el resultado de un largo proceso de aprendizaje de sus miembros.
En su momento, Back And Forth fue tildado de un material publicitario para Wasting Light. Pero en las circunstancias actuales, revisar nuevamente esta historia nos hace entender todo de manera distinta y muchas de esas imágenes del pasado, que hablan de dolor, pero también de mucha alegría, hoy son doblemente significativas. Foo Fighters simboliza la última era dorada del rock y, de alguna manera, sigue siendo un reflejo de los ‘90, donde se hacía música con el vecino, con el compañero de colegio, tramitando el desencanto entre hermanos, y ese era el tipo de relación que transmite Taylor para sus compañeros. “Nuestra relación musical, la base de esto, es nuestra amistad, por eso cuando saltamos al escenario y tocamos, estamos tan conectados porque somos los mejores amigos”.