Black Sabbath en Chile: El sueño negro hecho realidad
Después de la noche del miércoles 2 era difícil que una banda superara lo sentido tras el épico concierto de Iron Maiden en el coliseo de Ñuñoa. La del miércoles fue una jornada casi mística, 60.000 headbangers –dicen– disfrutaron del espectacular show ofrecido por la Doncella, más la brutalidad que nos entrego Slayer en casi 50 minutos. Pero eso no era todo, la denominada semana del rock, tenía un broche de oro como cierre, y era Black Sabbath, los padres fundadores del sonido que conocemos como metal pesado, los que estarían a cargo de derrumbaron mitos o afianzar la gran reputación de su leyenda.
El encargado de abrir el acto de la ceremonia del viernes 4 fue Megadeth, la banda del colorado Mustaine de solida perfomance en una hora calentó los corazones de los 50 mil rockeros que solo querían que pasara rápido la hora para ver 3/4 partes de la banda que lo inicio todo. Hangar 18, Holy Wars, Peace Sells, entre otros fueron los éxitos que desempolvo Megadeth para validar su categoría de “telonero” de la banda Padre.
Tras el desmonte de la batería de Shawn Drover el equipo técnico de Black Sabbath se preparaba para dejar todo listo para el abordaje de los amos de las cuerdas y el Madmen, junto a un sorprendente Tommy Clufetos, una de las novedades de la noche. La hora de la ceremonia estaba cada vez más cerca, tras el respiro de 20 minutos aprox desde el show de Megadeth, un fuerte sonido de sirena alerta que el momento llegó. No quedaba más que excitarse, saltar o abrazar al compañero de conciertos, y abrir los ojos para darse cuenta que el sueño se hizo realidad, era la voz de Ozzy que alentaba a los chilenos con su clásico oh oh ooh ooooh ooooh, Geezer, Tony y Clufetos casi hunden –aún más– el hoyo de Pedreros; War Pigs, Into the Void y la pesadísima Under the Sun validaban la calidad de Black Sabbath, y que los años no han mermado en absoluto su entrega y legado como banda primordial de un movimiento que llevan a cuestas como sus fundadores. Ozzy se veía cómodo, pero cuidándose para no alterar su performance. Si bien no vimos los saltos de sapo clásicos, y sus arranques a cada rincón del escenario para refrescar a los presentes con sus baldes de agua fría, el príncipe de la oscuridad demostró que tiene lo necesario para entregar un gran show. Snowblind daría la pausa necesaria para apreciar el nuevo material que incentivo a la banda a salir a tocar por el mundo.
De 13 Age of Reason nos demostraba que Ozzy y cía no solo viven de los recuerdos, aquí la banda mostro salud y coherencia, Clufetos llenaba todos los espacios con su técnica y feroz pegada, Butler descocía el bajo en cada nota y el padre creador Mr. Tony Iommi daban clase teórica y practica de cómo se hace esto. De hecho llego una gran ovación para Iommi en su solo, no había más que sentir y llenarse de felicidad. Black Sabbath, la canción que abre su debut de 1970 nos hizo escuchar de rodillas, y dar gracias de nuevo al cielo o al infierno el ser testigos de un acto esencial. El David Arellano se desbordaba tras cada entrega de Sabbath, Behind the Wall of Sleep y N.I.B. (gracias Geezer) no nos daban tregua, luego de dos sandias caladas, Ozzy aprovecha el vuelo, y nos presenta End of the Beginning que sonó brutal, daba gusto ver a Iommi quien se mostraba a gusto con su show y la entrega de los chilenos.
Fairies Wear Boots y Rat Salad nos empapaban del Sabbath bluesero y dio pie al solo de batería de Tommy Clufetos, un real acierto como batero del tour, me atrevería a decir que ni se echó de menos a Bill Ward. Actitud y juventud es lo que parece darle a las tres leyendas un ímpetu y estabilidad en su acto en vivo, hechos que Clufetos cumple y desborda a raudales. Iron Man sonó aplastante, y God Is Dead? No hay problema tenemos a Ozzy y Tony que pueden suplir el papel del todo poderoso, –fuera de paradojas, sonó majestuosa– Dirty Women una de las preferidas de Sabbath para tocar en vivo, nos hizo alucinar incluso con el soporte en pantalla que mostraba voluptuosas y desnudas mujeres, ¡qué noche más pefecta! Pero como nada es para siempre Children of the Grave, la intro de Sabbath Bloody Sabbath y Paranoid, dieron el cierre a una noche inolvidable. Solo clásicos, y la validación de un gran presente con el material de 13 nos dieron el privilegio de estar y vivir en el presente de los padres de metal, simplemente brillante.
Por Nelson Silva A.
Setlist:
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War Pigs
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Into the Void
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Under the Sun/Every Day Comes and Goes
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Snowblind
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Age of Reason
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Black Sabbath
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Behind the Wall of Sleep
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N.I.B.
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End of the Beginning
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Fairies Wear Boots
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Rat Salad
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Iron Man
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God Is Dead?
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Dirty Women
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Children of the Grave
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Paranoid