Black Sabbath en Chile: El mágico final de la leyenda

Black Sabbath en Chile: El mágico final de la leyenda

Todo indicaba que este era el show que no había que perderse este año, un show que sin duda hará historia y será recordado, quizá ni tanto porque haya sido el más espectacular que hemos vivido por estos lados, pero sí por el grado de significancia enorme, el de ver los últimos vestigios en vivo de una banda que sentó las bases del heavy metal y a la que se debe demasiado como para obviarla.

Los invitados

La espera fue larga así que el público saltó de sus asientos y los de cancha se acercaron al escenario, para seguir los compases de una de las bandas stoner rock más importantes del país: Yajaira. En plena celebración de sus 21 años de carrera demostraron, en poco más de media hora, el por qué tienen la paternidad del estilo en Chile, mostrando variedad, potencia y crudeza con lo mejor de “La ira de Dios”, “Desolazion” y la renovación vivenciada en “Vuelve a arder”. El público, que a esa ahora ya repletaba el Nacional, los siguió con mucha atención, celebró y aplaudió las dosis de psicoledia y coqueteos con el rock progresivo propios de la banda, pues la rítmica de las bases de Yajaira son absolutamente empáticas con el ambiente del cual quería gozar el público sabbathico.

Luego, vino el turno de la potencia de Rival Sons, una banda que mostró su variado repertorio y su mezcla de blues y hard rock, el que envolvió a los presentes y los hizo cómplices de uno de los shows de teloneo más aplaudido en un mega concierto. “Electric Man”, “Keep on Swinging”, “Torture”, “Secret”, “Hollow Bones p.t.1” fueron algunos de los temas que establecieron una identidad inquietantemente oscura, llena de carácter, con una guitarra digna de Led Zeppelin y un sonido, global, muy cercano a Black Sabbath. Esta banda da para mucho más que un teloneo y así lo entendió el público, el que los aplaudió a rabiar. Sin duda, que habrá que ponerles muchísima atención.


Black Sabbath, el fin de una leyenda en vivo

21.10 aprox. y arrancaba todo, con imágenes de la iconografía de la gira «The End», mucho fuego y un demonio en pantalla para hacer la entrada triunfal de estos cuatro héroes. Ya empezaba a ser algo surreal ver las caras de estos tipos que tantas décadas han estado haciendo música y creando todo lo que sabemos acerca de doom, metal y otras vertientes en nuestros oídos. «Black Sabbath», el primer tema de su carrera y tema homónimo era la gran apertura, la oscuridad misma, el ocultismo y el factor fúnebre de su primer disco ahí presente. Casi contrastando con el tema el gran Ozzy lanzaba un «God Bless you», en una de sus primeras interacciones con el público.

No hubo demasiada parafernalia, sí las pantallas gigantes ayudaron dando los tonos de espectacularidad, aunque en lo de Sabbath todos sabemos que su magnificencia reside en esos monstruos que teníamos al frente: El certero Geezer Butler, el enorme Tony Iommi, el siempre icónico Ozzy y protagonista de tanta historia y en este caso el baterista invitado Tommy Clufetos, que otorga una gran dosis de energía y vitalidad a esta banda de longevos masters de la oscuridad.

‘Fairies Wear Boots’ era lo que seguía y ya la cosa nos ambientaba a los magníficos setenta, con las pantallas mostrando a los músicos en tonos sicodélicos, los dedos de Geezer Butler empezaban también a causar el deleite de ese ya repleto Estadio Nacional. Qué maestría en el dominio y la rapidez en las cuatro cuerdas, sin duda un baluarte del sonido Sabbath ante nuestros ojos. ‘After Forever’ fue presentada por Ozzy solemnemente como casi todos los temas, el viejo príncipe de las tinieblas con una voz bastante lúcida y en buena forma, increíble, un crack de mil batallas que aún se la puede sobre los escenarios, ahí brillaba, con su característico atuendo de negro entero.

Pero la misa negra continuaba, la maravillosa ‘Into the Void’ del «Master of Reality» (1971) sonó a toda potencia, para continuar con una ralentizada versión de ‘Snowblind’, qué tremendos clásicos se despachaba Sabbath. Ozzy y su voz de loco y unos «uh-uh» fueron tónica de la noche, el maestro empezaba a presentar a los músicos, donde los mayores vítores de los llevaba «the one and only» Tony Iommi como lo presentaría.

Momento clave del show: ‘War Pigs’, maravilla del «Paranoid» (1970) sonaba y era algo que no se podía creer. Ozzy nos dejaba que cantáramos algunas partes mientras los riffazos del tema sonaban. Imágenes de destrucción pasaban por las pantallas para darle el carácter audiovisual a una de las canciones de protesta antibélica más grandes de la historia. El maestro Iommi, pese a su enfermedad y problemas de salud dándole con todo a su guitarra y a su particular sonido. Luego el solo de bajo alucinante de Butler precedía la inmensa «N.I.B» cantada por el estadio completo: «My name is Lucifer, please take my hand» se escuchaba fuerte y claro en muchos sectores, emblemática frase para tamaño tema.

La maestría de Iommi nuevamente cobraría el protagonismo en la gran ‘Hand of Doom’, que sonaba justamente bastante doom, árida, casi stoner (no por nada son los verdaderos padres del estilo). ‘Rat Salad’ y las imágenes de los jóvenes Sabbath en años ’70 pasaban por las pantallas para luego darle el turno a Tommy Clufetos, que se luciría y tuviera su momento de gran protagonismo con un espectacular solo de batería que se llevó una tremenda ovación del estadio (todo, mientras los viejos cracks segura y necesariamente se hidrataban y descansaban un poco en backstage).

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El regreso no pudo ser mejor: ‘Iron Man’, otro clásico de la historia del rock de proporciones, los efectos de las llamas le daban más sensacionalismo al asunto infernal que nos ofrecía este tremendo show. ‘Dirty Women’, tema del «Technical Ecstasy» (1976) sonaba, en una canción que para muchos pudo haber sido obviada en recambio de algún otro clásico. La verdad es que fue increíble la cantidad de clásicos que sonaron, pero también las que dejaron fuera. El show en sí fue corto para lo que significa la inmensidad de carrera de la banda (y ni siquiera considerando la época con Dio, que es obviada por completo).

Ozzy y un semi ataque de tos, no fueron ningún impedimento para que desatara los fuegos del infierno con la poderosa ‘Children of the Grave’. Alucinante ver toda esa cancha saltando luego de una jornada de cansancio absoluta. Llegábamos al final casi, la banda se retira para hacer el encore que todos sabíamos que vendría y un tema que cierra históricamente sus shows: ‘Paranoid’, ahí con Ozzy arengando al público y ofreciendo sus últimos respiros. Momento de ensueño, ver este tema en vivo es como ver pasar la historia del rock ante tus ojos, algo difícil de explicar.

Una pena y alegría nos quedaba al final. Pese a que estos músicos denotaban cansancio (quizá por la gira o por una carrera inmensa a cuestas y sus propios años) nos brindaron una noche mágica. Quejarse de que faltó este tema u este otro sería un ejercicio de sobra la verdad, porque sí que faltaron (The Wizard, Symptom of the Universe, Never Say Die, Sweet Leaf, Under the Sun, sólo por nombrar algunas del período más clásico), pero la verdad es que tan solo hayan ofrecido esta gira final es gran cosa y se agradeció bastante. Para la edad es completamente increíble que puedan dar un show de este tipo y que lamentablemente no podremos ver más. Seguro esta noche será recordada por muchos, como la última de unas verdaderas leyendas y creadores de todo un estilo y que por suerte tuvo escala por estos lados.

Por Macarena Polanco/ Patricio Avendaño R.

Fotos: Lotus

Setlist:
Black Sabbath
Fairies Wear Boots
After Forever
Into the Void
Snowblind
War Pigs
Behind the Wall of Sleep
N.I.B.
Hand of Doom
Rat Salad
Iron Man
Dirty Women
Children of the Grave
Paranoid

Nacion Rock

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