“Keep the Faith”: un símbolo de evolución de Bon Jovi
Mercury Records, 1992
Tras el fin de la agotadora gira del disco “New Jersey” la tensión había hecho mella en la interna. Un descanso era totalmente merecido y justo, para que los músicos tuvieran tiempo de explorar otras posibilidades; de hecho, en este lapso, Jon Bon Jovi escribió la banda sonora de la película “Young Guns II” y Richie Sambora se matriculó con “Stranger in This Town”. Todo esto generó una ola de rumores sobre la continuidad de una de las agrupaciones más prolíficas del hard rock ochentero, sin embargo, esta pausa solo fue caldo de cultivo para que Jon, Richie, David, Tico y Alec se reunieran, tres años después, para grabar el clásico “Keep the Faith”.
Producido por Bob Rock, el disco salía en 1992 generando todos los debates en la fanaticada: los cortes de pelo y el “ya no suenan como antes” estaban a la orden del día, en plena era grunge, además. Más que mutar en su sonido, este trabajo los presentó como una banda que quería seguir la ruta de la globalidad, firmando una interesante reinvención de cara a los ‘90. Desde aquí, Bon Jovi se alejaría del glam y hard rock para entrar a la vereda de lo más accesible, algo que todas las bandas tuvieron que afrontar cuando el grunge y el britpop los tomó por asalto. Pero de ninguna manera “Keep the Faith” es un álbum vacío, al contrario, se rockea por todos lados, evidenciando, aún más, la influencia clara de Bruce Springsteen.
“I Believe” y su mensaje nos trae a los nuevos Bon Jovi reafirmados en la foto de portada, cuya imagen señala que la unidad y confianza serán la clave en esta nueva etapa. “Keep the Faith” solo reafirma lo anterior y nos habla de redención, aquella que se obtiene tras admitir los errores cometidos; el tema tiene una fuerza y ritmo avasalladores y que se trasmiten desde el inconfundible bajo, la increíble vocalización de Jon y el solo de Sambora, que mantiene la esencia hard rock. “I’ll Sleep when I Dead” es más fiestera y nos trae la década anterior al disco, para dar paso a dos inmensas baladas y que sobresalen de toda su discografía: “In These Arms” es perfecta en melodía, ritmo y letra, una canción que marca a quien escucha; y “Bed of Roses” hace olvidar, por un momento, a las insignias “Always” y “I’ll Be There for You” gracias a la fantástica línea de piano y a un Sambora en estado de gracia. “If Was You Mother” marca un tempo más duro, evocando algunos destellos del metal. Este tema siempre ha quedado injustamente en segundo plano.
“Dry County” es otra joyita. Aquí se manifiesta el resabio de haber cabalgado por el oeste gracias a la banda sonora de “Young Guns II”; la canción desborda toda su influencia western en decorados 10 minutos (si bien en el single y el video se acortaron a 6), y donde la banda se muestra más épica, instrumentalmente sólida, y con Richie colgando otro solo de categoría. “Fear” tiene una faceta más agresiva y da el paso a los temas que cierran y que se han llevado más críticas, porque para un disco que subraya calidad, se podrían haber elaborado un poco más las canciones que completan esta experiencia.
La portada, por su parte, es un emblema en sí. Obra del célebre Anton Corbjin, dueño de toda la imagen de Depeche Mode, y quien les propuso reflejarse como una banda unida a través de las manos, una sobre la otra, en la típica apuesta que hace un equipo antes de entrar al juego. Era otra época, había otros sonidos mandando, ellos eran más grandes y estaban más cansados. Para salir a esa cancha había que ser una familia y tener fe en sus propias habilidades, y comparadas con sus portadas de los ’80, ésta es un golpe al mentón.
Si bien el disco tuvo que tragarse muchas críticas, es un hecho que “Keep the Faith” consiguió que Bon Jovi renaciera de cara a una década que ya no iba a ser amable con el glam ni el hard rock. Más maduros, equilibrados y conscientes de la época que se venía, los de New Jersey tomaron el sendero de U2 y se pusieron a construir su camino para convertirse en una banda global de rock, montados en su confianza y mostrando, sin reveses, el paso de los años en formato evolución.