“Más allá de mi carrera solista, disfruto mucho los momentos con otra gente, con quienes…
Cancionero Rock: “Crimen” – Gustavo Cerati (2006)
“Me gusta mucho escribir sobre conflictos de relación. No lo puedo evitar… me atrae”. Las palabras anteriores responden a lo que le sucedía a Gustavo Cerati a la hora de componer grandes sencillos como es el caso de “Crimen”.
De hecho, el track del disco “Ahí Vamos” lo compuso en un momento de tranquilidad y prosperidad en su corazón. “Salió en un momento de felicidad absoluta en mi vida. No era el artista deprimido que escribía una canción triste, y hasta me divirtió en este disco jugar con ciertas situaciones clásicas. Pero siempre van a tener una idea autobiográfica de mis letras”, explicó Gustavo en el libro Cerati en Primera Persona.
Para el ex líder de Soda Stereo siempre estuvieron presentes las preguntas de a quién dedicaba sus canciones o el por qué las realizaba. Sin embargo, ‘Gus’ supo lidiar con eso y siempre tuvo respuestas acertadas para ello. “Siempre sucede que, al ser una persona conocida, están las preguntas y parece que las relaciones son directas con eso. Y a veces me inspiro en cosas que están fuera del tiempo y lugar”. Sobre “Crimen” expresó que “es un rompecabezas de entrada, una especie de puñalada, pero yo estaba en una situación muy feliz. En un momento habla de los celos ‘los celos otra vez’ y remite a ‘Muchacho celoso’, el tema de John Lennon, que para mí es la canción de amor por antonomasia”.
“Robbie Williams”, Shakira o “Celos”
Gustavo mencionó en una entrevista que la canción no se iba a llamar “Crimen” en un principio. Incluso, se dio el tiempo de bautizarla de muchas maneras y entre ellas destaca la del cantante inglés. “Yo le decía ‘Robbie Williams’ a la canción. De hecho fue un tema que se llamaba ‘Celos’ y que le había mandado a Shakira por si le interesaba grabarlo para su álbum”, dijo. Asimismo, agregó que los músicos que lo acompañaban le pidieron en que la hiciera él y no la artista colombiana. “Los músicos de la banda me insistieron mucho en que lo hiciera, pero yo me resistía un poco: la veía al borde de lo burdo. Pero en este disco traté de hacer las cosas sin miedos y sin prejuicios. No le di mucho espacio a eso”, completó.
Sobre la letra que elaboró y los matices y contrastes que le quiso dar resumió que el hit era una suerte de “destrozacorazones” pero que el título de la canción nació desde lo que significa romper una relación con otra persona. “La verdad es que siempre pienso que cuando las relaciones se terminan, hay algo de crimen irresuelto en ellas. Es decir, uno se da cuenta de que hay muchas cosas por las cuales cometió ese asesinato, aunque parece que el cuchillo lo clavó otra persona y eso nos hace doler, pero en realidad somos protagonistas también de ese ‘CRIMEN’”.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
El track que ha sido considerado una de las mejores obras creadas por el compositor tiene muchos detalles en cuanto a su universo y argumento poético. “Cuando estoy escribiendo, hay momentos en que hasta se me llenan los ojos de lágrimas. Si analizas la letra, es una sensación de esa pérdida que queda inconclusa en términos de explicaciones. ‘¿Qué otra cosa puedo hacer?’, dice la canción. Lo aclaro porque después comienzan con las suspicacias”, explicó.
Para cerrar, Gustavo mencionó que la canción que fue lanzada como sencillo el 6 de junio del 2006 estuvo rodeada de polémicas, pero que él se remitió a no hablar. “Se han dicho barbaridades que, obviamente, no salí a desmentir. Siempre, desde chico, entendí que la canción como hecho artístico es un disparador de sensaciones que va del autor a quien la escucha. No se trata de algo matemático, pero tampoco de un diario personal cantado. Siempre hay algo de terapia, pero hablamos de cuestiones universales”, comentó.
No obstante, sus palabras no quedaron solo en eso y se dirigió a la crítica musical expresando que “hay una tendencia amarillista en la prensa, incluso en la especializada en música. Esto lo he sentido en carne propia, sobre todo, en los últimos años. En definitiva, lo que se hace es bastardear lo que uno escribe, además de subestimar al oyente, como si la gente comprara mis discos para escuchar el diario de mi vida. No voy a negar que todo pasa por el tamiz de una experiencia personal y de la óptica que uno tiene de la vida, pero muchas veces es más imaginación que otra cosa”.