Cancionero Rock: “Strangelove” – Depeche Mode (1987)
Desde la primera estrofa supimos, en ese 1987, que esta era de esas canciones condenadas a no desaparecer del inconsciente. Ese efecto tan original de la voz, como pasada por una suerte de megáfono y que le otorgaba toda esa profundidad, sentenciaba que este tema era el verdadero interlocutor dentro de un disco dedicado a la multitud. “Strangelove” era el resumen del concepto sonoro tras “Music for the Masses”.
Lanzado como single el 13 de abril de 1987 y compuesto por Martin Gore, sufrió varias modificaciones desde que salió como adelanto, hasta el corte que finalmente apreciamos en el disco cinco meses después. La banda no quedó totalmente satisfecha con el primer resultado porque sonaba demasiado adornado, según opinión de Alan Wilder. Y considerando que aún quedaba tiempo para retocar, Daniel Miller, productor de esa primera etapa de los de Essex, realizó una nueva mezcla que, en lugar de comenzar directamente con el riff principal (memorable, una de las mejores líneas de teclado de los ‘80), le daba paso a una introducción más ruidosa, para que la melodía fuera apareciendo gradualmente. Los sintetizadores la dotaron de una atmósfera más pulida y que daba cierta aproximación a lo que escucharíamos, tres años después, en “Violator”.
Las letras de Depeche Mode siempre han salido de las vivencias de Martin Gore. Todo ha tenido que ver con sus dolores, esperanzas, éxitos, sueños, relaciones, y en “Strangelove”, la confusión de la historia nos llevó al lado sado-masoquista del amor. La banda ya había experimentado letras de este tipo, como en “Master and Servant” del “Some Great Reward” (1984), cuyo origen provenía de lo que experimentó Martin en su estadía en Berlín, donde fue asiduo integrante de su movida nocturna y donde conoció los clubs de inclinación sado; el ritmo más acelerado que planteaba el teclado pareciera distinguir a ese acompañante trágico, simbolizando lo aburrido que parece ser una relación convencional y donde el juego se basa en aceptar, incondicionalmente, ese amor extraño.
La estética que Martin tomó en esos años, usando cueros, accesorios metálicos y ropas ambiguas, daban crédito a la fascinación que sentía por ese mundo donde el deseo se expresa con violencia, como parte del amor compartido. Musicalmente, “Strangelove” es conducido por la notación grave que le dio Alan Wilder, su sello personal y que distinguió a Depeche Mode de toda banda que se le quisiera parecer. Esa apuesta le otorgó cierta agresividad sonora, pues al término de cada estribillo aparecen teclas que bajan el sonido principal y que apoyan la oscuridad de la lírica, llena de placer y dolor.
Para el vídeo, Depeche Mode colaboró por segunda vez con Anton Corbijn, quien utilizó con ellos su típico blanco y negro. Mezcló cortes de su novia paseando por París con otras del cuarteto en distintas situaciones informales. A esto le sumó poca ropa, habitaciones oscuras y animaciones de los altavoces de la portada del disco. Sin embargo, la lencería no le gustó a MTV y el video tuvo que ser editado. En el ‘88, se grabó una nueva versión con mucho color, con la banda vestida de blanco y con el título de la canción proyectado sobre edificios y estatuas.
Aunque “Strangelove” no tuvo un gran resultado en los charts y la prensa la recibió de manera muy fría, hoy es un obligado en cualquier lista que se haga de las mejores canciones de Depeche Mode. Fruto del libertinaje experimentado por Martin Gore, apuntalado por la notación baja del sintetizador de Wilder y llevada a la cima de la expresividad por la voz inigualable de Dave Gahan, “Strangelove” abrió la puerta para escuchar un extraordinario disco, el cual cerraría esa etapa tecno dark. La canción fue el símbolo del “Music for the Masses” y eso se aprecia cuando miras el último show de la gira “For the Masses”, el 101, en el Rose Bowl de Pasadena en junio de 1988 y que retrata el atractivo que la banda producía (y produce) en vivo, tocando ante más de 30.000 personas cuando en las listas apenas entraban al top 40, y ad portas de grabar el disco que cambiaría su historia.