Cancionero Rock: «Epitaph» – King Crimson (1969)
«Epitaph» es poesía pura. Emanado de un álbum que nos deja arte por todas partes. Desde esa magnífica e icónica portada del hombre esquizofrénico y el Rey Carmesí muy bien ilustrada, hasta cada una de sus canciones, donde hay versos, pasión, destreza instrumental y melancolía todo en uno. Sin menospreciar el trabajo musical de Greg Lake, Robert Fripp y sus compañeros (que vaya que sí lo es) uno de los que se lleva el gran crédito acá es el gran Pete Sienfeld, el hombre de los poemas y letras de casi todas las canciones del álbum.
Para «Epitaph» el liricista y poeta inglés quiso dejar algo para el epitafio, tal como nos lo dice el nombre de la canción. Este título de la canción, así como las letras se refieren al mensaje que se muestra en una lápida. Entre medio de una intensidad enorme, partes a capella y mellotrones de ensueño, el cantante se enfrenta a una especie de lucha y teme que su epitafio será una «confusión». Greg Lake, el bajista del grupo para este imprescindible «In the Court of the Crimson King» (su único álbum con la banda, quien salió luego para formar Emerson, Lake & Palmer), explicó: «Epitaph es básicamente una canción de cómo mirar todo con confusión en un mundo enloquecido».
King Crimson tenía una extraña capacidad de escribir sobre el futuro—cosas que pasarían—de una manera extremadamente profética, y los mensajes que esta canción contiene son aún más relevantes de lo que eran cuando la canción fue escrita originalmente. 1969 fue un año de crisis, muertes en el mundo y horrores en la Guerra de Vietnam y con el paso de los años todo empezaba a tener mucho más sentido al escucharlos.
El tema, por la época y lírica, es simplemente un llanto al mundo que no pudo transmitirlo mejor King Crimson con los poemas maravillosamente oníricos de Seinfeld. No dejar de decir además, que en muchas partes, sobretodo la primera estrofa, alude a la muerte de Jesucristo, al vía crucis y al «sacrificio» por la humanidad.
«El muro en el que escribieron los profetas
Se agrieta en las costuras
Sobre los instrumentos de la muerte
La luz del sol brilla intensamente
Cuando cada hombre es desgarrado
Con pesadillas y con sueños,
¿Nadie pondrá la corona de laurel
Cuando el silencio ahoga los gritos?»
Por Patricio Avendaño R.