Un clásico instantáneo e inmortal, de tal magnitud como no lo tenían hace nueve años;…
Cancionero Rock: “How Much Love” – Vixen (1990)
Las oriundas del estado de Minesota comenzaron con el pie derecho, gracias al disco homónimo de 1988, pero con mucha dependencia de colaboradores externos. Fórmula que se repitió para su discreta segunda entrega: Rev It Up (1990) —una secuela que, sin ser de mala factura, tuvo mucho menor impacto. Pero lo que le escaseaba para componer a Vixen, lo compensaban con derroche de groove y gancho —como lo muestran en los conciertos de la época. Y que también queda en evidencia en lo que fue la pieza más reluciente del disco: el single promocional punta de lanza, How Much Love —figurando en los créditos Steve Plunkett, cantante de los por ese entonces disueltos Autograph.
Un verdadero éxito al que le da inicio el cencerro de Roxy Petrucci, para que entre a atacar el filoso riff de guitarra de Jan Kuehnemund —fallecida en octubre de 2013. La intervención de Janet Gardner, en voces, sólo apunta hacia arriba; preguntándose “cuánto amor se necesitará para demostrarte que no soy otra angustia” —algo que podría haberse desenvuelto en un sentido tono, pero aquí se decidió inyectarle energía por los cuatro costados, con un coro hecho para grandes arenas y estadios; el videoclip dándole además vertiginosidad y dinámica extra.
Gira en torno al intento de ponerle el cascabel al gato, tras varios tira y afloja: “Estás en la esquina dándome la espalda, estás escapando de nuevo. Mientras más te doy, menos tomas; dime dónde va a terminar”, despacha la blonda vocalista llena de vigor —que podría hilarse, de manera casual, como una precuela de la canción Love Made Me (1988); cuando ya no hay punto de retorno posible, con la irrevocable decisión de que todo ha acabado. Pero en el intertanto, en este último gran despliegue de Vixen, es literalmente una declaración que pide a gritos que “la deje entrar” —justo antes del giro de la industria musical que terminó por sepultarlas, a futuro sólo siendo un número encomendado a la nostalgia.