Cancionero Rock: “Jesus Alone” – Nick Cave (2016)
Nick Cave empezó a preparar su último disco con los Bad Seeds en 2014. En ese momento se inspiraba en un salto al vacío, buscando retratar la soledad que invade el espíritu. Sobre esa travesía versaban las primeras estrofas de “Jesus Alone”. Lo que aún no sabía es que durante el proceso de escritura, ya en el año 2015, su hijo Arthur (uno de sus gemelos), perdería la vida justamente de la manera en la que estaba imaginando la esencia de esa canción, la cual ya terminada sería cubierta por una sensación de sacralidad que no tenía en sus inicios, y teñiría sus casi seis minutos de duración de una poesía desgraciada y desgarradora.
La interpretación de “Jesus Alone” también cambiaría. El sello sepulcral que adquiere la vocalización de Cave nos arrastra, a través del acompañamiento de cuerdas y piano, a una suerte de ritual utilizado para expulsar sus espíritus. Durante el recorrido nos sumergimos en una atmósfera densa, como si ésta fuera una llamada gutural que trata de romper la parálisis de la muerte inesperada y trágica. Y aunque ese sosiego no se rompe prácticamente en ningún momento, la canción de a poco va enfilándose hacia la aceptación, la cual es reflejada en la estructura musical.
La canción empieza con distorsión, con sonidos de fondo y ecos que nos sumergen en la sensación ambiental lúgubre que tiñe este track, y el disco en general, dejando a la voz todo el protagonismo y mérito de ser el elemento que transporta al otro mundo al que escucha. Esta voz aparece grave, triste, mientras que la base musical juega con sonidos agudos y graves para ayudar a precisar la vivencia. En los casi seis minutos se atraviesa por variedad de sensaciones sonoras, las que van revistiéndose de la estética del piano y las cuerdas mágicamente dirigidas por Warren Ellis, pero que son un simple bocado, son sutilezas que perpetúan la impresión general de tristeza, haciendo ganar algo de intensidad y apuntalando la melodía. La estructura cuida siempre que el sonido ampare la atmósfera generada.
Es un corte crudo y minimalista, solo apto para el público que ha comprendido, a través de la carrera de Cave, su especial sensibilidad, pero que ahora, en “Jesus Alone” y en todo el espectro del disco “Skeleton Tree”, debe tener la capacidad de apreciar matices y ambientes subyugados ante la más cruel de las desgracias, pero que son muy necesarios para conectar de verdad con el momento abrumador y trágico que vivía el artista en plena composición de este trabajo.
Por Macarena Polanco