El disco “Around the Fur” tiene dos personalidades. Una visceral, cortesía de los gritos y letras de Chino…
Cancionero Rock: «Pompeji» – Deftones (2020)
«Ohms», el nuevo álbum de Deftones no cabe duda que nos ha dejado nuevos momentos para atesorar. Pasajes misteriosos, oníricos y enigmáticos siempre han sido premisa en todos sus discos, pero parece que esta vez lograron sonorizarlo a la perfección gracias a las atmósferas y sintetizadores incluidos (estos últimos con gran presencia gracias al protagonismo de Frank Delgado), sin dejar de lado el riff y la visceralidad, cosa que en «Gore» de alguna forma echamos mucho de menos. El álbum supo equilibrar bien esos mundos paralelos del sonido de la banda, que cuando se unen logran la fusión perfecta, como si se tratara de un Deftones modo «súper saijajin legendario» que viene a romperla con dotes de perfección como nunca antes.
Lo que sí pocas veces le habíamos visto a Deftones era lírica sacra o que hiciera referencia clara a la religión o cuestionamientos a la Iglesia, la fe o al cristianismo, cosa que hemos visto mucho en el rock y metal, desde las bandas más extremas hasta cosas de Depeche Mode, por ende, escuchar a Chino explotar en rabia contra Jesús y el hecho de que «morimos por sus pecados» —cual Patti Smith en la transgresora «Gloria» del Horses— es un hecho absolutamente extra y simbólico que nos deja este disco, todo entremedio de una de las canciones más potentes e intensas del disco de los ojos angustiados.
Pompeji es la sexta pista del álbum, y justo desde donde Ohms realmente se destaca. Ya en los primeros segundos, la canción se prepara para triunfar rotundamente con un sonido de gaviotas que en visión de Chino Moreno no deja de tener toques algo siniestros; “Son un poco espeluznantes», dijo en una entrevista reciente. «Boys of Summer» de Don Henley tiene una pequeña sección en la que se escuchan gaviotas y siempre me da miedo; me gusta porque cambia el escenario de la canción. Te lleva a alguna parte».
Jesus Christ, we hold you to blame
You gave your life, but we died in vain
Esa intro es un contraste perfectamente definido entre la luz, los acordes mayores y las profundidades oscuras y depresivas de la guitarra que presagian la rabia y desesperación que se avecinan, mientras la canción estalla con el riff en llamadas desesperadas y blasfemas hacia la oscuridad. La yuxtaposición de tono entre mayor y menor refleja el bien y el mal dentro de todos nosotros y la temática del tema; los gritos de los condenados, entonces, reflejan una humanidad abandonada a la suerte, a la condenación, al castigo eterno en llamas, al infierno en la Tierra: en un momento, conducido a la erupción que causó este desastre en el Vesubio, que también erupciona junto con la desgarrada voz de Chino, clamando hacia el cielo, donde casi llora: “Jesucristo, te culpamos / Tú diste tu vida pero morimos en vano!”.
En año 79 d.C., el monte Vesubio hizo erupción. Fueron nubes tóxicas y ardientes de fuego y gas sobrecalentado las que se precipitaron desde las pendientes a más de 482 kilómetros por hora. La ceniza oscureció el sol; el día se transformó en noche y prácticamente enterró la ciudad italiana. A los habitantes de Pompeya les esperaba un destino peor e igualmente terrible.
“La oscuridad cayó, no lo oscuro de una noche sin luna o con muchas nubes, sino como si en un cuarto cerrado se hubiera apagado la lámpara”, escribió Plinio el Joven, quien fue testigo del cataclismo desde la Bahía de Nápoles el año 79dc. Él describió cómo una extraña nube que parecía un árbol de pino era lanzada por los aires desde dentro del Vesubio.
El sintetizador resonante al final, entonces, parece mostrar este centenar de masa humana como flotando en la oscuridad después de todo este caos y desdicha. Una pista muy existencial y un punto culminante del álbum, que crea una especie de secuela ineludible con aquella celestial y electrónica outro y con las gaviotas alzando vuelo nuevamente (como si fueran las únicas sobrevivientes al desastre de tal magnitud) hacia su canción siguiente, ‘The Link Is Dead’.
Por Patricio Avendaño R.