Cancionero Rock: «Rain» – The Beatles (1966)
Es un clásico total para adornar nuestros Facebooks, Twitter o estados en redes cuando la lluvia nos arrecia. Pero aparte es un clásico del rock sicodélico por lejos, y de hecho fue una de las primeras canciones escritas con este origen lisérgico y volátil, en la época de “Revolver” (1966), que sin duda fue el disco que destapó a The Beatles como una banda que dejaba de escribir dulces baladas de amor en pos de aventuras más osadas, de emociones más viajeras, efervescencia mucho más volada más allá de un dulce soneto de idilios ultrarománticos o dedicado a chicas y relaciones de pareja.
Finalmente fue editado como single de doble cara con la no menos genial ‘Paperback Writter’ por el otro lado, dejándolo como uno de los lados B más preciados de los de Liverpool. También fue la época en que Lennon le gustaba experimentar tanto con las letras como con las técnicas de grabación, estimulado por el productor George Martin claro queda, gran responsable de estos sonidos de voces en cuatro pistas, reversas y de probar e insistir para que las canciones detonaran un efecto totalmente volátil y salido de lo convencional y que a la postre dio pauta para todo un género musical.
Lennon también empezaba a darle esas vueltas de tuercas bien interesantes a sus letras, no es una canción tan reivindicatoria de la lluvia propiamente tal, sino más bien recriminadora de la gente que se esconde de ella, eso de andarse resguardando cuando el clima nos presenta algo que nos puede “invadir” en vez de dejarse llevar por él y disfrutarlo. Parte de ese sentimiento de libertad y de sutilmente “mandar todo al demonio” que declaraba a The Beatles como la banda más rebelde de esta etapa.
El video, y ese comentario bien acertado de Harrison para la antología, cuando nos comenta que “de alguna manera nosotros inventamos MTV” aludiendo que este registro se hizo en tiempos que no existían los videoclips. Para variar, The Beatles siendo pioneros otra vez dando aportes increíbles a la historia de la música.
Por Patricio Avendaño R.