Cancionero Rock: «Sube a nacer conmigo hermano» – Los Jaivas (1981)
«No nos sentíamos dignos de esta obra», comentaba Eduardo Parra al referirse con nostalgia de los días en que se planteó la idea de que Los Jaivas pudiesen llevar a cabo un pedazo del libro de poemas de Pablo Neruda «Alturas de Macchu Picchu» de la obra Canto General.
El tiempo dijo que sus declaraciones no pudieron ser lo más humildes, pues Los Jaivas llevaron a cabo esta magnífica obra/proyecto, donde no solo readaptaron los temas a formato canción, sino que lo presentaron a todo el mundo en el lugar maravilloso incaico en Perú, sembrando mística, historia y leyenda para siempre y convirtiéndola en una de las mayores obras realizadas por la música popular en Chile.
«Sube a nacer conmigo hermano» es una tremenda canción de un pedazo de todo este poema, que por cierto Los Jaivas tuvieron que estudiar, separar y discutir al respecto, dado que no fue una obra copiada de puño y letra propiamente tal, acá la parte artística de Los Jaivas al poner de su cepa, es lo que lo hizo brillar aún más, aunque en algún momento la verdad es que se cuestionaron si hacerlo cantado o no. El resultado cantado fue un acierto, pues son los maravillosos y estremecedores versos de Neruda que pudieron llegar a todo el mundo gracias a ello.
Así lo cuentan ellos mismos en el recomendado documental donde recuerdan los detalles de la composición y de cómo, pese a haber sido un disco musicalmente grabado en París, Francia, se capturó la esencia de la mística obra y del paisaje asombroso que inspiró a Neruda.
«Musicalizar poemas de Pablo Neruda es una tarea ardua, y capturar su esencia más aún» comenta Mario Mutis, insigne miembro histórico de la banda. «Hacer la música en París y llegar con la obra terminada a Machu Picchu fue un misterio, no sabíamos que iba a pasar, si realmente estando allá lográbamos captar la esencia del lugar y de la obra. Yo subí un día a la torre del vigía, que era uno de los lugares más altos, y me puse los audífonos escuchando el disco mirando el valle y ahí me hizo el ‘click’ sintiendo la música y que todo calzaba perfectamente. Las ondas musicales se mecían al ritmo de las nubes que pasaban, de las lluvias que caían, de los cóndores que pasaron volando…el hilo de plata que hablaba Neruda, yo lo estaba mirando, era el rio Urubamba, que con el sol del mediodía se veía como una serpiente de plata…ahí comprendí lo que habíamos hecho».
El tema en cuestión redondea un poco los parajes oscuros por donde se movió Neruda, por donde en esta obra habla mucho de la muerte (otro gran ejemplo es «La Poderosa Muerte», con extractos de varias partes del poema en tal concepto), aunque en este sentido propio del tema, invita a las civilizaciones y sus ancestros a renacer, a levantar la voz desde el foso de la muerte, desde «donde fueron castigados», con sendas frases reivindicatorias para los caídos, los incas y su genocidio, y a los «olvidados, al albañil, joyero, pastor o agricultor». De alguna forma también reclamando la sangre, hablando de víctimas inocentes del pueblo que han caído a través de los siglos por consecuencias tiranas o de ambición de oro y poder, reivindicar su voz abruptamente apagada.
Musicalmente es una maravilla que no deja de tener mucho ritmo, ser densa y heavy al mismo tiempo, y que en la alianza del minimoog con las guitarras, pianos, bajo y batería logró cosas impresionantes para lo hecho en la época.