Fue una especie de "31 minutos del hardcore". "Dirty" impactó al mundo en 1992 por…
Cancionero Rock: «Teen Age Riot» – Sonic Youth (1988)
«En realidad, se trataba de nombrar a J Mascis como nuestro presidente soñado alternativo de facto», dicen las citas en el cuadernillo del arte de Daydream Nation y su reedición de 2007, refiriéndose al líder de Dinosaur Jr., y considerando que 1988 fue un año de elecciones, por lo que la inocencia, el tono irónico y mordaz esconde también algo de seriedad detrás del deseo de Moore, que evidenciamos cuando podemos darle más vueltas a esta sublime canción, sin duda una de las más grandes de su repertorio y del cada vez más creciente rock punk/garage/noise de finales de los ochenta del que llevaron la bandera los neoyorquinos.
Y es que «Teenage Riot» termina convirtiéndose en una especie de himno a pesar de que la voz inexpresiva y estas letras—a ratos sin sentido y en otros con una sensatez brutal— de Thurston Moore, que nunca se atreven a desatarse como algo serio, como un postulado. La canción termina siendo una especie de instantánea y reflejo de los chicos desafectos y alienados que podrían respaldar a un líder que «vendría corriendo con zapatos de plataforma/ Con una pila de amplificadores Marshalls/ Para al menos darnos una pista» (J. Mascis). El detalle de la influencia del cantante y guitarrista de sus contemporáneos es bien honesto, la banda estaba muy ensimismada con ese sonido, en las mismas notas del álbum se habla de que sus canciones estaban tan influenciadas por Dinosaur que en primera instancia las comenzaban a titular «Dino 1», «Dino 2» y así.
La versión del álbum de la canción consta de dos partes y eso es un gran detalle para considerar como una de sus proezas más épicas. La sección de introducción presenta una melodía de guitarra repetida e hipnótica, y Kim Gordon arranca con el protagonismo cuando recita en forma de bucle cosas como «Lo eres, no lo eres / Dilo, no lo divulgues / Extráñame, no me rechaces / Deseo espiritual / Caeremos». (Y ésta, «We Will Fall», como una referencia a la canción del mismo nombre de los Stooges de su álbum debut).
Say it
Don’t spray it
Spirit desire (face me)
Spirit desire (don’t displace me)
Spirit desire
We will fall
Es la calma antes de la tormenta. Después todos los instrumentos se detienen y Moore entra con una guitarra veloz, distorsionada y adorablemente ruidosa, abriendo la sección principal de la canción. Ese riff y las siguientes notas son las que nos guían hacia el caos perfecto que esta canción—de marca registrada de la banda—nos ofrece. Es un tema que podría considerarse muy representativo de lo que es SY: voces que divagan, esa locura y psicosis exportada de sus tres primeros discos que cimentaron el No Wave, y lo siguiente con líneas absolutamente melódicas y de vuelta a una estridencia y ruido, ruido y más ruido. Todo en conjunto es una verdadera sinfonía SonicYouthiana, un tema intrínseco de su naturaleza animal y un referente nato para las nuevas generaciones. Este disco salió justo antes de la explosiva llegada a las masas del grunge y sin chistar queda clarísimo que fue un poderoso antecedente de todo ello.
Siguiendo con la letra, en muchos sentidos, los niños son los que representan el cambio en la canción. «Buscando un aventón a su ubicación secreta», canta Moore sobre el líder. «Donde los niños están preparando una nación de velocidad libre para ti. Porque se está volviendo un poco silencioso en mi cabeza/ciudad/ Se necesita un alboroto adolescente para sacarme de la cama ahora mismo». De alguna manera Sonic Youth estaba invitando a un movimiento, a una rebelión que quizá ellos mismos no podrían hacer, pero sí llamar a hacerlo, y hacia la adolescencia, un llamado urgente a su propia revolución pingüina desde el underground.
Una de las cosas ingeniosas de «Teenage Riot» es cómo el divagar encantado de Gordon al principio de repente cobra sentido una vez que escuchas la mayor parte de la canción. En el contexto de los sutiles gritos de batalla de Moore, sus primeras líneas parecen la voz colectiva de la población adolescente, especialmente cuando canta «We will fall». Ese pesimismo es inmediatamente contrarrestado por los destellos de esperanza que brillan una vez que las guitarras aceleran sus motores.
Y es sin duda la esperanza, aunque templada con sarcasmo, lo que emerge a medida que la canción de casi siete minutos llega a su fin. «Estamos fuera de las calles ahora / Y de vuelta en la carretera/ En el camino antidisturbios». La rebelión se empieza a consumar y esas desencantadas voces del principio se transforman en verdaderos gritos de guerra.
La historia se repite, una y otra vez. Mientras escuchamos a los políticos llenándose la boca con mentiras y falsas promesas para decirnos cómo van a liderar, el mensaje de «Teen Age Riot» resuena aún más fuerte en estos tiempos. Sonic Youth, a su manera única e indirecta, parecía estar diciendo que la juventud de Estados Unidos finalmente elegirá a sus propios líderes, y sin duda J Mascis era un buen elegido para gobernar, tal vez no el país, sino esos corazones con su ensordecedor y honesto rocanrol y que sería al único que respetarían. El nexo con el nombre del disco está más claro: el día de la nación soñada, será ese en que abracemos a nuestros verdaderos ídolos y no a presidentes corruptos, ladrones, y que derramen la sangre de su propio pueblo.
Por Patricio Avendaño R.