Cancionero Rock: “Walking in My Shoes” – Depeche Mode (1993)
“Walking in My Shoes”, al igual que todo el disco “Songs of Faith and Devotion”, marca un cambio importante en la discografía de Depeche Mode. El álbum de 1993 es menos electrónico y más confesional, pero profundiza aún más en el tono oscuro de la segunda mitad de los 80’s que comenzaron a desarrollar, ése que (irónicamente) les dio mayor masividad que en los tiempos de “Just Can’t Get Enough”, su hit de 1981. Volviendo a “Walking in My Shoes”, este sencillo por sí solo explica la temática que Martin Gore desarrolla como letrista: el cuestionamiento personal a través de la visión religiosa.
En voz del siempre carismático Dave Gahan, la canción arranca con las siguientes líneas: “I would tell you about the things they put me through / the pain that I’ve been subjected to / but the Lord himself would blush”. Son las cosas por las que el protagonista tuvo que pasar, los dolores que sufrió, pero que harían ruborizar al mismo Señor. “The countless feasts laid at my feet / forbidden fruits for me to eat / but I think your pulse start to rush”. El hablante cuenta de sus innumerables festines y frutos prohibidos que se le ofrecieron, y es acá donde involucra la posible reacción del oyente, que se le acelera el pulso de la sola impresión tras oír sobre dolor y tentaciones.
Es entonces donde la voz de Dave Gahan (y las palabras de Martin Gore) le advierte a quien escucha el comienzo ya relatado de esta historia: “Now I’m not looking for an absolution / forgiveness for the things I do / but before you come to any conclusions / try walking into my shoes”. No busca perdón ni ser absuelto por todo lo que ha hecho, pero antes de que lo juzgues, intenta caminar en sus zapatos. Es un consejo que bien puede aplicarse en la realidad, donde la sociedad busca sacar conclusiones sobre lo que has hecho o no en lo personal. El coro remata con “You’ll stumble in my footsteps / keep the same appointments I kept”, para cerrar dos veces con la línea “If you try walking in my shoes”. Podrás ponerte en su lugar, tropezarás con sus pasos y mantener las mismas citas que él.
Más adelante, Dave Gahan menciona un posible mundo sin moralidad ni decencia, donde le promete al juez y a los jurados que “mis intenciones no podrían haber sido más puras / mi caso es fácil de ver” (“My intentions couldn’t have been purer / my case is easy to see”). No busca una conciencia más clara ni paz mental, pero insiste, una vez más, que te pongas en su lugar. Es la voz de quien reconoce haber pecado, con su existencia marcada a fuego por la fe.
A estas letras se suma una inquietante atmósfera musical, con un intenso bajo, un piano en el fondo y una sección de cuerdas que le entrega más dramatismo a la escena, coronado por los solos de guitarra de Martin Gore. Y no olvidemos el videoclip con la notable dirección de Anton Corbijn, como lo hizo con varias piezas de la videografía de Depeche Mode. Con todo esto, “Walking in My Shoes” alcanzó el #1 del Modern Rock Tracks y el #69 del Billboard Hot 100.
Esta confesión que forma parte de “Songs of Faith and Devotion” bien podría acercarse a la realidad del vocalista, quien ha tenido que lidiar con diversas caídas, desde robar autos en su adolescencia hasta sus episodios con drogas en la adultez, que incluso casi lo llevaron a la muerte (como la sobredosis de speedball en 1996). Cuántos no han juzgado a Dave Gahan por sus adicciones, pero no es fácil ser el vocalista de Depeche Mode, lo sabemos. Al menos ya ha superado lo peor.
En la actualidad la banda (ahora dúo) tiene a “Walking in My Shoes” como un infaltable de sus setlists. Esto, a pesar de que el tecladista Alan Wilder dejó la banda tras el Devotional Tour, la gira que promovió el disco de 1993. Curiosamente, Wilder confesó que esta canción es su favorita de “Songs of Faith and Devotion” junto con “In Your Room”. Con todo el peso de las letras, Depeche Mode, y especialmente Dave Gahan, le concede a su fanaticada el honor de interpretar “Walking in My Shoes” en cada show. Si realmente existe un Dios, sólo él podrá juzgar a quien le da voz a esta confesión. Creyentes y ateos, dejémonos llevar por este increíble sencillo.
Por Carolina Plaza Vilches