Chasing Trane, el documental de John Coltrane: Hacia el infinito y más allá
«Jazz es una etiqueta para vendernos, mi música llámenla sólo John Coltrane», enfatiza la voz de fondo a cargo de Denzel Washington, el gran actor y hombre muy bien elegido para la locución en Off de las citas del fallecido músico y uno de los más célebres de la etapa dorada del jazz norteamericano. Esta sentencia, junto a muchas otras que dejó en que trató de ser un escapista a las fórmulas convencionales al momento de tratar su música y la vida misma, nos deja un documental estrenado en el festival In-Edit y plagado de referencias interesantes de la personalidad –algo errática y brillante– del que, de acuerdo a muchos protagonistas de esta cinta, se eleva como una figura a un nivel casi mesiánico.
Es tan así la devoción que ha generado que personajes como Carlos Santana, John Densmore (The Doors) sus ex-compañeros de banda y su hija, entre muchos otros, recuerdan al mágico saxofonista con emocionantes relatos y recuerdos (varios de ellos quebrándose en pantalla al punto del llanto incluso). El trabajo de John Scheinfeld para retratarlo a veces roza lo adulador obsesivo la verdad, pero se justifica plenamente al desentramar la carrera de un personaje que no tan solo fue un buen músico, sino también tenía una conexión muy religiosa y mística con todo lo que hacía. En muchos tramos se hace referencia que con las notas de su saxo quiso desafiar los límites de la física y el infinito, cual Albert Einstein (que sale referenciado por Coltrane en el film, por cierto) como tratando de explicar cómo hacía para llegar a un lugar donde nadie jamás lo había hecho musicalmente.
Pero para llegar a eso tuvo que lidiar con obstáculos y no fue todo fácil para el músico en una etapa de la tentación con las drogas en su primera etapa en los clubes de Jazz, cuando era reclutado como músico de sesión por Miles Davis o «Dizzy» Gillespie (este último quien terminó por despedirlo cuando lo «pilló» in fragante consumiendo drogas en etapas de ensayo). Luego lo motivó la segregación racial imperante en los ’60. El día a día de los ataques a la comunidad negra americana son retratados en un segmento bien particular del documental recordando el atentado a la iglesia de Birmingham en 1963 cuando cuatro niñas afro americanas murieron, condimentado con los emotivos discursos del Dr. Martin Luther King de la época, capítulo que lo llevó a componer «Alabama», una de sus más profundas y sensibles piezas instrumentales. Detalles no menor y asombrosos son los momentos dedicados a su banda, donde militó el soberbio baterista Elvin Jones y los no menos sublimes McCoy Tyner en el piano y Jimmy Garrison en el contrabajo. La banda, que absolutamente redefinió el swing, se muestra en intensísimas performances en su etapa dorada en la película, dejándonos momentos espectaculares de entrega escénica.
Lo absolutamente abrasivo del documental por lo demás es que cada momento está musicalizado con sus grandes obras, inconscientemente, entregándonos sus más preciadas piezas a través del recorrido biográfico del film. «Love Supreme» es otra obra retratada como inmortal del caballero del Jazz, conjuntamente con el episodio entre lo divertido y bizarro de aquel coleccionista japonés que dedicó prácticamente TODA su vida a recolectar todo tipo de discos, memorabilia y chucherías del músico, al nivel de crear una especie de templo de culto. La verdad es que es solo un ejemplo de la devoción que se patenta en todo el film hacia el gran artista, todo decorado con viñetas especiales, colores e imaginería espacial, como para dejar claro que el protagonista y todo lo que dejó, simplemente lo eleva a la imagen de culto, debido a que su singularidad lo llevó a perpetuar su música a un nivel prácticamente espaciotemporal, como si se tratara de revelarnos a través de sus notas los misterios del cosmos.
Por Patricio Avendaño R.
El documental tendrá nueva función en In Edit el Lunes 23 de abril a las 16:00 hrs en Sala Cine UC