Conciertos que hicieron historia: AC/DC – Live at Donington (1991)
Era 1991 y muchas cosas pasaban con el rock. La arremetida del grunge era asunto serio por esos años en lo que fue la marca de una especie de recambios, donde el glam y el thrash dominante en el período ochentero quedaban de lado en pos de este espíritu hippie y punk que representó este nuevo estilo. Ahí estaban Pearl Jam, Nirvana, Soundgarden y Alice in Chains deleitando con sendas placas que hasta el día de hoy son esenciales, pero si hay una banda que siempre ha aparecido inherente a todos estos cambios de tendencias, esa podríamos decir que ha sido AC/DC.
El show en Donington llegó marcado tras el lanzamiento de «The Razors Edge», disco que si bien no es un absoluto en su carrera, trajo consigo nuevos clásicos, uno de ellos la irresistible y única ‘Thunderstruck’, como también otras grandes como ‘Moneytalks’ o ‘Are You Ready’ y lógicamente estas nuevas canciones junto con su avalancha de clásicos dieron para un concierto multitudinario, impactante y tan lleno de energía como lo fue el de la tarde del 17 de agosto de 1991 en Donington Park, Inglaterra.
Más de 26 cámaras instaladas sabían que esto iba a ser grande y que se grabaría para la posteridad. La energía desbordante del batero Chris Slade en esos años ante «Thunderstruck» al inicio fue gigante (algo que no paró en toda la jornada). La irrupción de un vibrante Brian Johnson y la siempre brillante y desenfrenada ejecución de un muy chascón Angus Young decía que solo era el principio de algo gigantesco y que él iba a ser uno de los héroes de la noche, y así no más fue.
Era curiosa la energía de Johnson, tanto desde el principio como cuando lo vemos cantar las últimas canciones como ‘Highway to Hell’ o ‘For Those About to Rock (We Salute You)’, ya que sigue como si nada. Más de dos horas entregando esa tremenda fuerza vocal inagotable, demostrando por qué hoy en día es sin duda uno de los mejores frontmans del rock de la historia.
Pero el show trajo muchas sorpresas: cañones reales, un modelo inflable de la ‘mascota’ Rosie y otro del propio Angus Young, una cámara dentro de un helicóptero como para hacer de todo esto algo más espectacular aún. Malcolm Young y Cliff Williams siempre con protagonismo menor pero aporte increíble a ese sonido envolvente de los parlantes que emanaba desde el escenario.
El repertorio de AC/DC en esos años era contundente: ‘Back in Black’, ‘Shoot to Thrill’, ‘Hells Bells’ sonando con verdaderas campanas gigantescas, la incombustible ‘Whole Lotta Rosie’ con los senos de la muñeca inflable enormes, la bluesera ‘The Jack’ o ‘TNT’, la pegajosa pieza de sus primeros años. Era una fiesta a todo dar y la entrega del público en ese parque (72.000 espectadores) claramente estuvo a la altura, saltando y coreando cada himno como si fuera la última vez que lo escucharan, sin duda era un momento para recordar y vaya que afortunados fueron los asistentes esa tarde/noche.
Para el tramo final la chaqueta de colegial de Angus había salido disparada lejos, era una especie de monstruo que se iba convirtiendo conforme al avance del show. En ‘For Those About to Rock (We Salute You)’ aparecía plantado al medio con todo el protagonismo cual semidiós para luego explotar en rock junto con el alucinante juego de luces preparado y los fuegos artificiales disparándose. Era el glorioso final para un show que marcó un hito en la historia de la banda y una tendencia: los shows de AC/DC hasta el día de hoy destacan por traer gran parafernalia, pero eso no sería mucho si al frente no tuviéramos músicos que lo entregan físicamente prácticamente todo en un escenario. Un verdadero tren de rock’n roll, de gran espíritu y que da gusto revivir una y otra vez.