Conciertos que hicieron historia: Faith No More – Live at the Brixton Academy (1990)
Antes que su primera visita a Sudamérica, que incluyó ese concierto de culto en el Festival de Viña del Mar, antes que el inicio de su romance con Chile, Faith No More grabó su único álbum en vivo y el determinante concierto en el Brixton Academy en Londres, un disco en vivo que ayudó bastante en su carrera por cierto y que llegó totalmente potenciado tras la salida de «The Real Thing» y la flamante incorporación de su nuevo vocalista: Mike Patton.
Y era justamente esto el leit motiv de esta grabación, presentar al mundo la fuerza que acaparó FNM gracias a su nuevo vocalista ese 28 de abril de 1990, la potencia de la gran formación con Mike Bordin, Billy Gould, Jim Martin en la guitarra y Roddy Bottum en los teclados sumados al delirante despliegue de Patton, su energía inagotable (incluso hasta el día de hoy) y sus flirteos con canciones pop, techno y kitsch que hicieron tan grande este show, en el comienzo de una década en que el rock alternativo y la fusión de estilos iba a decir prácticamente todo.
«From Out of Nowhere» arrancaba todo, Bordin sin polera dándole furiosos golpes a su batería, el gran Billy Gould y su «chasca» al frente al bajo con polera de Napalm Death, Bottum con su look de fan de beisbol adolescente, Martin y su look nerd metalero paseando en el escenario con su Flyng-V por todas partes, sumados a este estrafalario Patton, con chaqueta de vestir a rayas, bermudas y zapatillas «de moda» agarrando el mástil del micrófono violentamente. Para ese entonces era difícil tratar de entender lo que se tenía al frente, tanto así como este sonido innovador que emanaba de los instrumentos de esta tremenda banda que veía los inicios de una gran nueva etapa.
El setlist se compuso por muchas canciones del «The Real Thing» y no podía ser de otra forma, la gran ‘Falling to Pieces’ fue la segunda joya en interpretar, y la chaqueta de Patton volaba fuera, el mosh reinaba en el recinto londinense que estaba bastante repleto. La gran ‘The Real Thing’ bajaba las revoluciones por un momento, Patton sentado en un amplificador cantaba la intro para después pegar un salto descomunal y desatar la histeria, más la locura de riffs con que cuenta una de las bellezas del disco. ‘Underwater Love’ seguía y la destreza del gran Billy Gould al bajo más unos inmensos solos de guitarra de Jim Martin nos demostraban un sonido implacable. Acto seguido Patton con máscara calavérica estilo Halloween le da la intro a otro gran momento: ‘As the Worm Turns’ (primer tema fuera de The Real Thing que interpreta), el asunto más que potente ya cobraba el carácter de emocionante y la adrenalina fluía a mil. Por el público se veía gente avanzando encima de otra gente, delirio, mosh y headbangers por donde uno mirara.
La bluesera ‘Edge of the World’, que nos mostraba una interesante cara de FNM por esos años seguía dando un poco de respiro, con los coros apoyados por el público incitados por Patton, pero se venía algo clásico e inolvidable: la interpretación de ‘We Care a Lot’, y ese «C’mon everybody» de Bottum como clavado en nuestras memorias después de tantos años escuchando esta gloriosa versión en vivo, que contuvo ahí guiños en clave de parodia a la «banda del momento» New Kids on the Block. Patton ya sin polera y en el núcleo mismo de su juventud y energía, un rockstar nuevo se desataba y este concierto fue la marca registrada de su gloria como vocalista. La extraordinaria ‘Epic’ seguía en otra versión inmortal, Patton apelaba nuevamente a su pequeña tiendita de disfraces para ponerse un casco de bombero, los riffs de Martin y la explosión rockera de este tema en su clímax no podría haber estado mejor, pero a Patton se le ocurre cantar un freak coro de ‘Pump Up the Jam’ de Technotronic mientras los pianos finales de este tema sonaban, para inmortalizarla, como para darle su marca y estampa para siempre.
Nos acercábamos al final y ‘Woodpeckers From Mars’ era casi inexplicable como sonaba de bien, muy parecida a la versión de estudio, un tema para nada fácil y que requiere de mucho speed y coordinación. Pese a la juventud y locura de la banda, se notaba mucha preparación y profesionalismo en sus ejecuciones. Este tema- instrumental- la verdad es que posee una de las jams metaleras más notables vistas, y eso en vivo y cómo sonó ese día, se debió haber agradecido bastante de parte de los asistentes.
Tras la notable ‘Zombie Eaters’ el cansancio apremiaba tanto en fans como banda, pero aún quedaba energía para un broche notable: ‘War Pigs’, el inmenso cover de Black Sabbath y otra versión que cobró grado de inmortal. Patton haciendo de las suyas otra vez: poniéndose el micrófono como pene, saltando desquiciado de una parte a otra, para después cantarla tirado completamente en el piso y ni siquiera cantarla, vomitar frases sin coherencia y después desatar guturales gritos y alaridos y encaramado a una torre de sonido como un enajenado, para después entregarse a su público con un salto desde el escenario. Era el final que correspondía para un concierto lleno de locura, pero uno de los mejores de la historia.
Quizás no es raro que no hayan lanzado jamás algún otro álbum en vivo a excepción de versiones pirata de otros shows, ya que quizás este show ha sido muy difícil de superar, en una época vital para la banda, en que solamente estaban partiendo su aventura con Patton, la cual desató grandes momentos y discos a lo largo de los noventa y hoy en día lo sigue haciendo. Uno de los grandes hitos de la banda y del rock en general, sin duda.