Conciertos que hicieron historia: Krokus en Viña (1985)
Eran tiempos de oscurantismo cultural, donde la única ventana internacional que teníamos era el Festival de Viña, que recibió a los aplastantes ingleses de The Police (1982), y los deslucidos noruegos de Titanic (1984). Para la versión de 1985 hubo un doblete rockero anglosajón: los escoceses Nazareth, y los suizos Krokus. Estos últimos quizás han sido el número más pesado que ha pasado por la Quinta Vergara —en aquella oportunidad decorada con grandes rombos reflectantes y piso iluminado.
La banda, que en la actualidad está despidiéndose con su gira Adiós Amigos, tuvo su única recalada en Chile de manera fortuita: para aquel certamen la primera opción fue Scorpions, que dieron el batatazo mundial con Love at First Sting (1984); y que más encima por esas mismas fechas se encontraba en Sudamérica, como parte del primer cartel del Rock in Rio. Tuvieron conversaciones avanzadas con la gente de Viña del Mar; pero por unos cuantos dólares extra que pedían, no se llegó a acuerdo.
La organización terminó fijándose en Krokus, una modesta agrupación de mediados de los 70’s que se acercaba al heavy metal, que la temporada anterior despachó un correctísimo y muy radial The Blitz (1984) —siguiendo la buena racha que arrastraban con Headhunter (1983) y One Vice at a Time (1982). Con un pequeño combo de éxitos —que prescindió excepcionalmente del magistral Long Stick Goes Boom; desembarcaron en la ciudad jardín con una doble fecha, como era la costumbre de entonces, fijada para el 17 y 18 de febrero —escudados con tecnología de punta desconocida por estas latitudes; como fue el caso de guitarras eléctricas inalámbricas, las cuales fueron un desafío para los ingenieros.
Con todo el desplante abrieron con dos covers: Ballroom Blitz, original de The Sweet, y que sirvió como caballito de batalla promocional del ya mencionado The Blitz; seguida de cerca por American Woman, prestada del repertorio de The Guess Who —“¡Esta canción es para todas las lolas!”, como diría en Marc Storace tras el micrófono. La misma persona, que algunos años antes, declinó la oferta de AC/DC de reemplazar al fallecido Bon Scott; debido a su sorprendente similitud vocal. Tras el paso de las aguas profundas, con Screaming in the Night y Our Love —esta última la única exclusividad de la primera jornada; se dio rienda suelta a un sonido fiestero.
Primero con la larga duración de Ready to Rock —que por la mitad incluyó un solo de batería, y una participación entregada del público guiados por el vocalista; que en ningún momento se complicó hablando en un más que aceptable español, por los ayuda memorias pegados al suelo. Midnite Maniac, carta fuerte de su reciente trabajo y una de las altas facturas del catálogo, dio paso a Paulina Nin como co-anfitriona anticipando el bis. Bedside Radio y Heatstrokes se perfilaron como las encargadas del cierre, en una jugada llena de potencia y personalidad.
Presentaciones que por mucho tiempo cayeron en la categoría de mito urbano, recién apareciendo a fines de los 00’s los audios de ambos shows; y ya para 2013 los videos puestos a disposición —por el canal de YouTube del Festival de Viña. Rock helvético único en su especie, y que mejor sacó la cara por su país; vino hasta el otro lado del mundo, en una época difícil para nosotros, y plantó una semilla que se convirtió en un capítulo de culto local —enmarcado además en el peak de la carrera de la banda; que pese a sus periódicos lanzamientos, no gozaron de la popularidad global que sí tuvieron en la primera mitad de los 80’s.