Un concierto que vaya que hizo historia y que se vivió en un período de…
Conciertos que hicieron historia: Metallica – Monsters of Rock Moscow (1991)
Rusia, 28 de septiembre de 1991 y Mijail Gorbachov era el presidente. En esos días, él encabezaba los avances para cambiar el sistema político y económico de su país, tras haberse separado del régimen soviético. Había muchos disturbios y calles llenas de tanques y militares, los que cautelaban una polarizada convivencia.
Aún así, y en medio de esta situación caótica, se llevaría a cabo uno de los conciertos de rock más grandiosos de los que se tenga recuerdo, y si cumplía con esa característica, la banda que estaba en la cima del mundo tenía que tocar ese día. Metallica estaba en lo más alto y presentando el “Black Album”, el que había salido al mercado solo 3 semanas antes de este evento, e iba camino a convertirse en el fenómeno de ventas que fue. Mientras el disco estaba siendo muy aceptado por una nueva generación de fans y era odiado por los más puristas del metal, los de San Francisco copaban portadas y eran el centro de atención en cuanto festival estuvieran. Y este Monsters of Rock no sería la excepción.
No hubo estimaciones oficiales de la multitud presente en el Aeródromo Túshino, de Moscú. Un promotor de Time Warner estimó la audiencia en 150.000 fanáticos, pero otros reportes han dicho que los asistentes podrían haber sido tres veces esa cifra. Sea cual sea el número, representó un momento de transición en la historia de Rusia y su “occidentalización”, donde la música, para el gobierno que sostenía el cambio, era parte gravitante de la estrategia.
Metallica tocó 13 temas esa tarde de septiembre, en un ambiente desbordado en locura; los rusos no estaban acostumbrados a esas visitas y se lo gozaron con todo. “Enter Sandman” y “Creeping Death” encrisparon todo, y más con el coro del “die, die, die!”, el que se hizo escuchar con tanta fuerza, como era la fuerza del metal a inicios de los ’90’s. “Fade to Black” y la introducción de Jason, es un momento simplemente majestuoso. ”Harvester of Sorrow” tuvo una de sus mejores versiones en vivo, porque pocas veces se escuchó como si fuera un martillo azotando tu cabeza. “Sad But True” sonó espectacular y “Seek and Destroy”, en voz de Jason, se convirtió en una fiera metalera durísima. Momentos inolvidables en un setlist preciso.
Esta actuación fue una increíble mezcla de entusiasmo, energía y caos. La vocalización de Hetfield fue perfecta, se escucha igual que en los discos, el sonido no titubeó jamás y probablemente se escuchó hasta la última fila de ese mar humano sediento de metal. Jason Newsted, una bestia, tanto en lo vocal como en presencia escénica; Lars en su mejor momento y Kirk llevando el ritmo de esos acordes fenomenales, consagrados en 5 discos sin puntos bajos, y que los soviéticos disfrutaron con fervor. En una época sin celulares, los fans acudieron con banderas y mucho ánimo, bajo el ojo amenazante de militares que empujaban hacia atrás a las primeras filas; estas pinceladas, más la banda más importante del planeta en el escenario, dibujaron una postal que hasta hoy se recuerda como uno de los mejores shows que ha dado Metallica en su larga carrera y uno de los eventos que consagraron al rock como un idioma unificador.