En los días que vivimos una nueva versión del evento viñamarino, siempre recordamos algunos de…
Conciertos que hicieron historia: Motörhead – The Wörld Is Ours Vol. 1 (2011)
A diferencia de lo que se podría pensar, tuvieron un pobre debut en suelo chileno; quizás una de las actuaciones más tristes de las que se tenga registro, debido a la muy baja audiencia que llegó al lugar de los hechos —Teatro Caupolicán, 1995. Después de mucho tiempo retornaron, en un correcto y muy bien comentado show —Estadio Víctor Jara, 2007. Pero pese a ello no eran un fenómeno que moviese a las masas, por aquel entonces considerándosele a Lemmy como un héroe de Clase B.
Sin embargo lo que hizo redescubrirlo, y levantarlo como todo un estandarte del rock, fue su propio documental: Lemmy – 49% Motherfucker, 51% Son of a Bitch (2010). El cual calzó con el anuncio de un nuevo concierto de Motörhead en el país: 9 de abril de 2011, nuevamente en el Teatro Caupolicán. Los tickets no duraron mucho a la venta, situación que llegó hasta los oídos de la misma banda; quienes, con toda la ligereza del mundo, anunciaron que sería grabado para una futura publicación. Tal fue la ebullición de la noticia, que la productora local lo terminó anunciando como un pequeño festival —Big Metal Fest; el cual fue completado por los nacionales Hielo Negro y Devil Presley.
Siendo el reducto de la calle San Diego una verdadera olla a presión, repletada por 5.000 personas, a minutos antes de la atracción principal apareció el antropólogo canadiense Sam Dunn —reconocido por su documental Metal: A Headbanger’s Journey (2005); quien notificó al público que la filmación iba a dar inicio —en un anuncio muy similar al que hizo el día siguiente, dentro del Estadio Nacional, para registrar el concierto de Iron Maiden.
Tras el estruendo de verlos salir a escena, y seguido del saludo del líder —“Good evening! Buenas noches! How are you doin’, alright? Me too!”, llegó la frase que todos esperaban: “We are Motörhead! And we play rock ‘n’ roll!”, seguido del mazazo doble cortesía de Iron Fist y Stay Clean. Una aplanadora a toda máquina, cuyos noventa minutos de duración se hicieron pocos —repartidos en 17 temas. Escudados en la promoción de The Wörld Is Yours (2010) —del que se desprendieron Get Back in Line y I Know How to Die; como es su costumbre, literalmente con los decibeles a tope.
Lemmy con su brazo en alto para la apertura de Metropolis, dedicándoles a todos y a él mismo Over the Top, contando el recurrente chiste antes de I Got Mine —“Hay una vieja canción ahora, de 1983, ¡antes que ustedes nacieran!”; cuyo remate particular fue tomarse con humor que no se tratase de un sitio de habla inglesa, que no le entendía sus bromas. En el intertanto, junto a Phil Campbell, haciendo participar al público. Dándosele espacio a Mikkey Dee, y su arrollador solo de batería, a la mitad de In the Name of Tragedy; escucharse los abucheos cuando se anunció una canción sobre políticos —Just ‘Cos You Got the Power, que decantó en un honesto y sonriente “No les gustan los políticos, ¿verdad? Ellos son todos una mentira, unos bastardos embusteros”. La arremetida final a cargo de Killed by Death y Ace of Spades, que dio lugar al bis hecho a la medida para Overkill.
Llegado a estanterías, en formato de audio y video, el 22 de noviembre de 2011; que contuviese sólo tomas en blanco y negro, como su extensa bajada de título —Everywhere Further Than Everyplace Else; corresponden a repetir la fórmula de un anterior lanzamiento suyo de 1991. El Vol. 2 apareció dentro de unos pocos meses —rescatando la presentación en el Wacken Open Air 2011; pero por razones geográficas, por aquí bulló en menor medida comparado con su antecesor. Destacando por supuesto el factor de la audiencia, que Lemmy remarcó en una de las entrevistas al interior del DVD: “Generalmente es más numerosa en Sudamérica, se juntan grandes multitudes allí. La gente no se da cuenta, en ninguna otra parte del mundo, de cómo es; es algo extraordinario. Cuando escuchas a miles de personas gritando Motörhead, cantando como en el fútbol, es algo mágico; no hay nada como eso”.
De paso retrató la última gira que tuvieron en óptimas condiciones, previa a la decaída de salud de su incombustible fundador —que encendió alarmas desde 2013, hasta su fallecimiento a fines de 2015. Lo que le negó el poder escribir una canción sobre Chile, como dijo delante de las cámaras antes de tocar Going to Brazil. Al menos hubo la oportunidad de volver a verlo, para reverenciarlo una última vez, como número de apertura de Judas Priest —Movistar Arena, 2015. Pero recordémoslo en su mejor forma, en blanco y negro diciéndonos: “Santiago, han sido una jodida maravillosa audiencia esta noche; se los agradecemos. Tocaré aquí en cualquier jodido momento”. Aquellas tomas, además, se hicieron presentes en el siguiente clip: Heartbreaker —el penúltimo de la videografía, parte de la placa Aftershock (2013).