Fue el segundo certamen viñamarino, de aquella época, televisado en conjunto por TVN y Canal…
Conciertos que hicieron historia: Peter Frampton en Viña (2008)
El Festival de Viña, entre 2007-10, fue comandado por los dos principales canales de televisión del país: TVN y Canal 13; teniendo un muy considerable repunte en las parrillas programáticas. Por ejemplo, en la primera de esas ediciones conjuntas, hubo presupuesto de sobra para llevar dos estelarísimos números anglosajones —Tom Jones y Bryan Adams. Al año siguiente hubo un combo retro, de muy alta calidad, como el que no se veía hace muchísimo tiempo —que además se trató de debutantes en tierras chilenas: Earth, Wind & Fire cerró la primera noche, los reformados Journey abrieron la segunda noche —en donde su nuevo vocalista, el filipino Arnel Pineda, se robó la película; y la apertura de la tercera noche le quedó a Peter Frampton. Si eso hubiese sido poco; estas tres atracciones se presentaron, en un mismo cartel unos pocos días después, en el Estadio San Carlos de Apoquindo de Santiago —una de las últimas veces en que la cancha de Universidad Católica estuvo disponible para conciertos.
En el caso del certamen viñamarino; el guitarrista inglés, fundador de la agrupación Humble Pie (1969), fue el que menos bullicio generó en la antesala —para el común de la gente, sólo relacionándolo vagamente a los temas Show Me the Way y Baby I Love Your Way; desconociendo el enorme legado de su clásico en directo, el multi platino Frampton Comes Alive! (1976). De antemano le contaron sobre la tradición local del Monstruo: cuando el público de la Quinta Vergara se manifiesta, de forma negativa, ante un artista que no resulta del agrado; abucheándolo y finalizando anticipadamente su actuación. Situación que lo dejó temeroso, expresándolo durante alguna declaración previa, como también sobre el escenario después de la segunda canción —“Don’t turns Monster on me!”.
Pero se trataron de preocupaciones innecesarias, puesto que apenas apagaron las luces tomó vuelo de inmediato; comenzando con la descarrilada instrumental Off the Hook, continuándole una desapercibida re-versión de Stevie Wonder. Mucho diálogo de por medio, mostrando su faceta sonriente y bonachona, donde no faltaron las palabras dichas en español —de paso riéndose de sí mismo por no manejar el idioma. Clásicos mayores, que aparecieron pronto, como la apacible Lines on My Face y Show Me the Way —entusiasta y refrescante, hecha a la medida para grandes audiencias, con la que terminó de guardarse en el bolsillo a los 15.000 asistentes. Que no se supiese mucho sobre él, sirvió para que diese la sorpresa con un par de nuevas facturas; la funky Boot It Up y el inmejorable cover de Soundgarden que fue Black Hole Sun —ambas contenidas en el, por entonces, último disco Fingerprints (2006). Pasar de la parsimonia de Baby I Love Your Way, a la pesada (I’ll Give You) Money.
Pero el eje central siendo no otra que Do You Feel Like We Do, sólo aquella empinándose por sobre los veinte minutos; teniendo distendidas tandas instrumentales con una banda de acompañamiento que no se quedó atrás. Donde estaba presente un colaborador de larga data: el bajista John Regan, asimismo conocido por formar parte —a fines de los 80’s; de los tres discos del guitarrista Ace Frehley, en los primeros trabajos posterior a haber abandonado Kiss. Pero el actor principal, por supuesto, fue Frampton; en especial deslumbrando allí por el manejo del talk box, con el que de manera literal hizo hablar a la guitarra —dirigiéndose hacia la gente a través del distorsionador de voz. Pero la mayoría, al desconocer el tema, lo dejaron solo cuando preguntaba enérgico “¿Se sienten como nosotros?” —lo mismo que decía en el episodio de Los Simpsons (1996); teniendo él mismo que guiar la respuesta hacia un sí.
Tras la pausa, para entregarle los premios de rigor —las extintas antorchas de plata y oro; en el primer bis se encomendó al repertorio de The Beatles, con While My Guitar Gently Weeps. En el segundo, tras recibir la gaviota, rescató I Don’t Need No Doctor que hizo famosa Ray Charles —el único guiño que hubo de los mencionados Humble Pie, de los cuales se desligó en 1971.
Impecable presentación que bordeó los 90 minutos de duración, fechada para el 22 de febrero, que resultó ser un despliegue de clase. El antiguo galán de la escena, dejando atrás sus distintivos rizos rubios —para esa jornada con corto cabello cano y 57 años a cuestas; a punta de virtuosismo y simpatía se llevó todos los aplausos. Aunque al día siguiente lo que más resonó en los medios periodísticos, a esta altura una pequeña anécdota, fue la expulsión de un fanático eufórico pasado de copas nada más al comenzar; restándole importancia al show en sí.