Conciertos que hicieron historia: Scorpions sinfónico en Moscú (2003)
Luego de la Exposición Universal de Hannover (2000), en su ciudad natal, los Scorpions le tomaron el gusto a los conciertos sinfónicos —aquel lanzado en CD / DVD bajo el título de Moment of Glory, acompañados de la Orquesta Filarmónica de Berlín; el cual hizo gala de una canción nueva que lleva el mismo nombre.
Repetirían la experiencia para otro evento de importancia: el 856° aniversario de Moscú. Porque a pesar de que hablamos de una agrupación altamente globalizada, que se identifica por recorrer sin descanso el planeta —con llegada a países poco habituados a conciertos de tal envergadura, tal como alguna vez se refirió el vocalista: “Desde el comienzo nuestra intención fue tocar donde quiera que hubiese una toma de corriente”. Pese a ello, no se puede discutir el vínculo que cultivaron con Rusia: en 1988 fueron la primera banda occidental en llegar allí, cuando aún no caía la Unión Soviética; con diez recitales en San Petersburgo que marcó un precedente —sumando sobre 350.000 asistentes, que incluso viajaron desde Siberia.
Dijeron presente, como uno de los números principales, para el Moscow Music Peace Festival (1989) —que por dos días consecutivos se tomó el principal recinto del país: el Estadio Central de Lenin —actual Estadio Luzhnikí. Amigos personales de Mijaíl Gorbachov, cuando todavía era jefe de Estado, desde entonces se volvieron en asiduos visitantes —que, por ejemplo, en 2002 sumaron una veintena de fechas con que recorrieron más allá de las paradas habituales; enfatizando la olvidada región oriental, al este de los Urales llegando hasta la costa del Pacífico.
Con esa efervescencia única, no resultó raro que les pidiesen ser partícipes de la cita el 6 de septiembre de 2003, que tomó por locación la mismísima Plaza Roja; en pleno corazón de la capital —sitio exclusivo que pocos meses antes recibió a Paul McCartney. Con un escenario que a sus espaldas tenía a la Catedral de San Basilio y el Kremlin, que miraba de frente al Museo Estatal de Historia. Televisado por el canal germanoparlante 3sat, es cubierto casi en su totalidad —omitiendo algunas canciones de la primera parte; un set eléctrico común, de las que sí contamos con Tease Me, Please Me, You and I e Hit Between the Eyes.
Pero la segunda mitad es lo especial, secundados por la Orquesta Presidencial de la Federación Rusa —dirigida por Pavel Ovsyannikov. No One Like You es la primera en asomar, para llegar al momento de mayor elaboración y que eriza los pelos: la apertura sinfónica de Send Me an Angel, que tras el rimbombante inicio todos los elementos de cuerda se roban el protagonismo —y que no pierde dinamismo del área vocal como el concierto alemán, en que Zucchero como cantante invitado entorpece el resultado final. El mismo caso ocurrió en Big City Nights, que se nubló en la versión antecesora por Ray Wilson en el micrófono; en cambio aquí brilla a puro empuje de agudos.
Tras la infaltable Still Loving You, y otro pequeño segmento no televisado que incluyó la aparición de Thomas Anders (Modern Talking), Klaus Meine hizo el guiño local con la tradicional Polyushko Polye —a capela, guardándose al público en el bolsillo. Hubo espacio para la nueva del repertorio, la ya nombrada Moment of Glory, y la arremetida final con Wind of Change y Rock You Like a Hurricane.
Por supuesto el esqueleto del show fue tomado del que hicieron en la Exposición Universal, todavía frescos los arreglos, pero aquí toma ribetes grandilocuentes; por contexto, lugar escogido, y elementos cargados de historia —sin contar la parafernalia que se le imprimió; por el espectáculo de luces, a cargo del artista teutón Gert Hof, que iba a la par con el último par de temas. No fue ni la segunda, o última, incursión sinfónica hecha por Scorpions; pero sí la que más aplastante resultó. La perfecta coronación a un largo trayecto dentro del gigante ruso.