Conciertos que hicieron historia: The Doors – Hollywood Bowl (1968)
“¿Qué quieres oír?”, preguntó Jim Morrison a una persona del público que gritaba alborotadamente durante todo el espectáculo no conforme por los hits de la banda que sonaban. Aquel 5 de julio de 1968, los liderados por el ‘Rey Lagarto’ tenían un público amplio y conseguirían materializar una obra en vivo que para muchos es la mejor editada en película, pero que no vería la luz hasta casi dos décadas después cuando fue lanzado definitivamente por Elektra.
Era el clímax de popularidad de The Doors y Jim Morrison. Sin embargo, el alcohol y las drogas estaban afectando gran parte de lo que era la agrupación californiana por aquellos años donde se subieron a uno de los escenarios más icónicos y valorados del mundo: The Bowl. “Para tocar allí tuvimos que tener un número uno, tocar en diferentes clases de sitios como el Madison Square Garden, en toda la costa y en casi la mayoría del país”, puntualizó Manzarek sobre lo que fue el camino que tuvieron que cimentar para llegar a uno de los principales espacios del arte y la música en los Estados Unidos.
El centro de operaciones que ocuparon los de Venice Beach fue el lugar donde se demuestra una gran oferta de música, que ostentaba desde conciertos de filarmónica hasta rock ‘n’ roll. Por nombrar a algunos grandes músicos que han pasado por el coliseo encontramos a Dick Clark, Miles Davis, Frank Sinatra (uno de los inspiradores de Morrison) y los Rolling Stones. En sus inicios el sitio era un lugar al aire libre donde un cañón bucólico le daba una sonoridad natural y a la vez muy particular al terreno que se encuentra fuera de Los Ángeles y que hoy precisamente es parte de lo que es Hollywood. Incluso es la puerta de entrada para lo que es el distrito por excelencia del cine norteamericano. En palabras del propio baterista John Densmore —refiriéndose al Bowl—, explicó que el diseño del anfiteatro tiene “la cobertura diseñada para proyectar hacia fuera el sonido. Hay 18.000 asientos y eso es mucha proyección. La forma del Bowl es como un altavoz gigante y donde se oye increíblemente bien”.
Su música es extraña y el concierto de igual forma. Es un sonido que es para los diferentes, para los no invitados. Pero para muchos, ver alguna presentación de The Doors era un símil de espectáculo y no de música. Muchos asistieron—gran público femenino— esa noche al Bowl solo para ver la masculinidad de Jim o para algún berrinche provocado por la excesiva vida que llevaba. Es más, el cuarteto ya venía catalogado como “una banda obscena y peligrosa”, debido a las exhibiciones y perturbaciones que realizaba el propio vocalista. La atmósfera que rodeaba por ese entonces las presentaciones eran surrealista y el ‘Rey Lagarto’ era el artista extravagante.
Para The Doors tocar en el Bowl fue como que la banda le hiciera un favor a su ciudad natal y que la ciudad se lo agradeciera honrándolos con aquella presentación. Robby Krieger fue uno de los más emocionados con estar ahí, pues “todos mis contemporáneos habían tocado allí, Hendrix, los Dead, los Beach Boys. Estaba celoso, pero me intimidaba. Quería estar allí arriba. Y lo conseguí”.
El material de lo que es hoy el concierto de los originarios de Venice ha sido un trabajo de joyería, pues el registro estaba en un sótano y que después fue editado por un equipo de montaje al cual Manzarek catalogó como “fenomenal”. John Albarian, uno de los mejores montadores de video del mundo, transfirió toda la filmación del concierto a alta definición con mucho cuidado. Tomó cada una de las imágenes y las sincronizó con el audio. En palabras de Albarian sobre el montaje, aseveró que “gracias a Dios por John Densmore, porque el ritmo de la batería ha ayudado en la sincronización”. El discurso de Albarian es debido a que en la grabación original del concierto no había código de tiempo, ni mucho menos 60 hercios, ni claqueta. El montaje de la película le sirvió a Botnick para ver los errores que había en la voz de Jim y el ambiente, además que la melodía que usó en “Mr. Mojo Risin” no era la misma del que venía haciendo en sus conciertos.
En este registro se puede oír y ver la versión completa de “Spanish Caravan”, tiene gran parte de “Celebration of the Lizard King” y “Texas Radio”. Además, hay una versión distinta y completa de “Hello, I Love You”. Esta última pieza fue la que pudo haber arrojado el concierto al diablo. ¿Por qué? El micrófono de Morrison se apagó. Solo sonó en el local, pero en el camión donde se registraba, no. Para que funcionara en el video, Bruce Botnick tuvo que revisar otros conciertos como el de Pittsburgh, Filadelfia, Boston, Nueva York y Los Ángeles. “Cogí palabras de aquí y allá de Jim cantando y lo sincronicé con lo que tenía. De otra forma, hoy no estarían viendo este video”, expresó.
El productor juntó la voz de Morrison y Manzarek, del mismo concierto, para que sonara mejor en la edición, recreando algo único en el hit del disco “Waiting for the Sun”. Sin embrago, ese no fue el único tema que tuvo inconvenientes, pues en “Texas Radio”, Botnick, agregó extractos de descartes del LP “L.A. Woman” para componer la voz, ya que el micrófono iba y venía con muchos crujidos en las palabras de Morrison. “Seguramente a nadie más le sorprendió que se consiguiera eso, excepto a mí”, afirmó el productor de la banda, agregando que “se lo debíamos a los fans. He descubierto que al contarles lo que hacemos y el porqué, se alegran porque si no, no tendrían estas canciones. No se trata de engañar a nadie, sino de presentar una actuación completa”.
El Bowl fue grabado solo con dos micros ambientales y de ahí viene que el sonido del cuarteto sea envolvente. “Estaba la reacción del público en el micrófono de Jim o la batería de John. Cuando envolví todo el sonido, usé un programa de reverberación para conseguir lo que sería el efecto exterior del Bowl, porque la grabación era muy seca. No tenía ninguna dimensión. Al hacer esto, podías crear un ambiente más amplio, un ciclo de entorno acústico. Es como un truco de magia, pero tenía que hacerse”, precisó Botnick.
El show salió impecable, con Morrison haciendo una de sus mejores performances, a pesar de que se encontró algo nervioso al principio. Algunos mencionan que fue debido a que Pamela Courson (novia de Jim), que al parecer, estuvo coqueteando con Mick Jagger, es por eso de las muchas miradas que realizó hacia la primera fila. Otros, no tan chismosos, mencionan que fue por lo importante de estar en ese coliseo de gran magnitud, donde albergó a uno de sus más grandes ídolos: Frank Sinatra.
La banda sacó adelante uno de sus más grandes ambiciones; siendo el tercer disco en vivo de los angelinos, fue toda una odisea materializarlo en película y gracias a la tecnología se pudo concretar. “Ver el concierto del Bowl es como un sueño glorioso y psicodélico que tenía desde hace tiempo. Es cristalino y en alta definición es precioso. No sé quién tocaba la batería pero era bueno» (risas), finalizó el guitarrista Robby Kriegger.