Un recuerdo de culto con la primera aparición del icónico frontman en el show de…
Cranes – Forever: la gema extraviada del dream pop
Dedicated Records, 1993
Publicado el 26 de abril de 1993, Forever es el segundo álbum de estudio de los ingleses Cranes. Formados en 1985, en Portsmouth, por los hermanos Alison y Jim Shaw, su sonido se caracterizó por una interesante mixtura entre la tranquilidad y el estrépito. Una característica que despertó la atención de varios (incluido Robert Smith) quien, enamorado del sonido de la banda, contribuyó a que entraran dentro del circuito musical más reconocido, cuando los invitó a telonear a The Cure en su gira promocional de su disco Wish (1992). Luego de aquella experiencia, los Cranes alcanzaron mayor popularidad, logrando posicionarse en el circuito indie, pero, dentro de la rama más underground. La carrera de la banda tendría altos y bajos, pausas y retornos, desapareciendo de la escena en 2008, año en que publican su último disco.
Cranes no suena a nada similar. Describir su sonoridad no es tarea sencilla, ya que muy pocas bandas logran la autenticidad que ellos alcanzaron. Su sonido es inquietante y atrayente, porque juega con los extremos: la luminosidad y la oscuridad, lo áspero y lo pulido, lo siniestro y lo sensual. Mucha de esta atracción que generan sus etéreas atmósferas, es en gran parte por la dulzura, suavidad y placidez de Alison Shaw en voces, quien acude al recurso del cantar susurrado (mezclado con toques pueriles), para proporcionar al sonido Cranes un sello taumatúrgico y totalmente distintivo. Así comienza la aventura llamada Forever, donde ‘Everywhere’, la canción de apertura, es la entrada a un mundo encantado que admite sonoridades sencillas, pero opuestas: aquella mezcla de lo acústico y lo distorsionado, que se fusiona perfectamente con la hipnótica voz de Alison y los ritmos joviales y contagiosos. La travesía prosigue en despejada calma con ‘Cloudless’ y retorna a la exaltación con ‘Jewel’, el sencillo de mayor éxito en toda la carrera de la banda. En él se exhibe una sonoridad que poco a poco se va adentrando en la densidad, casi dantesca, de guitarras distorsionadas, envolventes y ruidosas. ‘Far Away’, de aires minimalistas, lleva consigo atmósferas afligidas y dolientes, pero interrumpidas por el sonido colosal de ‘Adrift’, o la lobreguez de ‘Clear’, donde guitarras distorsionadas y el aporte oscuro de los teclados, parecieran encaminar a los oyentes a las puertas de la alucinación. ‘Sun And Sky’, ‘And Ever’ y ‘Golden’ se expanden en aires de tesitura misteriosa, gracias a la voz suave, etérea, liviana y angelical de Alison Shaw. ‘Rainbows’, secuela de Everywhere, pareciera anunciar el cierre de un ciclo que termina sumergido en la penumbra y el abatimiento generados por ‘Shine like Stars’.
Hipnóticos, por momentos minimalistas, etéreos, ensoñadores y dueños de un sonido único, Cranes nunca recibió el merecido reconocimiento, salvo por sus fans más fieles y algunos críticos insistentes, que por décadas han apostado por destacar y no olvidar su sonoridad tan particular, propia e innovadora. En la línea del tiempo, alcanzaron mayor popularidad justo en el apogeo de la era de oro del grunge, y como tantas otras bandas, quedaron enmascaradas (y algo relegadas) por no tener un sonido tan comercial. Aun así, la agrupación logró permanecer a flote, pero en un circuito musical mucho menor y que obviamente no hacía gala de grandes presupuestos. Forever, su segunda placa de estudio, es una de las tantas gemas perdidas de la década de los 90’s. No es exagerado señalar que, a estas alturas, y sin buscarlo, se adjudicaron la etiqueta de banda de culto, puesto que se transformaron con el tiempo, en una de las agrupaciones más influyentes dentro de la escena gothic rock, dream pop, shoegaze e indie rock.