A una semana del lanzamiento oficial de CRAWLER, el cuarto disco del quinteto Bristoliano IDLES…
CRAWLER-IDLES: La Dialéctica de la Redención
Partisan Records, 2021
A una semana del lanzamiento de CRAWLER, IDLES no ha dejado de estar dentro del top 10 de los discos más escuchados, llegando incluso a disputar el primer lugar de los discos más escuchados de la música británica. Sin embargo, pese al reconocimiento internacional que ha tenido lo nuevo de los bristolianos, el mayor orgullo de la banda es la sinceridad compositiva y la coherencia narrativa que CRAWLER presenta desde la profundidad emocional de los imperfectos músicos.
CRAWLER nace como un proyecto compositivo dentro del confinamiento por la crisis socio-sanitaria que aún estamos viviendo, una crisis que para muchas y muchos se tornó tormentosa, inestable, emocionalmente compleja, pero de profunda reflexión. Ante esto, es que este proyecto emerge de una necesidad enunciar eventos traumáticos en clave analítica y retrospectiva, reconociendo las vicisitudes propias de una existencia compleja en marcos de la dialéctica del trauma y la redención, casi como un proceso catártico de aproximación simbólica a la estabilidad.
Es preciso reconocer que los procesos de superación son subjetivales, no obstante, pretendemos hablar de estabilidad como un estadio psico-social que se nutre y que también varía en el tiempo. Es por esto que, desde la misma banda reconocen que el proceso compositivo se esboza desde un profundo agradecimiento a quienes les han permitido llegar a este punto de consolidación como banda, razón por la que hablar tan profunda y abiertamente del dolor en clave trauma, es una forma de conectar más directamente con una comunidad que los escucha con el alma, con dolor y armonía. De este modo CRAWLER es la propia impronta creativa de uno de los mejores trabajos realizados por la banda, puesto que desde una perspectiva narrativa es el punto exacto en que se configura el análisis crítico de lo contextual desde una perspectiva emocionalmente estable, pero con la añadidura de que la complejidad edificada solo hubiese sido posible gracias al tiempo dispensando en trabajar únicamente en ello.
Pese a que la creación del disco fue una completa sorpresa, los adelantos sobre este no dejaron indiferente a nadie, ya que a tan solo un mes del lanzamiento internacional del LP, la banda nos comparte “The Beachland Ballroom”, track que levantó profundas interrogantes respecto a la construcción armónica del proyecto, ya que con un vals teñido de blues y una voz rasposa y rebosante de dolor que se enuncia daño. No obstante, a semanas del lanzamiento oficial de CRAWLER, la banda nos lanza otro balde de agua fría con “CAR CRASH”, track que en esencia respondía a la variable histórica propuesta por la banda, la violencia misma de la experiencia del accidente automovilístico de Talbot por medio de la imponente fuerza inspiracional del metal industrial icónico de los 80’s. Ante estos lanzamientos es que la banda nos adelantaba aquello que prometía ser el disco más potente de su carrera, ambas composiciones en sí mismas parecían dos trabajos completamente opuestos, sin embargo, resultaron ser dos propuestas equidistantes de un mismo disco.
CRAWLER: Track By Track
El pasado 12 de noviembre fue la fecha acordada por la banda para dar a conocer el proyecto más complejo de la carrera de IDLES, y haciendo justicia a esto, es que a eso de las 23:00 horas chilenas, la banda lanzaba este LP con una pequeña propuesta audiovisual en la que nos comparten en clave documental el trabajo realizado para la producción de este disco. Nos conectamos con IDLES en la acción creativa en el mismísimo Real World Studios, donde Kenny Beats y Mark Bowen serían los encargados de encausar la producción de este álbum. Esta propuesta audiovisual nos invitaba a disfrutar de este lanzamiento en dos partes, dividiendo cada una de ellas por medio de pequeñas cápsulas documentales que retrataban los highlights de construcción de este disco, entre caras de concentración, satisfacción y bailes, es que IDLES nos compartió por primera vez CRAWLER.
SIDE A: Adicción, daño y trauma
El inicio del LP supone una ardua tarea de un desglose analítico que priorice la articulación narrativa y compositiva en marcos de una armonía que nos contextualice en lo nuevo de la banda, puesto que «MTT 420 RR» es el primer acercamiento a la profundidad del daño, del trauma y adicción de Joe Talbot. Es el inicio de una historia que posee distintos estadios, pero también es la prosa poética de la reflexión sobre la coacción de la adicción en contextos de negociación de la vida, la dicotomía de la carencia ante la impronta de la vida en potencial ausencia.
Luego de acordes esquemáticos, con pequeños destellos de limpias guitarras que acompañan la desgarradora voz de Talbot, es que “The Wheel” se transforma en la gran bofetada, un golpe a la realidad dura y violenta de un pequeño Joe que interactúa por primera vez con la adicción a través de su madre. Con la guitarra de Bowen embestida por un paño, es que se genera la ambientación de pesadez más dolorosa, que acompañado de la ornamentación de Kiernan, es que se contextualiza emotivamente la genealogía del alcoholismo como punto de inicio de la sinestesia poética del relato de Joe, puesto que desde el dolor ilustrado nos conectamos con ese pequeño desesperado, que sobre sus rodillas esboza “And I begged my mother with a bottle in one hand. It’s one or the other”.
Casi imitando las construcciones temporales de Interstellar de Nolan, es que ahora avanzamos a la juventud-tardía/ Adultez de ese Joe consumido por la vida nocturna en “When The Lights Come On”. Una vida de excesos que no avanza, situado en un mundo que no para, pero que sin embargo parece no avanzar para quién es incapaz de verlo. De este modo es que desde la reflexiva misma del estancamiento es que se configura “Car Crash”, como ese punto introspectivo de reflexionar sobre el rumbo de la vida, ya que es evidente que la vivencia límite de un accidente permite poner en perspectiva la existencia misma.
En términos técnicos, la construcción sonora de «Car Crash» es probablemente una de las jugadas más osadas de la banda en cuanto a propuesta de articulación simbólica de experiencia. Puesto que desde los recursos sintéticos, es que se construye ésta sonoridad como una constante evaluativa de contexto. Desde la psicología se propone que cada experiencia es apreciada de distinta forma dependiendo de aspectos temporales, contextuales y emotivos de cada persona; es por este motivo que Bowen avanza a la articulación integrativa de la grabación previa de la batería de Jon en vinilo de acetato, en marcos de la ejecución de la metáfora sonora de lo efímero de la memoria como representación de la singularidad auditiva de cada reproducción de la batería en el vinilo, por tanto se utilizó como constructo inspiracional la degradación del acetato como recurso simbólico de la evaluativa de experiencia como aproximación fugaz del recuerdo.
“The New Sensation” es la primera canción creada por la banda para este proyecto. Este track es parte de la orgánica misma de la propuesta declaratoria de la banda: la enunciación de la cuestión social de la sociedad actual. Es por esto que , adicionado a “Stockholm Syndrome”, se esboza la estructuración en la prosa poética de Joe que tensiona lo abstracto de las significaciones semánticas en cuanto a adicción, con la impronta visibilizatoria de que la variable socio-política siempre va de la mano con la construcción holística de la experiencia de vida, en otras palabras, la naturalización de la violencia sistémica como herramienta de reproducción de la desigualdad y mantención del status quo.
SIDE B: La dialógica analítica del impacto de una cruda experiencia de vida
“The Beachland Ballroom” es el track encargado de iniciar este segundo round de CRAWLER. Un tema que saca completamente de la zona de confort a los nativos de Inglaterra, y los lleva al límite de la creatividad y talento. Esta alegoría al sentimiento de soledad y su tránsito a la superación, también da cuenta de la evolutiva colectiva de la banda, puesto que deja en evidencia que los años de trayectoria les han permitido avanzar sin mayores luchas de egos, priorizando la conexión interna del grupo en favor de generar una dialógica que se vea plasmada en lo artístico. Es por esto que abre un gran espacio a la analogía crítica en “King Snake”, décimo tercer track del disco, que plantea lo enriquecedor de la individualidad lejos de narcisismos, y lo liberador de ser “Champion of Nada”.
“Crawl!” es el punto de inflexión declarado por Bowen, puesto que reconoce en este disco un punto de autorrealización que confluye, en sí mismo, en un desafío creativo, compositivo y colectivo. Es por esto que bajo esta línea, nos encontramos con “Meds”, track que artísticamente está profundamente inspirado en las bases influenciales de IDLES, es decir, la canción inicia con la idea abstracta de construcción armónica sobre el simbolismo de “The National Anthem” de Radiohead a Kid A, mezclando el saxofón del mismísimo Charlie Parker en un mismo tema. Es por esto que la dialógica entre la autorrealización también es una reflexiva que nos extiende la banda desde la sonoridad.
“Kalechi”, “Progress” y “Wizz” están pensadas para ser disfrutadas como un concepto en sí mismo. Compositivamente “Kalechi” fue pensada como introducción de “Progress”. No obstante, en la dialógica experiencial propuesta por Talbot como narrativa, es que «Kalechi» evolucionó como interludio del LP por representar la fugacidad de los momentos en clave perdida, la experiencia, la presencia-ausencia del suicidio. Ante esto, es que “Progress” se sitúa como esa reflexión de causalidad y responsabilidad sobre nuestros actos, ya que desde la articulación simbólica de la narrativa, es que el la frecuencia binaural propuesta por las guitarras de Bowen y Lee, suponen la sincronía armónica perfecta que condiciona a la reflexión y autocrítica. De este modo “Wizz” es la respuesta tácita al diálogo eterno de causa-efecto en lo que respecta a Talbot, puesto que deja en evidencia lo contraproducente de determinadas dinámicas de inacción.
Finalmente llegamos a “The End”, track que siguiendo la lógica compositiva de los discos de IDLES, cierra la historia declaratoria de CRAWLER. Esta canción, toma como punto de inspiración el asesinato de León Trotsky (Ideólogo marxista perseguido por cuestionar el Stalinismo proponiendo la teoría de “La Revolución Permanente”). Desde este punto, es que Talbot recoge una de las frases personales más célebres del ideólogo escritas previo a su asesinato, reconfigurando la interpretativa de ésta, hacia su posición como músico en medio de la crisis socio-sanitaria que aún estamos viviendo: “In Spite Of It All. Life Is Beautiful”. Las emociones acaecidas son diversas, la genialidad de la línea de bajo comandado por Dev, concuerda con la profundidad de la catacresis creada por Joe en clave Trotsky, guitarras en sintonía que golpean en las entrañas, pero que te invitan a reconocer que después de todo, no es tan malo estar vivas, vives y vivos. Merecemos disfrutar la vida por el mero hecho de existir en ella, merecemos disfrutar la autorrealización luego de profundas caídas y dolores. Es imperativo reconocernos en la lucha cotidiana por la vida digna, pero también reconocernos en la intimidad como seres vulnerables.