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Crock of Gold: la alucinante vida de Shane MacGowan de The Pogues, el irlandés más punk de la historia
Bares, peleas a la irlandesa, tocatas punk al límite, el nacimiento de toda una movida radical, explosiva e impulsiva en Inglaterra que marcó la historia del rock y para siempre y un relato acerca de la extraordinaria vida de un hombre, sin desperdicio alguno.
Es lo que nos trae en In-Edit en su edición 2021 con un documental a cargo de una mente creativa muy sabia en la materia cuando se trata de punk rock y la época dorada de su nacimiento: el incansable Julian Temple; y además presentado por otro gran personaje que se ha hecho muy amigo de los documentales de este tipo: el actor, músico y locutor Johnny Depp.
El director, a cargo de inolvidables films como The Filth And The Fury (2000) de los Sex Pistols o el premiado documental Joe Strummer: The Future Is Unwritten (2007), sobre la vida del lider de The Clash, esta vez regresa para ofrecernos un relato con bastante sabor a alcohol, drogas, historia criolla y actitud desbordante. Pero repasándolo al mismo tiempo por capas artísticas delirantes que condimentan mejor toda la vida del chico rudo del punk irlandés y líder de The Pogues, Shane Mac Gowan. Cortos en animación de algunos momentos de locura ácida a cargo del ilustrador Ralph Steadman, intercambiándose con los testimonios de el divertidamente decadente protagonista de todo esto, en tiempo presente, sentado haciendo una de las cosas que más le gustó en su vida: beber una copa de buen whisky, haciendo una simbiosis del documental que va jugando con el tiempo, aunque siempre manteniendo la cronología en el relato, con un Depp muy atento al frente y quien a ratos no tuvo reparos en explotar en carcajadas escuchando sus historias.
El aspecto tal vez más interesante, es que sobre todo en su primera parte nos da una clase de historia: la IRA, Irlanda de principios de siglo XX y los conflictos entre católicos y protestantes que ha marcado la vida de generaciones y permeado el rock irlandés desde su cuna. Y cómo- el gran logro del irlandés- fue exportar esa cultura a Inglaterra, llevando el folclore de la tierra de San Patricio a los bares más legendarios del punk inglés, rebelándose así en el extraordinario compositor en que se fue convirtiendo y sin dejar de interactuar con los mismos problemas de prejuicios y rivalidades entre Inglaterra y su país natal. «No somos cultos pero los irlandeses siempre leemos» dice el viejo Shawon Mac Gowan del presente, lo que queda evidenciado en la prosa rica que abrazó en sus letras para llevar al mundo del underground británico el folk irlandés, que no hace más que contar historias desde el punto de vista de un verdadero poeta punk que relata la rudeza, las riñas con la policía, cagadas, borracheras, sexo y fiesta, pero con un toque tan único musical y lírico, que todo eso llega a ser entrañable, querido y hasta perdonado. Pero hay escapes: como cuando llega a un punto de inflexión en que sus demonios estaban diseñados y fueron sus mismas canciones, llegar a convertirse en lo que odiaba, o la fama alcanzada con un solo e icónico tema que lo ha perseguido toda la vida el que provocó un cambio en su personalidad y la odiosidad de su propia creación.
Su alma es vomitada con total sinceridad y eso convierte este film en una nueva victoria de Temple tras el lente de historias de punk rock legendarias. La sobrevivencia de MacGowan -porque eso es lo que queda claro al repasar su alucinante y desenfrenado paso de más de sesenta años y contando por esta tierra-se nos muestra celebrada con artistas como Nick Cave, Sinead O’Connor, Bobby Gillespie, el mismísimo Bono de U2 o el propio Johnny Depp en un concierto en su homenaje en el epílogo.
Sin ser gran fan de la banda, cautiva totalmente, y si lo eres, de verdad lo atesorarás.