El guitarrista Eddie Van Halen recientemente se sometió a una cirugía de emergencia por un…
Cuando deja de sonar la Frankenstrat: adiós a Eddie Van Halen
Eddie Van Halen ha muerto, y es muy difícil reaccionar a aquella oración. Ha partido el guitarrista más importante de los últimos cuarenta años; quien, con su hermano Alex, comandaron la agrupación que llevó el apellido de ambos. Doce discos de estudio, muy aplaudidos que aparecieron entre 1978 y 2012, lo avalan; donde él fue pilar central y sinónimo de excelencia.
Quien otorgase la mayor revolución de las seis cuerdas, posterior a Jimi Hendrix, resultó ser un hecho fortuito. Nacido en Ámsterdam, en el seno de una familia musical, se vio tempranamente inmiscuido. Hijo de un realizado músico de jazz, Jan, quien asomó en el clarinete para la canción Big Bad Bill (1982); hizo que el joven Edward se iniciase como pianista con inclinación a lo clásico. Teclas que extrapoló a Van Halen ya para el tercer larga duración; la muestra más patente siendo el sintetizador del mega éxito Jump (1984) —injerencia acrecentada desde mediados de los 80’s, secundado por el cantante Sammy Hagar, que orientó el sonido a lo melódico y estando las power ballads a la orden del día.
Desde los 7 años de edad radicado en Pasadena, California, en su adolescencia incursionó la batería; pero aprovechó que su hermano se la pasaba en fiestas, y tomó su guitarra para una seria práctica —a tal punto que cuando Alex vio su avance, aceptó a que intercambiasen instrumentos. Terminó convirtiéndose en Mr. Tapping, de paso influenciando a toda una generación de virtuosos guitarristas que le aconteció —incluso ficticios como Marty McFly, de Volver al futuro, y el caricaturizado Val Hallen; gracias al recurso del golpeteo del mástil con la punta de los dedos. Recurso antiguo por lo demás, como por ejemplo ya lo mostraba un italiano de los 60’s, pero fue Eddie quien lo explotó a gran escala y asociándolo a su persona —gracias a la estridente instrumental Eruption (1978). De hecho en un comienzo, durante la época de los clubes previo al debut discográfico, al momento de ejecutar su solo le daba la espalda al público; para evitar ser plagiado.
Pese a que el común de la gente lo relaciona a la colaboración que hizo con Michael Jackson —Beat It (1982); fue alguien sumamente innovador y prolífico, sin siquiera haber sabido de escalas o teoría musical —como alguna vez atestiguó. Siempre acompañado, en la primera etapa, de su icónica Frankenstrat roja con franjas blancas y negras —modificación tipo Frankenstein que hizo a partir de una Stratocaster, de allí su nombre. Aquel modelo que, en la contratapa del segundo álbum, apareció negra con franjas amarillas; la misma de la fotografía entregándola para que fuese sepultada junto al ex-Pantera Dimebag Darrell (2004) —quien, a días de su asesinato, estuvo muy interesado en conseguir una réplica; Eddie presentándose con ella para el funeral, diciendo que “un original como él debería tener la guitarra original”.
La llegada de los 90’s lo topó temporalmente sobrio, sin su larga cabellera y haciendo gala de la EVH Musicman dorada —aunque también hubo otras tonalidades. Encajando, en algún sitio, breves instrumentales como la apacible 316 (1991) —titulada de ese modo por la fecha de nacimiento de su hijo Wolfgang, que a posterior se convirtió en su compañero bajista en reemplazo de Michael Anthony. Tuvo una carrera bañada en platino, desde el primer instante, así que poco importó un paso en falso como lo fue Van Halen III (1998) —en compañía de Gary Cherone; o largas temporadas ausente desde los 00’s. Allí, de cuando en vez, hacía noticia debido a variados problemas de salud —siendo el último de ellos el cáncer de garganta que no pudo superar, a la edad de 65 años. Aun así tuvo un último vuelo: anotándose la reunión de la década con David Lee Roth (2007), y la consiguiente producción A Different Kind of Truth (2012) —nadie, por entonces, pensando que ese sería su último paso por los Estudios 5150.
Hoy toda la escena lamenta su fallecimiento, con justa razón, recordando lo grande que fue en vida: todos los riffs y solos entregados que llevan su firma —independiente del vocalista que lo acompañase. Siempre sonriente, no tuvo que esperar esta fatídica fecha para que se le considerase una leyenda con todas sus letras; dando por concluida, el mismo 6 de octubre de 2020, una de las bandas más influyentes que entregó Estados Unidos.