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Dave Lombardo recuerda la importancia en su carrera de «Reign in Blood» de Slayer: «Veo ese álbum como una obra maestra»
Ayer se cumplieron 35 años de la que es considerada una de las obras cumbres del thrash metal, el demoledor «Reign In Blood» de Slayer y quien no quedó indiferente a ello es uno de su principales protagonistas y creadores, el gran Dave Lombardo.
Reflexionando sobre el clásico, Lombardo le dijo a Metal Injection: «Veo ese álbum como una obra maestra. Y es uno de esos álbumes que resistirán la prueba del tiempo. Es brillante. El fuego, la energía que tiene ese álbum. No escucho eso en otros discos. No sé si es porque estoy escuchando a una banda de la que fui parte y tengo esta perspectiva que es objetiva. Pero sabes, es brillante y estoy muy agradecido… Creo que ese álbum siempre será como el epítome de la música thrash y parte de un momento histórico en la historia de la música. Sabes, esa energía, la extraño y extraño ese estilo de tocar», continuó.
También en una publicación en sus redes sociales hizo ver el aniversario del disco, haciendo punto en que fue un disco hecho «a pulso» y sin computadoras ni tecnología: «Tenía 20 años cuando grabé esto. Sin computadoras. Sin metrónomo digital (click track). Puro y crudo. Sigue siendo mi forma favorita de grabar.»
«Slayer es diferente de Mr. Bungle y las otras bandas de thrash con las que toqué. Slayer tenía una cierta energía que no se parece a ninguna otra cosa. Y definitivamente es para mí uno de los mejores discos de metal jamás hechos», también declaró al medio.
Lombardo, recordemos, efectivamente fue despedido de Slayer después de no participar en la gira australiana del grupo en febrero / marzo de 2013 debido a una disputa contractual con los otros miembros de la banda. Desde entonces ha sido reemplazado por Paul Bostaph, quien anteriormente fue el baterista de la banda desde 1992 hasta 2001.
Poco después de su despido, Lombardo dijo que descubrió que el 90 por ciento de los ingresos de la gira de Slayer se deducían como gastos, incluidos los honorarios de administración, lo que le costaba a la banda millones y les dejaba alrededor del 10 por ciento para dividirse en cuatro. Si bien él y Araya contrataron auditores para averiguar qué había sucedido, Lombardo dijo que nunca se le permitió ver la información obtenida.