David Gilmour en Chile 2015: El dominio astronómico de la leyenda de Pink Floyd
Con la visita de Roger Waters el 2012, y en medio de que veíamos muy difícil una reunión con los miembros originales de Pink Floyd, pensábamos que habíamos visto los últimos vestigios del legado de la gran banda en nuestro país, por lo cual había quedado ese show en nuestras retinas-por lo espectacular y significativo- como uno de los mejores que se habían dado en tierras locales.
Y claro, ahora menos posibilidades hay de reunión que en aquel entonces debido a serias diferencias entre sus líderes, pero eso sí, la otra gran parte de este inmenso mundo que es Pink Floyd lanzó un disco solista este año, acompañado de una extensa gira mundial, lo cual nos dio la posibilidad no tan solo de revivir los clásicos de la gran banda fundada en los ’60, sino también de admirar a un tipo que se preocupó mucho más de lo musical que de lo estético. Acá no habían aviones estrellándose con el escenario ni una teatralidad enorme, pero sí una preocupación en la ejecución y el sonido increíbles.
Primera Parte
Un poco pasadas las 21:00 hrs. se apagan las luces y llega el esperado momento. La pantalla circular iba a ser total protagonista de la noche, algo que si bien fue gran apoyo y bien innovador, no dio como para que la gente que estaba en galerías o en partes más lejanas pudieran apreciar mejor a los músicos, quizá el único ‘pero’ de la jornada.
‘5 AM’ y el sonido de pajaritos abría todo, era de preverse que las canciones de su nuevo disco sonarían. Una maravillosa apertura que nos dejaba impresionados de inmediato por cómo iba a sonar esa guitarra Fender que tan bien maneja el maestro. Los primeros aplausos se dejaron caer para luego recibir otras dos grandes de su nuevo repertorio: ‘Rattle That Lock’ y ‘Faces of Stone’ y ya mostrando por las pantallas al gran Gilmour desatando la euforia de muchos.
Era el turno para la primera de Pink Floyd, y fue ‘Wish You Were Here’ nada menos, que sonó a mil maravillas. La verdad no es posible quejarse del sonido, fue lo mejor de la noche. Esos solos te llegaban al alma y cada músico interpretó sus partes de forma notable. Mucha emoción había en el ambiente, en un concierto que además unía generaciones, donde se vio a muchas familias reunidas en torno a la leyenda de este gigante del rock.
La emotiva ‘A Boats Lies waiting’ nos recordaba su homenaje al gran Rick Wright, fallecido tecladista de Pink Floyd (su voz está sampleada en el tema incluso). Un tema con gran atmósfera que se transmitió de forma vibrante en vivo. A veces pareciera que estábamos escuchando las canciones en estudio, pero no, era un concierto y a estadio repleto. En ‘The Blue’ sus solos nos dejaron con la boca abierta prácticamente y el sonido de las cajas registradoras nos decía que otra grande se venía, la primera del aclamado “Th Dark Side of the Moon”. ‘Money’ hizo que el saxofonista brasileño Joao Mello tuviera su primer momento protagónico de varios, con una jam incluida y con el bajo sobresaliente de otro grande como Guy Pratt, un tipo que fue partícipe ya en varias giras de Pink Floyd en los ochenta incluso.
‘Us and Them’ nos hipnotizaba y el saludo del genio hacia el público, acompañado de los clásicos ‘olé, olé, olé!’, con un Gilmour que nunca se mostró a full comunicativo, pero sí sonriente, empático y como que transmite cierta energía con su sola presencia. El turno para presentar otra nueva como ‘In Any Tongue’ y para dar paso a uno de los mejores momentos de la noche con ‘High Hopes’, que sonó verdaderamente estremecedora y acompañada por las imágenes animadas con la imaginería del “The Division Bell”. Esa acústica del final fue un momento inolvidable y el cierre del primer bloque anunciado por este propio monstruo de las cuerdas de Pink Floyd.
Segunda Parte
Luego de que mucha gente aprovechara para abrigarse (empezó a hacer bastante frío a esa hora) llegaba el momento de esta segunda parte que nos traería muchas emociones más: y cómo no, si la gran ‘Astronomy Domine’ era la que abría, con la pantalla circular transformándose en una especie de caleidoscopio multicolor conjuntamente con los espaciales sonidos de tamaño tema de la época seminal de la banda, donde también el recuerdo de Syd Barrett decía presente en este enorme show.
El alma se apretaba, se escuchaba la intro de la gran “Shine on Your Crazy Diamond” que fue tocada completa, haciendo lucir nuevamente a Joao Mello, el hombre del saxo. ‘Fat Old Sun’ era impensada y sonó para maravillar a algunos y la intensidad de ‘Coming Back to life’ del «The Division Bell» nuevamente dejaba emocionadísimas las cosas. La verdad, Gilmour nos hacía volar con su faceta lisérgica que posee, pero con alma de blues totalmente.
‘On an Island’ de su anterior trabajo solista también sonó, seguida de la nueva ‘The Girl in the Yellow Dress’ acompañada de notables animaciones en pantalla, una canción que pareciera ser tocada para un pequeño club de jazz, pero en realidad fue para más de cincuenta mil personas. Antes Gilmour presentaba a la banda, donde el gran Phil Manzanera (apoyo importantísimo durante todo el show en guitarra) saludaba en su buen español: “Es un honor tocar para ustedes, viva Chile y vivan los chilenos!” decía, desatando la ovación generalizada.
‘Today’ y ‘Sorrow’ seguían, eran verdaderamente impresionante los solos que emanaban de la guitarra de Gilmour sobre todo en ésta última, el poder que tiene sobre la clavija, la lucidez para recordar cada una de las difíciles notas, a estos 69 años de edad y más aún, de recordar todas las letras y cantarlas en vivo, es algo que pocos pueden jactarse de aquello. Ha envejecido enormemente bien musicalmente el maestro.
El momento “The Wall” tenía que llegar. Aunque a su contra parte Waters no le gustara, las luces y los sonidos de ‘Run Like Hell’ desataban nuevas emociones. Gilmour con gafas oscuras y acompañado en voces desatan esta increíble pieza que habla de la paranoia. Era la primera despedida.
Increíblemente cierta gente se retiraba pensando en el final del show, pero tres grandes canciones aguardaban un regreso que no se hizo esperar tanto: los relojes vueltos locos en la pantalla nos traían de regreso al “The Dark Side of the Moon’ con ‘Time’ y pegada a ella su canción casi hermana que es ‘Breathe’. Qué mágicos momentos nos regalaba Gilmour. Ya no podíamos estar más agradecidos luego de aquello, pero un cierre magistral esperaba con la gran ‘Comfortably Numb’, donde Gilmour demostró en vivo porqué este tema es considerado tener uno de los mejores solos de la historia.
Dos horas y fracción para un show gigantesco, emocionante, que fue tanto así como para fans de Pink Floyd, como para fans del rock en general. Donde público metalero, del mundo del progresivo, del rock clásico, del hard rock y hasta de oídos más pop pudo disfrutar y compartir. Puede ser que este show sea bien significativo en Chile, ya que muy difícilmente tendremos reunión de Pink Floyd, y aunque Gilmour en la despedida no cerró la puerta a volver, de acá a que saque nuevo disco y gira puede pasar bastante tiempo. Un verdadero regalo de navidad anticipado.
Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Juan Pablo Quiroz.
Setlist:
Primera parte:
5 A.M.
Rattle That Lock
Faces of Stone
Wish You Were Here
A Boat Lies Waiting
The Blue
Money
Us and Them
In Any Tongue
High Hopes
Segunda parte:
Astronomy Domine
Shine On You Crazy Diamond (Parts I-V)
Fat Old Sun
Coming Back to Life
On an Island
The Girl in the Yellow Dress
Today
Sorrow
Run Like Hell
Encore:
Time
Breathe (Reprise)
Comfortably Numb