Destroy Erase Improve: la avasalladora brutalidad técnica del segundo álbum de Meshuggah
Nuclear Blast, 1995
Meshuggah desde su primer disco, demostró que venía con un ímpetu bastante fresco y creativo. Estos supieron encauzar el Thrash, Death metal y el jazz (por nombrar sus mayores influencias, porque en realidad beben de muchas más). En una fusión, nunca antes vistas. Con sus incesante polirritmia y su particular forma de tocar, que pareciera que lo hacían al revés. Pero ya para su segunda placa Destroy Erase Improve, es donde pudieron dar con su receta maestra. Un disco que, a pesar de sus ya 24 años, sigue tan vigente como antaño.
El disco da comienzo con el ya clásico Future Breed Machine. Lo primero que llama la atención, es su particular distorsión y su solo de guitarra. Esto acompañado de ese particular pito, que será hasta el día de hoy su sello distintivo. Todo lo anterior aportaba la sensación de estar dentro de un engranaje o maquinaria computacional. En solo 5 minutos nos hacen entrega de su declaración de principios. Beneath llega con otra variante, pero conservando la esencia de lo anterior. Creo que al crear este disco nunca se imaginaron la influencia que llegarían a tener. Siendo los creadores de un estilo prácticamente por una humorada. Ya que Fredrik Thordendal, estando borracho. Le trataba de explicar a un fan el tono de guitarra que suelen ocupar. Le decía con mucho ahínco que era como dj, dj, dj. La contra parte no entendía absolutamente nada. Se preguntaba si quizás era una expresión en sueco. Dj me suena más como Djent. Fue de esta forma que se esparció el mito de que la forma que tocaban era el Djent. Esto se aclaró solo hace un par de años en una entrevista que le hicieron a Hagström. Pero volviendo a lo que nos compete. Este disco junto con el Amongst the Catacombs of Nephren-Ka de Nile y el Formulas Fatal to the Flesh de Morbid Angel han sido los discos que más pasmados me han dejado en su primera escucha, del estilo Death Metal. Todos comparten algo. Buscar salir del paradigma y lo establecidos. Y crear sus propias reglas.
Soul Burn marca mucho más el uso de las notas bajas, con el fin de crear riff más pesados. Por otro lado, no se puede dejar pasar el solo de Fredrik. Con él, nos envía al instante a una realidad distópica y futurista. Me encantan sus cortes y ritmo tan pegajoso. Junto con Suffer in Truth, son los temas más fáciles de dirigir al principio. Aunque este comienza de forma tranquila, casi engañándonos, para en su centro lanzarte a un torbellino de locura bestial.
Acelerada, enérgica y caótica. Todos estos conceptos combinados son los que se encuentran presentes en Transfixion. Más una pegajosa melodía que juega de base. Fuerte y directa como todos los temas de este disco. Es que escuchar estos sonidos nos habla de la historia de este estilo y de como Suecia fue entrando cada vez más en la en el radar musical. In Flames, At the Gates, Opeth y Meshuggah, son las partes del cuarteto conquistador de Suecia. Sin ir más lejos, In flames, han sido elegidos como embajadores de su país, por su labor en dar a conocer su nación por el mundo. De las cuatro esta es la única que nunca me llego a gustar. Jamás logré enganchar con su propuesta, pero a pesar de eso es innegable la influencia que han tenido en Norteamérica, en el metal más modernos, junto con At The Gates. Y a mi parecer este motor de creatividad, acompañado de virtuosismo se dio gracias a la inversión que hizo este país por fomentar y ayudar a la música, como un movimiento cultural. Lo que provocó que Suecia, esto muy a título personal, sea la tercera potencia en el ámbito de rock/metal a nivel mundial. Bajo Inglaterra y estados unidos, respectivamente.
En Vanished volvemos a toparnos con su ritmo más Thrash. Bastante dinámico y ondero, y de pocos cambios de ritmos. Este junto con Acrid Placidity son necesarios para devolvernos a una calma. Un corte siempre necesario en estas instancias. Le sigue Inside Whats Within Behind. Composición donde destacan nuevamente las ayudas vocales de los otros miembros. Esa voz en off le da una atmósfera siniestra, muy enriquecedora. Pero los coros de Meshuggah, son también otro apartado interesante. Una pieza más que matiza sus interpretaciones y ayuda a dar más fuerzas y cuerpo a las interpretaciones vocal. Acompañado por una potente batería. Es que Tomas haake fue el pilar fundamental, en todo este proceso. Es innegable que, con su llegada, terminó con darle el sello, a este engranaje tan fundamental dentro de lo que representa la aplanadora. Su capacidad técnica y poder, acompañado de los riffs de Thordendal y el incesante ritmo de Marten crean un engranaje perfecto.
Otro apartado a destacar son sus letras. Que, a pesar de ser muy abstractas, ahondan en la búsqueda de preguntas existenciales. Al puro estilo nietzscheano. Alejándose del satanismo u de asesinos en serie. Que suelen las principales inspiraciones en el Death metal.
Considero que a estas alturas ya está todo dicho. Para bien o para mal. Meshuggah, es parte de la historia de este movimiento. Y lo que para algunos puede ser un total aburrimiento. Para otros es una aplanadora que avanza lento y seguro, de la que no se puede encontrar escapatoria o resguardo. Esta sensación es más marca en sus presentaciones en vivo. Que enaltecen aún más esta sensación, con el poder de su sonido y presencia en el escenario.
Por Julio Duarte