Disco Inmortal: Arctic Monkeys – Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not (2006)
Domino Recording Company, 2006
Arctic Monkeys son el cuarteto hijo de la generación multimedia. Siendo muy jóvenes, supieron leer el momento y entender por dónde podían llegar más rápidamente a su público objetivo. Fue así como en 2003 empezaron a liberar sus temas por la plataforma MySpace, la que en Inglaterra tenía fuerte impacto. Con el paso de los años, podemos afirmar que el mecanismo les permitió no solamente llegar al número 1 rápidamente, sino que también los dejó establecer la diferencia entre la antigua y la nueva industria musical. De esta forma, antes de la primera gira de la banda, “Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not” ya era el álbum debut más vendido en la historia de Inglaterra, con más de 360 000 copias en la primera semana de lanzamiento.
Este primer disco se erigió sobre la sarcástica inteligencia de las letras de Alex Turner, las que mostraban la vida y hábitos que, como joven, observaba a su alrededor. Porque si algo se puede decir de Turner es que es un observador impecable. El disco está lleno de fiestas, peleas, mujeres, drogas, pero todo contado con un punto de vista astuto, hormonal, pero auténtico.
Todo parte con “The View from the Afternoon” y los coros característicos de la banda, que son el punto alto de la canción. Matt Helders consiguió un estilo de ritmo propio, el cual se desarrolla de manera reconocible durante todo el trabajo, lo que aporta a la contundencia esencial del sonido de Arctic Monkeys. Suena como una versión indie de The Clash gracias a la fiereza de las guitarras, lo que ayudó a que el circuito crítico la aceptara rápidamente. “I Bet That You Look Good on the Dancefloor”’ comienza con un punteo rápido que da paso al ritmo pegadizo y al estribillo simple. Contiene más instrumentalización que la anterior y está pensada en hacer saltar a los fans en sus conciertos. Ya es clásico del grupo. ”Fake Tales of San Francisco” se basa en un riff simple y un estribillo en el que destacan los coros, mientras que “Dancing Shoes” no puede hacer otra cosa sino que invitar al baile; el bajo es el que dirige el tema, junto a la guitarra rítmica y una batería que no cesa. De ambas, nos sorprende la velocidad punk de la ejecución.
“You Probably Couldn’t See For The Light Buy You Were Staring Straight At Me” sigue la estructura de coros recordables, ritmo pastoso y batería enérgica, con el agregado de Helders al final. La siguiente es una de las mejores piezas. “Still Take You Home” empieza con un riff a dos guitarras, donde una permanece para dar la entrada a los otros instrumentos. La voz es incesante, con una gran historia de Alex Turner, que acaba con un remate lleno de energía. “Riot Van” se sostiene en la historia que cuenta, ya que la melodía es mucho más pausada. “Red Light Indicates Doors are Secured” son ritmos más simples y una línea de voz que engancha. Ambos no están mal pero las guitarras, sobre todo, pecan de falta de fluidez y una sensación de agotamiento de ideas.
Tras esta pausa, llegan los temazos que logran que este debut de Arctic Monkeys se sostenga por sí solo. “Mardy Bum” empieza con un punteo que da pie a la parte principal, a la que sigue una más pausada, para luego retomar el mismo esquema y dar la entrada al solo característico de los de Sheffield. “Perhaps Vampires Is A But Strong But…” plantea una buena estructura cuando la batería se queda y van entrando, de a poco, todos los instrumentos, a la vez que vuelve al ritmo con otro solo de Turner. El tema es botón de muestra del potencial instrumental que era capaz de expresar la novel banda, la cual, bien guiada, podía superar con creces la propuesta de este debut y marcar una nueva ruta del indie rock inglés. “When the Sun Goes Down” comienza acústica y tranquila, solo con voz y simples acordes acompañando, mientras habla de la prostitución en las afueras de Sheffield, haciendo referencias a “Roxanne” de Police. Tras este lapso, ingresan los instrumentos, la guitarra asoma pesada y la canción cambia completamente, para acabar como empezó todo, solo con la voz y unos acordes. Temazo.
“From the Ritz to the Rubble” plantea ideas acerca de los diferentes grupos de personas que existen en las ciudades inglesas. Musicalmente, se destaca por tener la mejor línea de voz del disco, manteniendo la estructura musical de terminar tal cual se comenzó, pasando de la pausa a la velocidad. Atención con la línea del bajo. Y “A Certain Romance” es un resumen del disco. Empieza sola la batería, a la que se unen guitarras y bajo, la batería para y luego vuelve marcando la parte siguiente, que abarca casi todo el tema. La voz asoma intermitente en toda la canción y el final instrumental corona un cierre bastante redondo.
Como si la irrupción musical no hubiera sido suficiente, la portada del disco fue otro detalle que puso a la banda en el centro de la controversia. La imagen corresponde a una foto de Chris McClure, un amigo de los músicos y que fue tomada en un bar de Liverpool. La polémica empezó cuando se criticó a la imagen porque reforzaba la idea de que fumar estaba bien, sin embargo, la idea principal que el estudio a cargo de la foto quiso reflejar, fue la de una banda que hacía girar su propuesta sobre los tópicos clásicos de una juventud enfiestada. Más allá de ese detalle, que igual les dio mucha prensa, el “primer grupo MySpace” batió récords de ventas al editar “Whatever people say I am, that’s what I’m not”, el cual logró cuatro discos de Platino en Reino Unido, ganó el Mercury Prize en 2006 y el Brit Awars en 2007 como Mejor Álbum, situando al cuarteto en un lugar de privilegio por su propuesta rabiosa de rock juvenil y por los elementos que, en ese año, hacían tener esperanzas de que ellos eran la continuación del rock como lo conocemos.
Poseer un extraordinario letrista, con una obvia capacidad de componer música bella. Una batería con secuencias de ritmos asombrosos, guitarras fuertes y un bajo que entra en el segundo preciso, le dieron al disco y a la banda ese aire a The Jam, que rescataba esa colérica y necesaria actitud para ser grandes. “Whatever people say I am, that’s what I’m not” construyó su fortaleza en su honestidad, la cual solo podía provenir de jóvenes que salían de su barrio, con apenas 19 años, a husmear en el círculo de los elegidos del rock.
Por Macarena Polanco G.