Disco Inmortal: Arcade Fire – The Suburbs (2010)

Disco Inmortal: Arcade Fire – The Suburbs (2010)

Merge Records / City Slang / Mercury Records, 2010

No ha pasado mucho de su lanzamiento, pero ya un par de años nos dejan claro que el “The Suburbs” de Arcade Fire es un disco que se podría conservar religiosamente bien en el tiempo. Quizá décadas arriba digan otra cosa, quizá no sonará con la soltura y efervescencia setentera del “Exile on Main St.” de los Rolling Stones o la fiereza y actitud sin signos de caducidad del debut de Rage Against The Machine, pero sin duda, algo hace para que le demos la vuelta y la vuelta cada cierto tiempo, incluso ya pasada “la locura del gran descubrimiento» y las primeras oídas.

Y claro, el tiempo es factor fundamental en este registro, abarcando ideas sobre la niñez vivida por Win Butler y su hermano en los suburbios, o los barrios extrarradios de Houston, Texas.  La nostalgia, pero con una dada de vuelta de tuerca muy interesante: de cómo el hombre se ha encargado de destruir lo que algún día amamos, la naturaleza, la inocencia, nuestro entorno. Eso de volver a tu lugar de origen y que te rompa el corazón que todo esté distinto a como lo viviste. “The Suburbs” en la entrada y esas guitarras son melancolía pura, y la letra nos habla de belleza y dolor al mismo tiempo justamente en este sentido.

El disco avanza dándonos tracks casi perfectos, variedad, un ejemplo brutal de demostrarnos cómo son capaces de componer buenas canciones, de ponerse a la par con grandes como Bowie, U2, R.E.M. en este ámbito, ‘Ready to Start’ es el segundo track, tiene todo para haber sido el arranque, desde el nombre hasta esa cautivante marcha de guitarras y golpazos a las cajas que animan a todo, quizá AF quiso que “The Suburbs” como concepto tuviera la entrada principal, aunque por ahí dicen que el orden de los factores no altera el producto.

Lo de la madurez musical nos llega de cuajo cuando escuchamos la adorable ‘Modern Man’, un par de pasadas y solo dan ganas de gritar a todo pulmón sus estribillos y coros, sea donde sea. Más emocionante llega una de las mejores ideas que se le ha ocurrido a la banda: ‘Rococo’, con esos violines donde ya empieza a aparecer la bella participación de Régine Chassagne, otra gran parte de esta historia y esta banda. Es el equilibrio perfecto para que la banda sea lo que es y haya llegado donde está. Ni siquiera son los violines que ya es harto decir, cuando entra el riff de guitarra la canción prácticamente te vuelve loco. Nuevamente hablando de la magia de infancia aplacada por la destrucción/evolución: “Lo construyeron sólo para quemarlo”.

‘Rococo’ pega muy bien con las siguientes, haciendo una especie de trilogía de ensueño, por primera vez una fuerza intempestiva arrasa con todo en ‘Empty Room’, esta vez con Régine como principal vocalista, pianos incesantes, caos, slide guitars, y las percusiones a mil por hora. ‘City with no Children’ cierra este bloque, con ese riff que nos suena innegablemente a la melodía de ‘Street Fighting Man’ de los Stones, gran acierto, no da para vulgar copia.

Tan sólo con esas primeras seis canciones los canadienses podrían haberse jactado para lograr un álbum contundente, pero aún queda más, ‘Half Light I’ nos suena a intermisión, onírica, como un amable descanso para poder dimensionar un álbum tan extrañamente hermoso. La segunda parte de este tema devuelve energías al disco, cuotas electrónicas, pero melancolía nuevamente, geografía, recuerdos.

Win Butler catalogó este álbum de forma simple y directa como la mezcla de Neil Young con Depeche Mode, también de “esos sonidos extraños” que escuchaba cuando niño, nuevamente la nostalgia, y claro, se replican guiños a varias bandas, pero también suena a clásico, composiciones pegadizas, pero con las cuotas bizarras cuando se les ocurre.

De la intensidad final de ‘Suburban War’ a un rocanrol boogie woogie con aderezos algo paranoicos nos dice que en el mes de mayo cosas violentas pasan y que la gente se vuelve como loca. Es ‘Month of may’, una de las más rockeras del disco y que te dan solo ganas de bailar como en los cincuenta, sesenta, tiene algo de esa locura de revoluciones musicales de antaño.

De vuelta a las guitarras y a los ritmos a medio tiempo con ‘Wasted Hours’; con ‘Deep Blue’ se refleja fielmente lo que su nombre evoca: melancolía, tristeza profunda que se hace algo paradójica e irónica con esos coros ‘la la la la la’, una de las que pega fuerte del disco, hablando del vacío, la desesperanza. Track para atesorar.

‘We used to Wait’ nos deja el sabor pop electrónico, pero en una canción muy bien estructurada, cuales Bowie históricos, Butler disimuladamente tiene algo del Duque en su forma de cantar, acá puede salir a luz de forma más evidente.

Y como si el disco no tuviera contrastes, el final nos golpea con el melodramatismo de ‘Sprawl I’ puesto paralelamente con una de las mejores composiciones y el ‘casi’ broche de oro de esta maravilla: Régine Chassagne declarada cantante pop en un tema encantador, con guiños a literatura y que se hizo acompañar de un maravilloso video como lo es ‘Sprawl II’, una cruza de la dulzura de Bjork (vocalista que ha influenciado mucho a Régine) y a tema new wave clásico de Blondie, pero la verdad es que sería un pecado taparla en comparaciones, el tema es único y una de las grandes proezas que demuestran que Arcade Fire cuando quiere hacer rock son grandes y cuando juega al pop directo lo hace como los mejores y con una mira a futuro impresionante.

Sin duda “The Suburbs” es un disco que envejecerá bien, y ojalá Arcade Fire lo haga junto con él, una banda que desde su aparición a la fecha no ha sabido más que darle nuevos bríos al rock, a la música en general y sin duda que nos ha regalado grandísimos momentos. El “Disco Inmortal” más joven comentado en nuestro sitio, lo cual dice que no es necesario ser un clásico de hace 30 años para quedar ahí, en el trono de los mejores de la historia.

Por Patricio Avendaño R. 

Patricio Avendaño

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