Disco Inmortal: At the Gates – Slaughter of the Soul (1995)
Earache Records, 1995
Si hay que buscar los álbumes que definieron un sonido, una actitud y una forma de tocar, “Slaughter of the Soul” sin duda que se gana un lugar. No solamente convirtió a At the Gates en una banda a respetar, sino que también se posiciona en el top dentro de la corriente conocida como “sonido de Gotemburgo”.
El disco que originó el subgénero death metal melódico, destaca por su capacidad única de unir agresión y melodía. Suecia tomó este género y lo derivó en muchas direcciones que, hasta hoy, siguen alimentando el nacimiento de nuevas agrupaciones basadas en estos trabajos de los ‘90. Todo en este disco es aplastante: desde la voz de Thomas Lindberg hasta la batería de Adrian Erlandsson, impecable en speed, sin olvidar los riff asesinos de Bjorler y Larsson, los que son una escuela casi tan relevante como la californiana.
Es un álbum que va al grano, con una composición compacta de 11 temas con elementos característicos del death metal, pero donde se combinan guitarras rápidas, técnicas y melódicas. Hay muchas voces guturales altas, un bajo que marca el pulso y que, en conjunto, producen arrolladoras y aceleradas canciones como “Slaughter of the Soul”, “Cold”, la que se despacha un solo de inmensa factura por parte de Andy LaRocque, y “Nausea”; esta última pone de manifiesto la influencia de Slayer y de la primera etapa de Sepultura en la banda, lo que se nota en la incorporación de detalles del estilo de Kisser. “Blinded for Fear” es el ingreso a esta aventura y nos deja en blanco gracias a la voz, casi de black, que es acompañada por una banda agresiva y llena de rabia.
Todas ganan en fuerza y también en melodía, además de unas letras donde el odio y la rabia alimentan la temática de cada track. “World of Lies” otra vez tira a Slayer sobre la mesa y se permite experimentar con las melodías. “Unto Others” tiene otro magistral riff, sensacionales bombos y el grito que nos hace estallar. Y qué decir del estribillo con toque black, siniestro, que da paso a guitarras acústicas con los alaridos de Thomas que llevan, nuevamente, al disfrute del doble bombo.
Todos los temas poseen grandiosos momentos, incluso los instrumentales “Into the Dead Sky” y “The Flames of the End” tienen un motivo para estar en el disco, dando ambiente y contexto sonoro necesario para traducir las emociones que la escucha nos va dejando. At the Gates le dio una frescura necesaria al death metal, componiendo música más dinámica en comparación al sonido de otros movimientos de entonces.
“Slaughter of the Soul” es un disco clave para entender la carrera de At the Gates, además de ser uno de los mejores ejemplos del sonido death melódico. Es más, tiene tantos seguidores que muchos lo consideran el «Reign in Blood» de esa década, porque es innovador, intenso, y con el pasar de los años le fue dejando el camino marcado a muchas bandas que seguirían esa dirección, tanto en su país como en el mundo.