Disco Inmortal: Death – The Sound of Perseverance (1998)
Nuclear Blast / Relapse Records, 1998
“Quien pelee con monstruos debería asegurarse de que en el proceso no se convierta en un monstruo. Y cuando miras hacia un abismo, el abismo también te mira”, es la frase de Friedich Wilhelm Nietzsche que aparece en el interior de “The Sound of Perseverance”, para darle la bienvenida al séptimo y último disco de Death parece ser difícil a simple vista y, por supuesto, oído. Contiene mucho de lo que uno pide: agresividad y velocidad. Sin embargo, explora la melodía y contiene un gran abanico de sonidos que lo convierte en uno de los imprescindibles del rock.
El larga duración abre los fuegos con “Scavenger Of Human Sorrow”, una obra de metal progresivo que escurre por melodías muy bien definidas en la guitarra de Shannon Hamm y del vocalista Chuck Schuldiner. Ambos se compactan de manera sigilosa para organizar armonías adornadas con los gritos rabiosos de Schuldiner. “Big words, small mind / behind the pain you will find / a scavenger of human sorrow / scavenger / abstract theory the weapon of choice / used by scavenger of human sorrow / scavenger” (Grandes palabras, pequeña mente / detrás del dolor encontrarás / un carroñero del dolor humano / basurero / teoría abstracta el arma de elección / utilizado por el carroñero del dolor humano / basurero”), reza parte de la letra del primer track del disco, que nos deja con esa sensación arraigada que los oriundos de Florida estaban en una nueva etapa y querían dejarla consagrada con arremetidas a todas aquellas personas que lucran o consiguen beneficios a través del sufrimiento.
Control Denied, fue un proyecto de power metal progresivo de Chuck que nació a mitad de los 90 y que ostenta parte de la matiz utilizada para darle vida al último álbum. Con “Bite The Pain” nos sumergimos en nuevos pasajes con una armonía que confluye en una oscuridad nihilista que tendrá gran arte de este trabajo. Para muchos, los toques de jazz son bien requeridos y utilizados por parte del baterista Richard Christy, algo un poco atípico en el sonido death metal de aquellos años y que se materializa en esa suerte de balada más delicada y melancólica llamada “Voice Of Souls”. Este disco, es como si todo lo que le fue detectado a Schuldiner en 1999 fuera un preludio. El cáncer que lo aquejó y con el cual luchó hasta el 2001. Es más, en varios trazos de las canciones se pueden encontrar frases o textos que fueron parte en su lucha contra la enfermedad que lo vencería aquel 13 de diciembre a la edad de 34 años.
“Human At Sight, Monster at Heart / Don´t Let In inside It Could / Tear You Right” (“Humano a la vista / monstruo en el fondo / No lo dejes entrar / Podría desgarrarte”), es un extracto de “Spirit Crusher” que nos devuelve a la frase de Nietzsche y es acá donde hay que poner el acento, pues es una canción hecha con la escritura narrativa, ya que contiene la introducción, desarrollo y desenlace en los instrumentos de los estadounidenses y con un relato estructurado y clamador hacia aquel monstruo. Con una velocidad vertiginosa, nos encontramos con “To Forgive Is To Suffer” que contiene diferentes ritmos, tanto en batería, guitarra y bajo, pero con un solo magnífico de Hamm que raya en la locura.
Con “Painkiller”, original de Judas Priest llegamos al final de este disco. Para gran parte de la fanaticada, este cover sorprendió, pues veían a la banda de Chuck versionando más a bandas de la categoría de Testament o de Slayer, debido a que estos últimos, cada vez que lo podía realizar, los tributaba con “Black Magic” del álbum “Show No Mercy” del 83. Sin embargo, el homenaje que le realizan a los británicos es considerado de alta gama, a pesar de tener algunos ripios en la voz de Schuldiner por intentar llegar a las mismas notas que Rob Halford.
https://youtu.be/g0sh-vOEMi0
La última placa de Death es considerada su obra maestra debido a los ritmos que experimentaron y que pudieron lograr de forma acertada. Las melodías son demoledoras junto a la voz de Chuck se alejan de los cánones impuestos hasta esa fecha de lo que era el death metal, para agregarle el sonido progresivo en su máxima expresión. La portada artística realizada por Travis Smith, refleja la perseverancia de los hombres escalando una montaña sangrienta y la producción de Jim Morris y el propio Schuldiner nos entregan la banda sonora para la paciencia y tenacidad que se debe tener frente a la adversidad. La voz gutural de Chuck era cosa del pasado y esta nueva muestra, se pensaba que sería el punto de inflexión para seguir por una senda por la cual serían recordados veinte años después. El álbum hoy en día puede conseguirse en una versión doble, donde la portada tiene ciertos cambios y el disco número dos ostenta demos de 1997 y 1998.
Por Bastián Cifuentes