Disco Inmortal: King Crimson – Discipline (1981)

Disco Inmortal: King Crimson – Discipline (1981)

Vía Nación Progresiva 

E.G. Records / Warner Bros., 1981

Cuando hablamos de clásicos del progresivo está claro que existen muchos álbumes, conciertos y músicos de los que se puede hablar con respecto a este tópico. Sin embargo, existen algunos trabajos que por su sonido vanguardista y su atrevimiento a romper con lo establecido merecen un lugar especial en nuestros corazones.

Ese es el caso de un álbum que a mi parecer marcó un antes y un después en cuanto a la forma en que se concebía el rock progresivo y sus derivados. Rompiendo con los esquemas que ya se habían establecido en el género e incluso marcando un total desapego por aquello que la propia banda venía haciendo a lo largo de su historia.

Todo aquellas conjeturas y opiniones comenzaron a surgir luego de que un día la banda británica King Crimson editara su controversial Discipline. Álbum que marcó el inicio de su denominada trilogía de new wave progresivo, junto a sus dos álbumes posteriores Beat y Three Of A Perfect Pair.

Fue con este trabajo que la banda liderada por Robert Fripp marcó un precedente en la fusión de sonidos que poco tenían que ver uno con el otro pero que, a través de la excelente cohesión musical que lograron alcanzar Fripp y sus músicos dejaron a las canciones de este disco en el corazón de todos los amantes de la banda.

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Siendo el octavo álbum de los británicos, su formación contaba con músicos de un nivel y experiencia que eran indudables. Una de sus características principales fue la inclusión de Adrian Belew en guitarra y voz que se sumaba a la participación del reconocido bajista Tony Levin, al ex baterista de YesBill Bruford y por supuesto al artífice de todo, el gran Robert Fripp.

Es difícil saber cómo comenzar un review de este trabajo, ya que, en lo personal es uno de los trabajos que más me ha impresionado a lo largo de mi vida. Es un álbum que vino a reafirmar la incredulidad que me habían dejado en la mente álbumes como In The Court Of The Crimson King de los propios King Crimson, el increíble Fragile de Yes o el maravilloso Selling England By The Pound de Genesis.

Sin embargo, si tuviera que empezar por algún lado creo que habría que describir este trabajo como un viaje hacia la absoluta locura, hacia una ciudadela que yace sus cimientos en lo más profundo de nuestros pensamientos y que se fundamenta en una crítica social, humana y filosófica acerca de lo que se concebía como música soluble para aquel año 1981.

El inicio de la locura

De alguna manera cuando comenzamos a reproducir Discipline podemos encontrar que el aura que nos genera es una especie de continuación del concepto que el rey carmesí ya nos había relatado: el esquizoide hombre del siglo 21. Esto debido a que la gran carga de energía y efusividad que trae consigo el trabajo pareciera replicar los pensamientos y reflexiones más alocadas y desordenadas de nuestras memorias.

Elephant Talk es la primera canción que podemos escuchar en este trabajo y con la que se puede evidenciar inmediatamente el cambio de sonido de la banda. Es una pieza que nos entrega melodías totalmente apegadas al sonido del new wave de bandas como Talking HeadsJoy Division o el mismísimo David Bowie.

Lo anterior claramente propiciado por la incorporación de Adrian Belew, quien para ese entonces ya había trabajado con Bowie y con Talking Heads. Este sonido se va fusionando de manera muy implícita con elementos del rock progresivo más propios de King Crimson, lo que se debe al minucioso y muy detallista trabajo de Fripp en la guitarra, además de los excelentes arreglos en el bajo de Levin.

Elephant Talk destaca también por la locura en su sonido y la forma satírica en que se presentan los versos a través de líricas que entienden como una humorada aspectos tan básicos de nuestra sociedad como las conversaciones entre pares, las discusiones y las críticas.

Enloqueciendo cuadro por cuadro

Así pasamos a la siguiente canción del trabajo: Frame By Frame. Canción que continúa nuestro viaje con una acelerada progresión instrumental en donde el bajo y la guitarra pasan a ser ejes fundamentales en la composición.

Gracias a un pegajoso y complejo riff, la canción nos toma de la manos para llevarnos a través de una peculiar melancolía que nos hace parecer extranjeros dentro de una tierra que no posee un dueño, un hilo conductor hacia la razón pero que, sin embargo, no nos deja en ningún momento a la deriva.

La melódica voz de Belew hace entender que estamos viajando por una parte de este rojo mundo en donde todo se encuentra fragmentado y en un constante caos, pero que a su vez posee un orden que en un principio es difícil de comprender. Si bien los arreglos en batería de Bruford no son comunes queda claro que las percusiones nos encaminan en el sendero correcto para continuar nuestro camino.

El calmo sonido de la espera

La tercera canción con la que nos encontramos es Matte Kudasai, pieza que trae consigo la nostalgia y la tristeza de una manera tan sublime que incluso no es de extrañar, nos traslade hacia lo más recóndito de nuestras penas pasadas.

Por medio de un camino mucho más tranquilo y callado, Matte Kudasai tiene como eje principal variados y simples sonidos ambientales, los cuales nos acurrucan en un cálido y suave caminar por lluviosos y tibios paisajes sonoros. El dueto de Fripp y Belew inunda nuestros corazones con las más sinceras y pacíficas melodías, lo que nos lleva a entender que en ocasiones en medio del caos y la incertidumbre, esperar siempre es una opción de paz.

 

Vuelta a una locura indisciplinada

Inesperadamente King Crimson nos despoja de toda la ternura y tranquilidad en la que nos había sumergido para arrojarnos desde un acantilado, junto a una osadía y un rupturista sonido, Fripp y compañía le dan vida a nuestra caída con el peculiar nombre de: Indiscipline.

Así lo primero que nos encontramos son disonantes sonidos de percusión que sin seguir ningún patrón definido Bruford nos aturde y deja en un estado de incertidumbre que nos lanza a la deriva auditiva. De esta forma y sin darnos cuenta nos golpea el agudo riff principal junto a una batería más concisa y a un pesado y extravagante bajo por parte de Levin.

A lo largo de la pieza nos vamos adentrando en una locura sonora que se refleja tanto en la letra como en las disonantes guitarras e incesantes redobles y juegos de percusión.

Sin dudas la distorsión y el desorden hacen que Indiscipline nos lleve a través de un viaje introspectivo hacia aquellos pensamientos que escapan de lo moralmente correcto y lo que entendemos como normal para ayudarnos a comprender lo natural de la locura y el desorden que a veces inunda nuestra reflexión

Thela Hun Ginjeet: Un peculiar calor en la selva.

Acompañada de un abrupto final, Indiscipline nos empuja a la fuerza a la siguiente aventura: Thela Hun Ginjeet. Canción que por medio de un ritmo bailable y pegajoso nos presenta la frase “heat in the jungle” pero, a través de un anagrama.

Junto con las increíbles y ruidosas guitarras de Fripp y el rítmico bajo de Levin los arreglos en batería de Bruford generan un perfecto colchón de sonido para que Belew y compañía nos entreguen un memorable y peculiar coro que se entremezcla con un melódico solo de un característico sonido new wave.

En la canción también se incluyen grabaciones hechas por Belew con una grabadora de casete en las cuales registró conversaciones que tuvo con una pandilla y con la policía mientras caminaba por la calle en busca de inspiración.

El arrullo de un cielo protector

Llegado este punto la aventura nos lleva a recorrer paisajes mucho más tranquilos y llenos de reflexión, estamos en presencia de The Sheltering Sky.

En esta instrumental, los bajos y las percusiones arrullan y se dejan fusionar por el maravilloso sonido que Fripp nos presenta en guitarra. Junto a arreglos ambientales de teclado y a la sutil guitarra de Belew los solos de Robert Fripp nos van cobijando en una especie de sueño surrealista que nos lleva de la mano a través de este cielo protector.

Luego del calmo sonido de The Sheltering SkyKing Crimson nos toma de la mano para hacernos pasar sigilosa y cuidadosamente a través de la última para de este camino.

Discipline: El final del camino

Como todo viaje debe tener una parada final, esta peculiar travesía musical llega a su estación definitiva con la canción que le da el nombre al trabajo.

Discipline comienza como un psicodélico camino en el que podemos reconocer varios sonidos que ya se nos habían presentado en las canciones anteriores pero que van fusionándose con matices más agudos e innovadores.

Es una repetición constante en las percusiones y el sonido de las guitarras lo que nos hace caer en una hipnosis sonora. Sin embargo, este in crescendo nos va trasladando poco a poco hacia un sonido cada vez más potente y duro.

De a poco podemos percatarnos de que los arreglos en la batería de Bruford comienzan a ser más marcados y energéticos con cada segundo que transcurre.

Hasta que de pronto las guitarras se elevan para quedar absolutamente solas, dándonos una cordial despedida y dejando sólo al silencio como testigo de aquel introspectivo y esquizoide viaje que ahora pasó a ser sólo un recuerdo.

El legado de una obra maestra

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Muchos han sido los análisis y reviews que se han hecho de este histórico disco del rey carmesí a lo largo de la historia, muchas han sido las personas que se han enamorado de este trabajo y siguen llevándolo en el corazón desde hace décadas.

Sin ninguna duda Discipline es un álbum que junto a su vanguardia y a su sonido rupturista logró fusionar varios elementos de la música que en aquel momento era impensado juntar. Es algo así como una declaración de la visión musical tan particular que tiene Robert Fripp y de cómo concibe la composición del arte como tal.

Una obra que seguirá siendo un pilar fundamental tanto para el progresivo como para las posibilidades que se pueden dar en estilos como el new wave, el synth-pop e incluso la música electrónica.

A más de 35 años de su debut no me queda más que agradecer a King Crimson por un trabajo que quedará en la historia y que indudablemente marcó un antes y un después en la forma de concebir y componer la música. Llevándola así más allá de sólo una expresión de arte para entenderla más como una disciplina.

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Por Alonso Benavente

Nacion Rock

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